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Mostrando entradas de 2018

Sí puedes hacerte responsable de lo que deseas.

Como ya adelanté el otro día, en mi entrada sobre lo beneficioso que puede ser el estoicismo hoy en día , otra cosa que considero importante para alcanzar lo que yo considero felicidad, además de saber qué cosas dependen de mí y cuáles no, es la educación del deseo. Puede parecer una tontería, pero no lo es en absoluto. Hobbes sostenía que la felicidad del hombre consistía en la satisfacción continua de deseos y que el reposo (lo que yo llamaba ataraxia en la entrada anterior) no era felicidad en absoluto. "...la felicidad en esta vida no consiste en el reposo de una mente completamente satisfecha. No existe tal cosa como ese  finis ultimus , o ese  súmmum bonum  de que nos habla en los viejos libros de filosofía moral. Un hombre cuyos deseos han sido colmados y cuyos sentidos e imaginación han quedado estáticos, no puede vivir. La felicidad es un continuo progreso en el deseo; un continuo pasar de un objeto a otro. Conseguir una cosa es sólo un medio para lograr la siguient

Cuatro cocacolas.

Hoy he tenido una cita a ciegas. Algo así. No era una cita romántica, pero hoy iba a conocer a una chica con la que me he escrito unos cuantos emails por culpa de este blog y de las cosas que cuento en él. Donde digo "por culpa de" quiero decir, evidentemente, "gracias a". La cosa es que en esta ocasión el encuentro era, si cabe, más especial. Ella y yo hemos coincidido muchas veces. Estudiamos en el mismo instituto, ella un curso por delante de mí, así que debimos de cruzarnos por los pasillos en incontables ocasiones. Además, frecuentábamos el mismo pub y hoy he descubierto que "su rincón" del pub está justo al lado de "mi rincón", así que, con toda probabilidad, hemos estado bebiendo cervezas una al lado de la otra. Y, sin embargo, nunca habíamos hablado, ni lo habríamos hecho, de no ser por este blog. Mola, ¿eh? Es una chavala simpatiquísima. Hemos estado hablando como si nos conociésemos de toda la vida y se han pasado las horas volando

Peli: Roma (2018)

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Recomendación: si queréis ver la película, no leáis la reseña, en serio. Yo me acerqué a ella sin saber nada y creo que es lo mejor que podía haber hecho.  Anoche vi Roma . Había acabado la segunda temporada de The Marvelous Mrs. Maisel, recomendable al máximo, y me sentía un tanto huérfana. Recordé que hacía unos días que esta película estaba en Netflix y me animé a verla. Había escuchado opiniones entusiastas de la misma en televisión, pero me acerqué a ella con desconfianza. Al fin y al cabo, el cine cultureta suele dejarme más fría que otra cosa. Sí, señores, soy así de simple. Y yo esperaba algo de cine cultureta, y utilizo el término despectivamente con toda la intención: me refiero a ese cine experimental en el que no se cuenta nada en absoluto y en el que lo que prima es la espectacularidad, el experimento. Puede ser atractivo para muchos, pero no lo es para mí. Mis peores expectativas parecían verse confirmadas con los créditos iniciales. Esas oleadas de agua con jab

No eres culpable de lo que te pasa.

Hoy he estado hablando del estoicismo con una amiga. El estoicismo siempre me ha parecido un pensamiento un tanto derrotista, mirado superficialmente, pero hablando con mi amiga he podido ver que hoy en día es una filosofía revolucionaria frente a la creencia de que todo lo que nos pasa es culpa nuestra, de que nuestro éxito en la vida, nuestra felicidad, todas esas palabras tan grandes, dependen de nosotros. Creo que ese pensamiento es dañino. La vida es algo parecido a una partida de póquer. No, no porque haya que ser buen mentiroso, que también, sino porque a) La gente que participa en la partida no llega en las mismas condiciones. Unos tienen más experiencia que otros. Otros, más dinero que aquellos unos. Algunos estarán solos ante el peligro si ganan o pierden mientras que otros tendrán red de seguridad. b) No elegimos las cartas que nos tocan. c) Los golpes de suerte existen. Sí, a veces ganas la partida con unas cartas de mierda. A veces. Muy raras veces. Todas estas s

Nombres.

Mi abuela materna siempre ha sido un poco peculiar. Ya de niña recuerdo tener esa sensación. Siempre ha estado como unos centímetros más allá o más acá de este mundo, no lo sé, y cuando toca hacer algo aquí le cuesta un poco ubicarse. Por ejemplo, cuando tenía que nombrar a alguno de sus nietos, repasaba indefectiblemente varios nombres de otros nietos, femeninos y masculinos, todos juntos y revueltos, hasta dar con el del nieto en cuestión. A mí eso siempre me ha hecho mucha gracia. Hasta hoy. Hoy en el cajón de los nombres de sus nietos no ha encontrado el mío. Qué estúpida y crucial importancia tienen algunas palabras.

Parte del paisaje.

Después de más de un año recorriendo el mismo camino, reconozco con ternura las escenas habituales. Cada mañana se cruzan en mi camino, entre otros, tres mujeres que salen a caminar, un señor mayor con sus tres perros y una muchacha que sale a correr. Una mañana, el señor mayor se me apareció jugando al pilla-pilla con uno de sus tres perros. Las señoras que salen a caminar me saludan con la cabeza. El otro día me sorprendí notando estas regularidades de manera consciente. "Son parte del paisaje", me dije. Y entonces caí en que algo más era también parte del paisaje de Córdoba, algo común a todas esas escenas, una regularidad para los ojos de sus protagonistas: yo. Sí, así es, ya soy parte del paisaje de Córdoba. No está nada mal, ¿eh?

¿Os gusta el material escolar? ¡Sorteo!

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Si te interesa comprar en www.materialescolar.es  puedes utilizar el siguiente código para conseguir un  5% de descuento en toda la web: DERETALES-5 ¡Hoooooola! Hace unos días, la web de material de papelería materialescolar.es  me escribió y me propuso realizar una colaboración. No sé por qué, si yo no soy una influencer. Pero supongo que sí habrán caído en que como estudiante, luego opositora y ahora profesora, debo de ser una loca de los bolígrafos , los cuadernos y los rotuladores de colores, entre otras cosas. Yo, tan contenta, la verdad. Escogí unas cuantas cosas de la web para probarlas y hablaros de ellas. Todas son material de escritura: tengo cuadernos para aburrir y, aunque en agendas tienen un buen surtido, no encontré cuadernos de esos bonitos que no empiezas nunca porque te da pena. Así que, lo dicho, todo cosas para escribir. Además, poco antes me había comprado los famosísimos subrayadores en tonos pastel, así que :P Os pongo las fotos, en las que ta

Libro: Estupor y temblores, de Amélie Nothomb

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¿De qué va el libro? Se trata de una novela con tintes autobiográficos, en los que Amélie relata anécdotas en su trabajo en una empresa japonesa. Su contrato, de un año de duración, le da para saber qué son las luchas de poder, el desprecio, las zancadillas, el racismo... Y para escribir un libro, claro. Hablando del libro... Cogí a Amélie Nothomb en un momento de crisis lectora. Últimamente ando muy así, que no sé qué hacer, en general. Me cuesta la misma vida "desear" algo, y también me ocurre con las lecturas. Así que me decanto por nombres o títulos que he escuchado muchas veces y espero que la fama sea merecida. Eso fue lo que me pasó con esta obra. He leído grandes elogios hacia la autora y, especialmente, hacia esta obra. Así que la empecé. Me enganchó al instante el estilo ligero, natural, que tiene Nothomb de contar historias pero, sobre todo, me conquistó ese punto de humor ácido, sarcástico, que constituye el verdadero hilo conductor de la historia. La

He vuelto a pintarme los labios.

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El primer paso es darse cuenta de que algo va mal, asumirlo, pero asumirlo de verdad. Yo ya sabía que algo iba mal, pero no quería admitir que fuese TAN mal. Escribirlo aquí, aquel miércoles por la tarde, fue reconocer que necesitaba ayuda. De otros y de mí misma. Desde ese momento empecé el camino para volver a sentirme bien. El viernes siguiente -el jueves todavía estaba demasiado tocada- volví a pintarme los labios y, desde ese día, lo he hecho varias veces. Antes de ir al médico, antes de saber nada, me he forzado a ponerme delante del espejo, escoger un color bonito y colorearme la sonrisa. Porque me lo merezco, y ya está (1) . La verdad es que tenía miedo. Pasé la semana asustada y un poco desorientada. Cuando asumes que estás mal pero aún no sabes qué hacer es todo un poco confuso. Es normal preguntarse qué va a pasar, pero cuando tienes ansiedad directamente te das la respuesta: todo va a ir mal. Y juegas con las múltiples posibilidades de que todo vaya fatal. Es buenís

Libro: La historia del amor, de Nicole Krauss.

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Llegué a esta lectura gracias a Ro . Pregunté en Twitter por una historia de amor apasionada y emocionante, y me remitió a esta novela. Debo decir que, una vez  más, mi querida Rosana no decepciona con sus recomendaciones. Lamento decir que hace ya algún tiempo que acabé este libro así que habrá muchas cosas que me bailen, habré perdido muchos detalles. Últimamente no soy del todo yo misma, y las cosas bonitas me resbalan y se me pierden. Pero que la vaguedad de mi entrada no os lleve a error: el libro merece mucho la pena. ¿De qué va el libro? El libro gira alrededor de una novela, La historia del amor (sí, es todo muy metarreferencial). Alma intenta que su madre vuelva a enamorarse y, en el camino, acaba metida en una investigación para encontrar a la mujer a la que debe su nombre. Leo Gursky, un inmigrante Polaco, entre tanto, continúa con su vida, intentando hacerse notar, arrastrando por ella sus secretos. ¿Puede haber algún nexo entre ambos? Hablando del libro... El

#VersosAlPaso: ¡Estoy en Madrid!

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A estas alturas ya lo sabréis todos, porque he dado una turra tremenda, pero un fragmento de un poema mío (recogido en Qurtuba) está en un paso de peatones de Madrid. Por si alguien quiere visitarlo y mandarme más fotos, o yo qué sé, podéis encontrar su ubicación haciendo clic aquí.  Y ya está, eso es todo en este post. Todavía no encuentro las palabras para hablar de lo que siento al respecto. Solo sé que es MUY BUENO. :)

Hace tiempo que no me pinto los labios.

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Esa ha sido la primera señal. Hace tiempo, semanas, muchas, que no me pinto los labios. Hoy he caído en la cuenta. Ese gesto simple me encantaba. El solo hecho de ver mi boca coloreada frente al espejo me levantaba el ánimo. Pero últimamente -o no tan últimamente- no le veo sentido, y mis lápices de labios, quizá desconcertados, padecen su abandono por los cajones. La otra señal ha sido que hoy, durante mi paseo hacia el trabajo, al llegar al Puente Romano, no me he sentido mejor. Hace unos cuantos días escribí un tuit que decía algo así como que no sabía qué pasaría el día que Córdoba no me calmase los dolores. Y hoy no ha funcionado. Ni el paseo, ni Córdoba, ni el viento frío, ni todos mis intentos por apaciguar el torbellino de pensamientos y emociones que me bullían en la cabeza, por disipar los augurios, por levantarme la losa del pecho. Así que lo he hecho. Ya casi llegando al trabajo, he sacado el móvil y he pedido cita para mi médico de cabecera. El miércoles que vien

Hoy me han dado un abrazo.

Me abrazan menos de lo que necesito y, definitivamente, menos de lo que me gustaría. Pero hoy me han dado un abrazo de esos inesperados que me ha sabido a gloria. Hoy tenía clase con un 1º de ESO. En mis clases intento hablar de temas que los niños no abordan normalmente y que creo que son importantes, siempre adaptándome a su nivel, claro. Esto favorece que ellos, a veces, hagan preguntas, pidan consejo, etc. Generalmente de manera impersonal, delante del grupo. Generalmente, no siempre. A veces me piden hablar en privado, suele ser cuando perciben que su problema es realmente importante. Hoy me ha ocurrido. Una niña me ha pedido hablar conmigo. Pensaba que no estaba relacionado con algo personal, ya que este año casi todo lo que ocurre en el centro acaba pasando por mis manos. Pero no, no era algo del centro. Ha esperado a que todo el mundo haya salido de la clase y me ha preguntado su duda. La he escuchado con atención y luego le he dicho: "¿Lo que quieres es un consejo?&qu

La crisis de los 30

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¿Os habéis preguntado alguna vez por qué todas las crisis parecen rondar los cambios de decena? ¿Tanta fuerza tienen las cifras? Parece ser que sí. Yo misma me pregunto a veces si esto que me pasa tendrá que ver con la dichosa crisis de los 30. A veces me digo que sí. Otras que no. Lo cierto es que no importa demasiado la etiqueta, pero algo me pasa, algo me viene pasando desde hace un par de años.  Y ese algo no es del todo malo. Hoy, mientras caminaba, me he dado cuenta de que quizá por primera vez en mi vida tengo una relación sana y normal. Podría excluir de ese saco, quizá, mi primera relación, mi primer amor: una relación de casi un año con un chico de mi misma edad, circunstancia que no se ha vuelto a dar nunca en mi vida. El resto de relaciones, o bien estuvieron sustentadas en cosas poco deseables (inseguridades, dependencia, necesidad de validación...), o bien fueron huidas hacia delante, cosas que no deseaba realmente, pero que tomé por circunstancias diversas, en oca

Dadora de vida.

Yooooo soy rebelde porque el NaNo me ha hecho así.... :P Estamos en noviembre, lo cual significa que estamos en el mes del #NaNoWriMo: 50.000 palabras en 30 días. Yo ya me he resignado y he asumido que eso, hoy por hoy, es imposible para mí. Pero este año me he propuesto un objetivo más modesto: escribir, al menos, un poema al día durante todo noviembre. De momento lo voy consiguiendo, así que para muestra, vengo a dejaros aquí una de las cosillas que me han salido. Si lo cumplo, cuando acabe puede que lo monte en un ePub y lo deje para descarga gratuita, como he hecho otras veces. :) Allá va. Dadora de vida. Este sacrificio brota de mi cuerpo: no ser lo prometido, faltar, por vez primera, a una cita, pedirte que me esperes y llegar tarde. Y, mes a mes, la sangre anuncia la aurora de una nueva ausencia, de lo que me prometí no ser. Sangro, guiñando un ojo a la muerte. Cuando llegue el momento, ya rendida, a deshora, recordaré esta decisión forzosa, esta

Retales musicales: Rocío Márquez.

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Hoy tenía ganas de actualizar y no sabía qué escribir. Llevo toda la tarde escuchando a Rocío Márquez, y justo pensaba en cuánto bien me hace su música, incluso los domingos. Entonces he caído en la cuenta de que no os he hablado mucho de ella y de que no os he hablado específicamente de su música. Así que voy a ponerle remedio. Hace mucho tiempo que no hago uno de estos posts, que no me pega tan fuerte con ningún artista como para escribir sobre él. Y es injusto, porque llevo con Rocío Márquez a piñón desde finales del curso pasado de manera recurrente. Allá vamos. Rocío Márquez es una cantaora onubense que, a mi poco entender, es una maravilla para los sentidos. A mí me gusta el flamenco, pero me ocurre, como con otras muchas cosas, que no tengo ni puñetera idea de flamenco. Desde hace años escucho a Camarón con intensidad, me pierdo en La leyenda del tiempo poniéndola en bucle, casi hasta entrar en trance. Me gusta el flamenco por lo que me hace sentir, por los lugares a los

Bip.

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-Hoy te eché de menos ferozmente. Me tumbé en el sofá. No pretendía dormir, solo coger fuerzas para seguir con mi vida. Entonces me asaltó la ausencia de tu mano entre mis rizos, de tu voz acariciándome, la ausencia de ti. Tu ausencia. Qué cosa más extraña. Habría dado cinco años de mi vida por tenerte a mi lado en ese momento, ¿sabes? Por charlar contigo como solíamos hacer, sin pretender llegar a ninguna conclusión, solo por escucharnos. Incluso habría accedido a escuchar todas esas canciones que te empeñabas en recomendarme mientras yo te ignoraba sistemáticamente, rendida tan solo al sonido de tus palabras, ajena a su significado. Hoy las habría escuchado. Todas. Varias veces. Si tú me lo hubieses pedido. Pero lo peor de todo es que probablemente nunca volvamos a vernos. Y aunque volvamos a coincidir, tu mano no volverá a estar en mis rizos. Nunca. Nunca. Qué palabra más extraña para dos personas que siguen vivas. Y aún así... Cuando por fin he conseguido sacudirme la angusti

Autocensura

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La de cosas que no digo aunque mi silencio grita y agoniza por las grietas                      -si me pones al trasluz                       puedes verlas- de tanto callar, de tanto entornar siempre las puertas para que nada se escape. La de cosas que no digo... Si mi corazón supiera hablar con voz al ta y clara, firme, declarar, por fin, su nombre, sus señas y su trabajo... Si supiera, quizá, entonces... La de cosas que no digo por no traicionarme, y lo hago.

El enésimo intento.

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Hace unos días me encontré este comentario de Santi. Os lo adjunto, con la correspondiente respuesta. Poeta realizada y publicada. Suena grandioso, pero lejano. Tan lejano que no me interesa. En los últimos tiempos he llegado a ver de manera clara cómo funcionan las cosas -no siempre, pero sí en la mayoría de los casos- y no quiero intentarlo más. Hoy se quemó mi último cartucho, aquí, con este enésimo intento, pongo el punto y final a los concursos, al envío de manuscritos, al ponerme en venta. No, yo me regalo. Siempre lo he hecho. Y ni siendo así me han querido demasiado. ¿Quién iba a apostar más? Se me están agotando las razones para el 24/7, para subastarme siempre sin precio de salida. He perdido juventud, pero gané memoria y rabia. He ganado salud a costa de despedidas. Disculpen si no corro a secar lágrimas que no sean mías. Puede que no tenga corazón y que lo que late sea una bomba de relojería.

Libro: Palabra sobre palabra, de Ángel González.

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Ayer, después de  más de dos meses de DISFRUTAR de este poemario, lo acabé. Se me ha quedado un sentimiento de orfandad tremendo, así que, aunque no suelo reseñar la poesía que leo, en este caso voy a hacer una excepción para hablaros de él. Se trata de una antología bastante extensa, de unas 500 páginas, y cuyo precio ronda los 10 euros. Me decidí por esta antología en concreto porque, como apenas había leído nada de Ángel González (salvo el poema " Cumpleaños ", que encontré por casualidad y que se convirtió en uno de mis favoritos instantáneamente), pensé que la mejor opción sería coger una antología bastante extensa. El resultado: creo que es el poemario más amortizado que tengo. Por 10 euritos de nada he tenido incontables momentos de emocionarme, de sentirme entendida, de entenderme y de disfrutar de poemas maravillosos. Realmente empatizo mucho con Ángel González en su poesía. Toda ella tiene un halo un tanto triste o, quizá sería mas adecuado decir melancólico

La de la caja.

En mi pueblo, al banco todavía se le llama caja, aunque las cajas de ahorros no existan desde hace algún tiempo. Tras los recortes, fusiones, cierres, EREs y demás, en la caja se ha quedado trabajando solo una mujer joven. Ella es la mujer orquesta: directora, cajera y lo que surja. Pongamos que se llama Ana. Ana siempre te recibe con una sonrisa. Tiene una paciencia infinita para explicar a todo aquel que lo necesite qué es ese movimiento en su cuenta o por qué todavía no han ingresado la paga de la jubilación. Ana atiende clientes en persona, por teléfono y por email. Todo el mundo está muy contento con "la chica de la caja". Con Ana. (Yo también. Me da pena cerrar mi cuenta en "la caja" por gente como ella). Pero además Ana quiere ayudar. Resulta que mi madre y yo tenemos que hacer intercambios de documentos. Yo estoy haciéndole unos trámites desde aquí y tengo que hacerle llegar copia de las cosas. Si no fuese por Ana, tendría que imprimirlas yo y mandarlas po

Libro: Lolita, de Vladimir Nabokov

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Lolita es otro de esos clásicos que aparecen en todas las listas de libros que leer antes de morir. En mi opinión, merece el puesto. He invertido unas cuantas semanas -madre mía, qué lentísimo leo- en acabarlo y voy a intentar hacer algo parecido a una reseña sobre el libro. Allá voy. ¿De qué va el libro? El libro es la narración de Humbert Humbert (nombre ficticio), un pederasta que nos cuenta la historia de cómo (y pretende explicar el por qué, también) se obsesionó con una muchacha de doce años, Dolores Haze, hasta raptarla y escapar con ella y cómo acabó esa historia. Hablando del libro... En ocasiones, cuando hablaba de este libro con otras personas, me lo han presentado como una historia de amor. Si a alguno de vosotros os lo han presentado así, os han engañado o tienen una visión del amor que me da un poco de miedete. Lolita  no tiene ni un ápice de amor. Ninguno. En ninguna parte. Es un libro que habla de perversiones, obsesiones y abusos. Creo que no he detectado

Domingo laborable.

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Hoy tengo turno de tarde. No entro a la fábrica hasta las 3, pero me he puesto el despertador a las 9 para que me dé tiempo de prepararme unas cuantas cosas y, sobre todo, para ir a jugar el partido de la liguilla de fútbol en la que participo con mis amigos. Acabo de pararlo. Fuera, la calle todavía está en silencio. La luz entra, tenue, por la ventana, junto con un viento fresco. Ella se encoge y se arrebuja entre las sábanas. Me acerco a besarla para despedirme pero entonces se da la vuelta y me abraza. Abre sus enormes ojos, aún borrachos de sueño, y me mira. Guiña uno de ellos para enfocar. Me sonríe. Qué hermosa es, por todos los santos... Vuelvo a besarla. Y otra vez. Y otra. Me acaricia la cara a la vez que me atrapa con una de sus piernas. Como si hiciera falta. Caigo en la cuenta de que no hay otro lugar en el que prefiera estar, así que me entrego a su piel esperando reunir las fuerzas necesarias para levantarme a tiempo de prepararme para el trabajo. Ayer un amigo

Gatos callejeros.

Es muy tarde. En mi calle un gato maúlla lastimoso. Desde hace un rato alguien le bisbisea para llamarlo, pero el gato no parece calmarse. Mientras, yo escribo una carta a alguien que no conozco contándole una historia que no le importa clamando, ya veis, por justicia. Qué gilipollez. Escucho a Rocío Márquez muy bajito para no molestar a los vecinos, que tienen un bebé muy chiquito que no tiene demasiada consideración con sus horas de sueño. Me pregunto por el sentido de no sé muy bien qué. Y, poco a poco, voy sintiéndome pequeña e irrelevante. Lo único que saco en claro es que no es buena idea ponerse a escribir a estas horas.

Domingo.

El día parece una pausa. No. Quizá una caída acelerada hacia los quehaceres, el vértigo de estar suspendida sobre la rutina solo por los frágiles hilos del tiempo. Pero te quedas a dormir, y es como si el mundo nos diese permiso para ser felices un ratito más. Soñaremos con engañar al amanecer escondiendo la cabeza entre las sábanas.

A vueltas con el C1. Ahora sí.

Parece que hace eones que me saqué el dichoso B2 (aún sigue siendo la entrada más leída del blog) y eones, por tanto, que me propuse por primera vez sacarme el C1 (por libre). Si había conseguido sacarme el B2 hablando conmigo misma y corrigiendo mis propias redacciones (método poco ortodoxo, pero que funcionó) lo del C1 no tenía pinta de ser mucho más difícil (soy un poco ilusa, y me vengo arriba fácilmente, ¿vale? Lo malo es que me vengo abajo igual de fácilmente xD) Pero entonces las oposiciones se pusieron en medio (mis primeras, que las convocaron). Luego el trabajo. Luego las segundas oposiciones. Luego el trabajo. Luego la danza oriental (bueno, eso no se puso en medio, lo puse yo). Total, que por unas o por otras, el inglés ha quedado arrinconado por otras cosas. Peeeeeeeeeeeeero, ahora me entran las prisas. Dicen los que nos mandan que a partir de 2020, para optar a puestos bilingües, va a ser necesario tener el C1 acreditado. Y eso me interesa. No tanto porque me apetezc

Admirando y aprendiendo.

Como ya os dije, este año me han dado un carguito en el trabajo. Aún no entiendo muy bien por qué. Tampoco entiendo muy bien por qué acepté, con la ansiedad que me da a mí meterme en jaleos. Bueno, en parte sí sé por qué acepté: porque iba a trabajar con una mujer que me fascina en muchísimos sentidos. Y sabía que si ella estaba guardándome las espaldas ante un posible traspiés, todo iba a ir bien. Y, por supuesto, que iba a aprender una barbaridad. Y no me equivoqué. Estoy aprendiendo mucho de su tacto, de su sexto sentido, de su organización, de su manera de hacer y afrontar las cosas. Cada instante que comparto con ella en el despacho, crece más mi admiración. También porque la veo humana, con inseguridades, frustraciones, estrés, falta de tiempo, preocupación... Quizá ella también es un poco como yo -salvando la distancia y la experiencia- y no sabe que es mejor de lo que cree. Ella ha sido una de esas personas que me ha reconocido el trabajo y el esfuerzo. Lo recuerdo. Se paró

Perdida.

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Hoy he hecho un comentario sobre alguien: "Está perdido en la vida. Pero bueno, tampoco es que sea el único". Y me he partido en dos. Se ha notado un poco, pero no tanto como podría haberse notado. Ha sido una epifanía, ¿sabéis? Como verlo todo claro. O casi. En los últimos tiempos tengo unas rachas de tristeza bastante pronunciadas. No son incapacitantes -soy una persona perfectamente capaz de vivir con tristeza-, pero se me hacen un poco cuesta arriba. Y no entendía por qué me pasaba, y me sentía fatal porque, al fin y al cabo, ¿qué me falta? ¿Por qué me pongo triste? Me enfadaba mucho conmigo misma por no poder señalar razones de peso para esas tristezas tan grandes. Y ya está. Ya sé qué me falta. Me falta orientación. Y por eso me siento perdida. Hasta ahora tenía metas más o menos claras. Pero ya conseguí esas grandes metas. Ahora, por supuesto, tengo metas pequeñitas, propósitos más o menos cotidianos, pero no es lo mismo. Miro a mi alrededor y no sé hacia dónde se

Peli: No soy un hombre fácil. (2018)

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Podéis encontrarla en Netflix, en este enlace . Tener Netflix propio es una maravilla. Puedo ver todas las petardeces que se me antojen sin tener sentimiento de culpa. Porque a mí, las petardeces, lo que más.  Ayer, en mi búsqueda de películas petardas, me lancé contra este título que tenía desde hacía unos días en mi lista. El argumento es bastante sugerente: un machista recalcitrante se despierta en un mundo dominado por mujeres. Por lo menos da cierta curiosidad. Y no decepciona. Al menos yo me lo pasé bomba viendo la peli. Se trata de una comedia romántica, pero esa parte es, digamos, secundaria. Lo verdaderamente genial de esta peli es el experimento que supone. Hay un criterio que suelo compartir con mis alumnos para determinar si un anuncio es machista: pon al hombre en lugar de la mujer y si se ve ridículo, es machista. Pues esta película es una muestra de ese ejercicio llevado al límite y lo que se pone en cuestión no es una situación o un anuncio sino t

Otra vez, volver a empezar.

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Mañana empiezan las clases en los institutos. Los peques del colegio ya llevan una semanita en clase, y los maestros y profesores estamos ahí, dando y recibiendo guerra desde el 3 de septiembre, primer lunes de mes. Este año, ya sabéis, repito centro. Por eso el primer día de trabajo no estaba nerviosa. Ya conocía a casi todo el mundo, todo iba a ir bien. Maniobraba en terreno conocido (aunque siempre queda espacio para las sorpresas) y eso era tranquilizador. Pero lo de empezar las clases es otro rollo distinto. Aunque conozcas a algunos alumnos, incluso aunque conozcas a la mayoría, cada curso es un mundo. Y aquí estoy, temblando de nervios. No mucho, un poco. Pero temblando. Mañana empiezan las clases de mi 4º curso como profesora. Y no sé, quizá sí se hayan atenuado un poco los nervios -sobre todo los debidos a las inseguridades, quizá por eso de estar en terreno conocido- pero sé que esta noche me va a costar dormir y que este pellizquito en el estómago va a durarme unos días

Cumpleaños, de Ángel González.

Yo lo noto: cómo me voy volviendo menos cierto, confuso, disolviéndome en aire cotidiano, burdo jirón de mí, deshilachado y roto por los puños. Yo comprendo: he vivido un año más, y eso es muy duro. ¡Mover el corazón todos los días casi cien veces por minuto! Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho. Felicidades.

Libro: La casa de los espíritus, de Isabel Allende.

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Parece que últimamente la cosa va de clasicazos de esos que hay que leer antes de morir. La casa de los espíritus es, definitivamente, uno de esos. Es difícil encontrar alguna lista de ese tipo en la que no aparezca. ¿De qué va el libro? El libro cuenta la historia de la familia Del Valle-Trueba a lo largo de tres generaciones en las cuales se reflejan las transformaciones políticas, sociales, morales y sentimentales de un país. Hablando del libro... Me lancé a leer La casa de los espíritus con un poco de prevención.  Cuando leo en la sinopsis de un libro que va de generaciones familiares y bla-bla me acuerdo de Cien años de soledad y me entra el tembleque. Para mí, Cien años de soledad fue una pequeña -o gran- decepción y no me gustaría volver a experimentar algo así con un libro, aunque inevitablemente me pasará algún día. Sin embargo, no ha sido este el caso con la novela de Isabel Allende. Mi experiencia de lectura ha sido muy distinta -mucho más placentera en este