Entradas

Mostrando entradas de junio, 2018

Fin de curso.

Ayer acabé el curso. Aquí, en Andalucía, hemos tenido clases hasta el lunes 25. Ayer vinieron los niños a por sus notas y en mi centro, además, se hizo un acto de graduación para los alumnos de 4º de ESO. Total, que aunque hoy estoy aquí, esperando a posibles alumnos para reclamaciones (que espero que no lleguen), tengo sensación de fin de curso. Este curso tenía ganas de acabar pero, a diferencia del curso pasado, también tengo ganas de volver. Ayer algunos alumnos de 4º de ESO se despidieron de mí porque cambian de instituto. Otros me preguntaron si iba a volver en septiembre. Y yo, pues eso, les dije que no sabía. Siempre me ilusiona que lso niños quieran que me quede. Me hice unas cuantas fotos con ellos y disfruté todo lo posible de la mañana. Hago balance y este curso ha sido bueno. He podido trabajar, me he divertido, he conocido a algunos alumnos y alumnas fascinantes. También he tenido momentos malos y alguna sensación desagradable pero, cuando sonaba el despertador bien t

El arte de la espera.

Imagen
Pero me he acostumbrado a aguardarte en silencio, deseándote, deseándote nomás. Jaime Sabines. Los jazmines encendidos en la noche, el rocío al alba y el calor de mediodía gritan tu nombre en sus idiomas. Mas yo no. Mi cuerpo encendido, el rocío de mi sexo y el calor de mi pecho tararean en tu ausencia otra melodía, un canto distante, para tu oído, extraño. Y lamo mis labios, y curvo mi boca, y conduzco hasta mis gemidos sobre una historia prestada. Pero ahí sigue tu ausencia. Voy a dormirme. Quizá así consiga dejar de soñarte.

Oposiciones Secundaria 2018

Hoy hay un montón de gente de oposiciones. Muchos de ellos ya han acabado su examen escrito, salvo los andaluces. En Andalucía hoy ha sido el acto de presentación y mañana es el examen escrito. Estas están siendo unas oposiciones especiales para mí porque son las primeras que veo desde fuera de la barrera, las primeras que vivo teniendo ya mi plaza. Está siendo otra época en la que doy gracias por todo el esfuerzo, el trabajo y el sacrificio, porque me he quitado de encima un problemón. Cuando veo a mis compañeros muertos de nervios, pasándolo mal, habiendo vivido la incertidumbre a la que los someten las administraciones educativas (facilidades cero, como siempre) y con la presión de estar jugándose mucho siento un alivio brutal porque no tengo que volver a pasar por eso.  Las oposiciones son un calvario. Hay quien lo lleva peor y quien lo lleva mejor, pero es un proceso duro, siempre. Y habérselo quitado de encima es maravilloso, la verdad. Yo fui afortunada, solo pasé por ese

No lo quiero.

He estado estudiando los entresijos del vacío, acostumbrándome a sus aristas, a sus huecos, tal y como me ordenaste, por mi bien, decías. He estado practicando el silencio, callando y haciendo callar, ignorando y siendo ignorada. Me he hecho translúcida de ausencia, de necesidad, de hambre, de ganas. Dices que todo puede aprenderse, que el látigo de la costumbre puede domesticar las desbocadas pasiones, los deseos, mis cabellos. Pero yo sé más, y sé mejor. Me lo he aprendido de memoria y no lo quiero.

Tan rota.

Anoche fui a un concierto. Llevaba dos semanas o tres deseándolo, desde que supe que Rocío Márquez actuaba en La Noche Blanca del Flamenco y, además, en mi escenario favorito: el Patio de los Naranjos de la Mezquita. Para acabar de poner la guinda al pastel, además, era a una hora asequible, no a las 5 de la madrugada. Así que esperé la llegada del día con un montón de ilusión. Ayer me arreglé, me apetecía. Me maquillé e incluso me pinté las uñas. Estaba contenta, tenía muchas ganas de concierto. Incluso decidí salir antes de tiempo para llegar con suficiente antelación. Llegué casi una hora antes de que comenzase, pero no fue suficiente: todas las sillas estaban cogidas  o reservadas, pero no me importó: "No pasa nada, no me importa no verlo, lo que quiero es escucharla". Y acabé sentada en el suelo del Patio de los Naranjos, esperando que comenzase el concierto. Todo bien salvo por un detalle. Yo tengo una historia previa de agorafobia. Durante unos cuantos meses sentí

Veneno

No me des nada si no es veneno. EUKZ Probaría el veneno de tu boca y lo haría sabiendo que es veneno, sin dejarme engañar por su dulzura, por su tibieza o por su brillo. Lo bebería con gusto en esta noche última, en estas horas que nos restan, en la vigilia de las últimas promesas para no llegar viva a su sepelio. Tomaría el veneno de tu boca, ya ves, por esquivar la despedida.

Lucidez

A veces tengo momentos de lucidez en medio de la vorágine y contemplo mi fortuna como si fuese la de otro. Me veo dichosa, cual si nada me faltase, como si mis deseos fuesen más fruto de la inercia que de la necesidad vital. ¿Qué más podría querer? Tiene todo lo importante. No le queda más remedio que ser feliz. Seguro. Introduzco, después, un pie en mi cuerpo y doy gracias a todas las entidades que se me ocurren (incluyéndome a mí misma) hasta por las piedras del camino. Se me pasa rápido, pero al menos sé que no es un problema de ingratitud, sino de vista. Voy a necesitar otras gafas para eso.

Sin hacer ruido.

Imagen
Hace un ratito que he terminado de ver "Las Horas". Ya la había visto, hace tiempo, pero no la recordaba con detalle. Y llevo un rato pensando en la posibilidad de irse. Como Virginia Woolf. Como Laura Brown. Sea como sea. Para irse hay que ser valiente. Los hay que hablan de la huída y del suicidio como la salida fácil. Si fuese fácil habría muchas más casas medio vacías y muchas más tumbas llenas. No es fácil porque va contra la inercia. Porque lo sencillo es dejarse llevar. Hacer lo que se espera de uno. Aguantar. La inercia es vivir, y vivir como se espera de nosotros. Todo lo que no sea eso requiere un esfuerzo ímprobo. Deberíamos poder decidir cuándo nos vamos. No importa si hemos elegido llegar o no. Deberíamos poder decidir cuándo y cómo nos marchamos. Y el cuándo puede, pero el cómo... A mí me gustaría marcharme sin hacer ruido. A veces creo que me gustaría que me olvidasen, sin más. Que, cuando decida irme, nadie recuerde que estuve allí. Si hice a alguien fe

Flores raras.

Imagen
Hace un par de meses me regalaron una orquídea. Estaba preciosa. Dos varas llenitas de flores. No sabéis lo que lloré de pena, sabiendo que le esperaba un futuro negro: no tengo mano para las plantas (ni para ninguna cosa viva, dicho sea de paso). Se me ha hecho notar esa tendencia que tengo a llorar el duelo antes de la muerte. Lo sé. Pero a veces no puedo evitarlo. Tengo un poco complejo de Casandr a. Hace un par de semanas las flores de una de las varas se empezaron a caer y, poco a poco, se perdieron todas y la vara se secó. El viernes pedí abono para orquídeas, para "premiar" la vara que seguía florida y lozana... Y el sábado empezó a perder las flores. Me da pena mi orquídea, la verdad. Siento que haya caído en mis manos. Aunque ese es, en mi experiencia, el destino de las flores raras: tenerlo todo en contra. Y, a veces, contra todo pronóstico, sobrevivir. Aunque sea sin flores. Puede, incluso, que para volver a florecer. Yo qué sé. No me entiendo a mí, voy a

Aficionarse

"pero mi pasos aprendieron el camino de tu casa". Ángeles Mora. Con terapia de silencios me he aficionado a tu nombre, al cine, sobre todo a aquel de mi autoría, a esperar tus llamadas y a tu ausencia. No me das mucho de ti, apenas migas, pero mis pasos han aprendido el camino a tus palabras.

Física

La gravedad no satisface mis ganas ni da esperanza.                             Todo es declive: de las vigas, de los pechos, del cabello. He decidido abordar el mundo desde una perspectiva más clásica y considero importante que sepas que, según la teoría de los lugares naturales, sobre mi cuerpo faltas tú.

Errante.

El título iba a ser otro, pero pongo este como excusa para que escuchéis esta canción de Los Niños Mutantes que me representa al 200% Tengo "en uso" dos cuadernos para poemas. Uno, lo tengo en casa. Fue un regalo y es precioso, pero se destartala con mirarlo. El otro es un cuaderno normal y corriente, con tapas de plástico, que llevo en el bolso, por si me asalta la inspiración fuera.  Lo cierto es que es el de casa el que tiene más uso. Suelo escribir en la cama, antes de dormir. El otro está un poco olvidado. A veces, cuando salgo a pasear, sin más, me detengo y escribo. También lo uso cuando voy de viaje. Hacía tiempo que no lo hacía, así que el otro día, cuando me lo encontré en el bolso, me sorprendí al revisarlo. No me acordaba de muchos poemas. Creo que, en líneas generales, son mejores que los que escribo a diario.  Este es el último que escribí, hace ya bastantes semanas. Nunca he tenido nada mas que este corazón que en ningún sitio s

Soy.

Soy una persona normal, del montón. Simpática, agradable en el trato cotidiano. Un poco cargante en las distancias cortas. Ni más ni menos interesante que la media de personas que me rodean. No me siento especial. No soy especial. Creo que ya superé el complejo de "copo de nieve" hace algo de tiempo. Hay algunas cualidades que sí destacan de mí, que me diferencian. Como a todo el mundo, por otra parte. Las personas del montón, la media, también somos diferentes entre nosotras. En mi caso lo que me diferencia, y lo he descubierto no hace mucho, es que sigo siendo inocente o, más bien, ingenua, y un tanto inmadura. No estoy revestida de la sofisticación que me gustaría tener como treintañera, licenciada universitaria, amante del arte y demás milongas. En esencia no dejo de ser una adolescente con la cabeza llena de pájaros. Soy embarazosamente espontánea, digo tacos, pienso demasiado en sexo y en cosas etéreas. Y tengo demasiada necesidad de que me quieran. Y, a pesar de to

He estado pensando

He estado pensando en el ocaso. En el silencio. En la diferencia entre la rendición y la derrota. En tu voz, deslizándose entre mis dedos, anidando en las costuras, ocupando los rincones. He estado pensando y la soledad es la misma, vecina, familiar, insomne, sorda, punzante. Es la misma, clara, distinta, diferente. La misma, pero más grande. Hay un agujero nuevo, otra gotera. Y entre gota y gota he estado pensando. Que yo me pare a pensar suele ser señal inequívoca de problemas.