Dad gracias que me dieron paciencia y no fuerza.
Cuando era pequeña solía escuchar las frases «Señor, dame fuerzas» y «Señor, dame paciencia». Con el tiempo acabé fusionándolas y, en broma, solía decir: «Señor, dame paciencia, porque como me des fuerza lo escamocho ». Y, desgraciadamente, me dieron paciencia. No Dios: el patriarcado. Anteayer vi el monólogo de Pamela Palenciano titulado «no solo duelen los golpes» y me quedó claro que ese es uno de los obsequios que el sistema nos hace a las mujeres. Nos da paciencia y no fuerza, porque si nos diera fuerza no podría sostenerse. Hace unas semanas leí el libro The Power , de Naomi Alderman (en el enlace te dejo mi reseña).En él, las mujeres adquieren la capacidad de lanzar descargas eléctricas: encuentran fuerza y, como es de esperar, se les acaba la paciencia. A raíz de leerlo me ha dado por pensar qué haría yo si tuviese algo más de fuerza. En otro momento de mi vida, quizá, habría podido pensar que usaría bien mi poder, que sería equilibrada, moralmente buena. Que seguiría sien