Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2016

Hago balance...

Imagen
Finales de 2016. A lo mejor toca seguir con la costumbre y hacer balance. Este año va a ser un poco distinto. Sabéis que todos los años repaso un poco el post del año anterior y añado los papelitos de buenos momentos que he vivido durante ese año. Pues bien, este año prefiero no mira el post del año pasado. No recuerdo qué había, pero prefiero no mirarlo. Y no voy a poner -de momento- los buenos momentos de este 2016: no por nada, simplemente porque me he dejado mi tarro de buenos momentos en Córdoba. También he de decir que ese bote sería un testigo poco fiel de mis buenos momentos en los últimos cuatro o cinco meses, porque prácticamente no he metido nada dentro: estaba muy ocupada pasándomelo bien como para ir tomando notas.  Pero sí voy a recapitular, así, fiándome de mi memoria, unos cuantos buenos momentos. Porque tengo la convicción de que 2016, a pesar de ser par, ha sido un buen año. No perfecto, sé que eso no existe, pero sí un buen año en el que he aprendido muchísimo s

Reflejos.

Imagen
Hace unos meses me regalaron un espejo. Siempre me han puesto nerviosa, por eso en mi casa no había más espejos que el del cuarto de baño. Pero ese espejo era precioso, así que lo agradecí sinceramente y me lo llevé a casa.  Me costó encontrar un sitio en el que ponerlo o, más bien, me costó encontrar el valor necesario para colgarlo. Decidí ponerlo en el pasillo: un punto de paso en el que no solía detenerme y por el que pasaba sin mirar. Lo coloqué intentando evitar reflejarme en él y no volví a dedicarle siquiera un pensamiento hasta unos días más tarde.  Salía con prisa. Unos amigos me habían avisado de que estaban por el barrio y me preguntaron si me apetecía tomar algo con ellos. Cuando ya casi llegaba a la puerta me asaltó un extraño ataque de vanidad, así que decidí volver a comprobar que mi aspecto era aceptable. Y así fue como empezó todo. No quise caminar hasta el cuarto de baño y me miré, por primera vez, en aquel espejo. Me vi maravillosa, casi perfecta: el rizo,

Bailar sin música.

Imagen
A querer también se aprende. Os lo digo yo que, aunque siento que el amor me va a hacer estallar porque no puedo contenerlo, me siento tremendamente torpe. Y sí, a querer también se habitúa uno. Poco a poco, sin que nos demos cuenta, vamos aprendiendo a interpretar los gestos de esa persona, sus palabras, sus silencios... Señales imperceptibles para casi cualquiera pero que, para nosotros, están llenas de significado. "Le tiembla el labio, está triste". "Me mira mucho, necesita un abrazo". "Aparta la mirada, algo le preocupa". El siguiente paso es saber qué medicina requiere cada dolencia. Hay gente que, cuando está triste, solo necesita que le hagan compañía. Otras personas, en la misma circunstancia, prefieren que las saquen de casa y que les hagan olvidar. A otras les vale con una caricia o con que les cojas la mano. Sí, querer es todo un arte y requiere maestría. Y eso, claro, lleva tiempo.  Pero ese arte, cuando se ejercita durante mucho tiempo c

Libro: La Carne, de Rosa Montero.

Imagen
Lo mío con este libro fue amor a primera vista: en cuanto leí en Instagram un párrafo (culpa de Julia), me enamoré. Por si acaso no había tenido suficiente, Julia me pasó un fragmento más por privado en Twitter y decidí que tenía que comprármelo. Vamos, dicho y hecho: lo encargué la semana pasada, lo recogí el martes de esta semana y anoche lo acabé. Hacía tiempo que no leía con tanta ansia. Vamos a por la reseña. ¿De qué va el libro?  Soledad es una sexagenaria que contrata un gigoló para dar celos a un antiguo amante. La relación que iba a consistir, únicamente, en un intercambio comercial, se complica cuando se ven envueltos en un atraco. Pero bueno, en realidad todo esto no importa demasiado, y a continuación os cuento por qué.  Hablando del libro... A ver, no es que el hilo argumental dé igual, es que a mí me ha dado absolutamente igual. Podría haber sido una historia completamente diferente, me habría dado lo mismo. Se supone que la novela es un thriller, per

I

Imagen
Soy fan de eso que siento cuando me abrazas. Sí, del vello que se eriza en mi espalda cuando me aprietas contra tu pecho. Sí, de tu barbilla sobre mi cabeza. Sí, soy fan de eso que siento cuando me quieres de cerca.  Por eso te busco por los rincones: busco tu olor en las sábanas, tus notas en la nevera, el silencio que dejas. Y me sonrío en tu vacío, porque sé que estuviste. Y que volverás.  Me gusta llorar entre tus brazos, así en silencio y sin que te des cuenta 一o mientras haces como que no te das cuenta一, soltando la tristeza poco a poco, descargando los miedos sobre tu hombro. Y lo siento, pero me gusta sentir cómo te preocupas, cómo enredas los dedos en mis rizos y deseas, sin decir nada, saber qué hacer para arrancarme la pena de una vez por todas.  Sí, soy fan de ti, y de todo eso que haces para conseguir que me disuelva en aire, que me deshaga en suspiros. 

Actualización de estado: 3 meses y pico en Córdoba.

Hoy quería actualizar y, al parecer, la gente en Twitter ha votado por un podcast. Ha quedado un churro, pero bueno, ahí estoy yo, lastimosa y dominguera, contándoos cómo me va por estos lares sin demasiado orden ni concierto. En fin, espero que no sufráis demasiado escuchándome :P  ¡Mil besos!