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Mostrando entradas de julio, 2021

¿Por dónde empiezo?

 Creo que estoy teniendo una crisis de los treintaytantos bastante típica: pasé por la fase de «diossanto voy atrasadísima en la vida», desde hace unas cuantas semanas tengo el reloj biológico desatado y estoy asumiendo que estoy rotísima y que necesito un montón de ayuda. Tanta que no sé por dónde empezar.  Necesito ir a terapia porque tengo cosas que poner en su sitio. Lo que he pasado en mi vida no ha pasado no lo ha hecho sin dejar huellas y cicatrices. Y quiero arreglarlo, lidiar con ello, hacer las paces. Avanzar con un poco menos de peso en la mochila, no sé si me entiendes. Y hablando de peso, eso sería otra cosa a abordar. No solo mi peso, sino mi relación con la comida, mi « huella dietante », curarme la gordofobia y el autodesprecio que me han grabado a fuego, acabar de hacer las paces con mi cuerpo y honrarlo como se merece. Y ojalá el problema lo tuviera solo con el cuerpo: también estaría bien hacer las paces conmigo misma y dejar de machacarme en cuanto los ánimos se tam

La llamada de la Naturaleza.

 Siempre he pensado que los recién nacidos son feos. Si no todos, porque en todo hay excepciones, la mayoría. Luego mejoran, claro. En su defensa diré que nacer tampoco tiene que ser fácil, así que es normal que no tengan su mejor cara. Lo sé porque me veo la cara todos los días.  La cosa es que, de un tiempo a esta parte (un tiempo significativo a estas alturas), he empezado a ver guapísimos a los recién nacidos. Ya me he dado cuenta, ojo, esto no me pilla de nuevas, pero conservaba la esperanza de que se tratase de una casualidad: a lo mejor los últimos recién nacidos que he visto eran parte de ese cupo de excepciones que las reglas suelen tener. Pero se ve que no. Hoy un amigo hizo un comentario en el grupo de Telegram sobre nuestra última recién nacida, algo así como que ahora tenía mejor cara que en la primera foto que compartió el padre (recién nacida, pero recién nacida de verdad, todavía sin limpiar del todo siquiera) y yo solo he podido pensar: «Dios santo, pero si estaba prec