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Mostrando entradas de julio, 2018

Libro: Las edades de Lulú, de Almudena Grandes.

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Finalmente, decidí empezar este libro después de Pepita Jiménez. Lo mejor para los calores. Os cuento un poco. ¿De qué va el libro? El libro narra la historia de Lulú en relación con Pablo, un amigo de su hermano con el que ella tiene una experiencia sexual a los 15 años. Esta historia oscila entre la narración del pasado, a los 15 años, y la del presente, a los 30. Hablando del libro... Para que ya sepáis dónde os metéis: el libro me ha gustado mucho. Me ha parecido intenso y sugerente. La carga sexual puede que sea un poco fuerte para algunos lectores, pero a mí me ha encantado. Y el conflicto de Lulú no deja de ser muy interesante y digno de analizar. El personaje y su historia están perfectamente bien construidos, se nos presenta una historia de amor y pasión bastante creíble y, ojo, no por ello idealizada o prescribible. La narradora es Lulú. El libro da saltos delante y detrás en el tiempo. Habla de sus primeras experiencias con Pablo, de cómo se quedó "colgada

Peli: La librería (2017)

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Hace un par de días aproveché mis despreocupadas noches de verano (aprovechad los momentos de paz, que no suelen durar) para ver esta película de Isabel Coixet. De ella solo he visto -que yo sepa y recuerde- "La vida secreta de las palabras", que me gustó mucho. Pero, aunque no hubiese sido así, habría visto esta película. Va sobre una librería, ¿qué más razón necesitaba? Pues bien, siendo directa y breve: me encantó en todos los sentidos. Es una película en la que la escenografía y la fotografía son deliciosas. También es cierto que yo tengo cierta debilidad por las películas ambientadas a mitad del siglo XX (aproximadamente). La banda sonora me encanta. Las actuaciones son maravillosas (esos gestos de Emily Mortimer limpiando los libros para ordenarlos...). Hace un tratamiento delicadísimo de las emociones. Y tiene unas cuantas frases sobre libros y sobre la lectura que son una maravilla. La película no es un dramón ni nada por el estilo, pero yo acabé emocionada ha

Ni puta gracia tenéis

Sabéis que, por lo general, soy una persona poco polémica, pero debe de ser cosa del tiempo libre, que esta mañana me ha dado el arrebato y he decidido escribir un post (de mierda, como todos los que hago) sobre por qué no me hacen ni puta gracia los chistes sobre el tema del consentimiento sexual. Han sido chistes bastante recurrentes estos días pasados -ahora parecen haber remitido- y me han llegado de todas partes, no solo de machirulos irredentos, sino también de amigas y compañeras, hasta donde yo sé, bastante feministas. Muchas de las personas que he visto compartir esos chistes creo firmemente que saben bien que no es no. Algunas de ellas puede que, incluso, se hayan visto presionadas para mantener sexo o hacer cosas que no querían. No sé, no puedo especular. Y, sin embargo, nos reímos. Bueno, yo no. A mí no me hacen ni puta gracia, como ya he dicho. ¿Significa eso que quiero que se prohiba esos chistes por ofensivos o cosas así? Pues no, para nada. Simplemente a mí me toca

Libro: Pepita Jiménez, de Juan Valera.

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QUE VIVES EN CASA DE TU MADRE, JUAN VALERA xDDDDDDDDDD Ojú, qué feas son las portadas de Pepita Jiménez, hermanos. Si al final la más bonita es la de mi edición, de la colección Clásicos Españoles de El País, con sus dos abanicos chulísimos. Pero bueno, sirva para ilustrar la entrada.  Tengo esta colección en casa de mis padres desde que tengo 18 años. Me la hice en 2º de Bachillerato. De ella he leído varios libros y me han tentado muchos otros, pero Pepita Jiménez no había sido uno de ellos, vaya usted a saber por qué. Quizá porque el autor no me sonaba de nada :P Pero el otro día, paseando por Córdoba con Letraherido , reparé por primera vez en una placa situada en una vivienda que hace esquina con la calle Claudio Marcelo. En ella decía que ahí vivió Juan Valera. Letraherido se alegró mucho (todo le emociona, es más majo...) y me dijo: "Claro... Es que tú no has leído Pepita Jiménez, ¿verdad? Pues creo que te gustaría". Unos días después, Lileth m

Gorda

Gorda. Creo que tengo interiorizado que una de las peores cosas que una puede ser en esta vida es gorda.  Cuando lo pienso racionalmente sé que no es así, pero dentro, en las vísceras, esa es una convicción inamovible. De niña intentaron ponerme a dieta más veces de las que pusieron un libro en mis manos o me dijeron lo importante que era ser buena persona. Recuerdo las discusiones infinitas en casa sobre mi peso. Y luego, la adolescencia: el problema con la ropa, con los espejos, con las miradas, con los comentarios. Los comentarios malintencionados, pero también bienintencionados: "Si tú eres muy guapa de cara, con que adelgazases un poco..." Es horrible sentirte mal por lo que eres . No por lo que haces, sino por lo que eres. He podido comprobar que a la mayor parte de la gente no le importaba si comía sano o no, si hacía ejercicio o no, si mi salud era buena o no. Les importaba mi apariencia.  Así que, hiciese lo que hiciese, era la gorda, y eso se manifiesta en casi to

Libro: Madame Bovary, de Gustave Flaubert.

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Madame Bovary es uno de esos libros que ha estado en mi lista de pendientes tantos años que no puedo recordar con exactitud desde cuándo. Sé que en cuarto de carrera ya estaba. Lo estudié en una asignatura (sí, en Filosofía estudiamos de todo, es muy guay), pero acabamos leyendo La educación sentimental , también de Flaubert. No me gustó demasiado, y eso me llevó a posponer aún más la lectura de este clásico. Pero cuando me lo encontré en el libro electrónico mientras buscaba algo que leer en la playa supe que le había llegado el momento. ¿De qué va el libro? El libro narra la vida de Emma, hija de un granjero acomodado, desde que conoce a Charles Bovary, médico, con el que acaba casándose. Mi talento para las sinopsis es nulo, lo sé. Hablando del libro... (puede contener spoilers, aunque yo leí el libro sabiendo cómo acababa, pero vamos, que si no sabes ni quieres saber nada de la historia, no entres aquí xD) Puede que en esta "reseña" sea un poco veheme

Noches de verano.

No me gusta demasiado volver al pueblo, ya lo sabéis. Quienes tienen más contacto conmigo o me siguen en lugares con más inmediatez, como Twitter, sabe que es llegar al pueblo y empezar a ponerme mustia, a perder energía y a deprimirme. Cuando me preguntan para cuándo me volveré cerca de aquí definitivamente, a trabajar, respondo de manera inmediata y sin pensarlo que eso no entra en mis planes, y lo digo con tanta honestidad que la gente lo toma por mala educación o desapego. ¿Cómo puede alguien querer, voluntariamente, estar lejos de los suyos? No cabe en ninguna cabeza. Pero así es. Los días previos a volver al pueblo estoy de mal humor y no hago más que repetir que no quiero venir, que no quiero, no, no y no. Entonces, ¿por qué vengo? Pues porque el pueblo no deja de ser el lugar donde están algunos de mis seres queridos, entre ellos, la persona que más quiero del mundo mundial, que es mi padre. Solo por verle, por estar a su lado en silencio, merece la pena todo lo demás. Tamb

Aleluya

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Tú en mi vientre. Los juegos infantiles dejan paso, después, a los mordiscos. Yo en tu boca. Oleaje sereno agitado por tu lengua y tus pestañas. Todo se muda, pero este aleluya tiene por objeto nuestros cuerpos y el temblor que agita los pechos y hace olvidar a la muerte. Todo pasa. Tal vez se morirá este deseo o nuestros besos olvidarán el camino de los centros. Mas no importa. Hoy, tú, en mi vientre. Yo, en tu boca.

El Estado, la Iglesia, los pueblos y el futuro del laicismo.

Desde hace bastante tiempo estoy convencida de que nuestra sociedad necesita que el laicismo avance a nivel oficial (no entro, evidentemente, en las crerencias individuales). En una sociedad cada vez más plural a nivel cultural, que las religiones (particularmente una) tengan el poder y la influencia que tienen me parece un atraso. Me encantaría que las leyes no tuviesen en cuenta si van a herir la sensibilidad o los intereses de los altos cargos eclesiásticos, que la Iglesia no tuviese la última palabra (y a veces, la única) sobre monumentos y espacios de interés histórico, que no tuviese espacio dentro de los colegios públicos, que su adoctrinamiento no formase parte de los planes de estudios, que no se presionase a los padres para bautizar a sus hijos... En fin, un montón de cosas. Entiendo, también, que en un país como España esto es muy complicado. En buena parte, por lo timorato de nuestros gobiernos y por la fuerza de la costumbre, pero no solo por eso. Ayer tuve la convicció

#ProyectoMusicadas

¡Hola, amiguis! Ya estoy de retiro espiritual y se me ha ocurrido una manera de llenar mi tiempo de manera artísticamente productiva. Mientras venía en el coche cantando a grito pelao (real) se me ha ocurrido que, quizá, bueno, podría escribir una antología de relatos este verano. Últimamente escribo solo poesía, y oye, me encanta, pero yo qué sé, tampoco quiero abandonarme del todo a la poesía, porque también me gusta mucho escribir relatos cortos. Y con la música sonando se me ha ocurrido que, por qué no, esa antología podría consistir en relatos basados en canciones. Es algo que ya he hecho de vez en cuando y que me gusta bastante. Y pensando, pensando, ha sonado una canción (que va a abrir la antología) y ha saltado el fogonazo de la idea: ¿por qué no una antología con relatos basados en canciones pero donde las mujeres sean el centro? Y bueno, dicho y hecho. He llegado a casa con el entusiasmo por las nubes, lo he puesto en Twitter, he pedido ideas, y ya tengo mi hojita de exc

Tanda de minireseñas

¡Hola! Tengo unas cuantas lecturas pendientes de reseñar, pero para no atacarme escribiendo reseñas que tampoco dan mucho de sí, voy a optar por hacer una única reseña en la que explique, brevemente, qué me ha parecido cada uno de los libros que he leído últimamente. Hay libros de poesía y de narrativa, así que los organizaré según esos dos grupos. Narrativa. - La insólita pasión del vendedor de lencería , de Asako Hiruta. Estaba atascada con la lectura. Todavía tengo a medias Los detectives rebeldes, de Roberto Bolaño, mi lectura en curso en aquel momento, pero como sentía que no era el momento, cuando mi amiga Elena me recomendó este libro y me comentó de qué iba, me lancé a por él.  Se trata de una novela ligera. El argumento, al parecer, da poco de sí: una trabajadora de una empresa de publicidad sale a toda prisa de casa y, ya en la calle, se da cuenta de que ha olvidado el sujetador. Se mete en la primera tienda de lencería que encuentra y, tras la conmoción de

Soneto de desamor propio

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Maldita condena de cada estío, cuando el calor a la carne domina, cuando someten a nuestra piel fina al destape, a la angustia y al hastío. No falla: me deja el corazón frío el ver, alrededor de la piscina, lucir esa belleza venusina enfrentada con este cuerpo mío. Abrumada entre tal exuberancia, yo, ballena varada a ras del suelo, me duelo por cada protuberancia. Mas ya que en el pecado pongo celo, tal vez en tal empresa sea ganancia no tener cuerpo de ángel del cielo. *** Esta semana he estado leyendo, al borde de la piscina, el libro de sonetos de Sabina y me ha picado el gusanillo. PERO QUÉ JODIDAMENTE DIFÍCIL ES ESCRIBIR UN SONETO, OIGAN.  Queda ahí mi inspiración piscinera. Que no duela mucho.