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Mostrando entradas de febrero, 2014

Libro: Insurgente, de Veronica Roth

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Seguimos con la saga "Divergente". Hace unos días publiqué un post con la reseña de la primera entrega, titulada, precisamente, Divergente . Acto seguido empecé a leer Insurgente , el segundo libro de la saga. El tercero, Leal , se ha publicado recientemente en castellano. Lo pude deducir porque estaba en el escaparate de todas las librerías... :P ¿De qué va el libro? La facción de Erudición ha comenzado una guerra, aliándose con parte de la facción de Osadía y controlando por medio de las simulaciones a la otra parte, que ha acabado con buena parte de la facción de Abnegación. Solo los divergentes parecen ser resistentes a los intentos de Jeanine Matthews -la líder de Erudición- de controlar su voluntad, y eso es un problema que su naturaleza erudita tiene que resolver sí, o sí. Pero, ¿por qué empezó la guerra? ¿Simplemente porque Erudición quería hacerse con el poder? Parece ser que hay un secreto del que los abnegados eran guardianes y que iban a revelar, algo

Volver al cine: La ladrona de libros

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La semana pasada fui al cine. A un multisala, a un cine de estreno, de estos normales.  Hacía un par de años que no iba al cine de estreno -no cuento alguna que otra visita a un cine de reestreno, bastante económico. La última vez fuimos porque nos tocaron entradas en un sorteo para ver Los Vengadores (menuda suertaca, por cierto). Si pienso en la última vez que fui al cine pagando la entrada...¡uf! Ni lo recuerdo.  Es una pena, porque yo adoro el cine. Ver una película en casa, bien tapadito, con tu picoteo o tu chocolate caliente, tiene su aquel, no lo voy a negar. Pero también es estupendo verla en una sala de cine, con tus palomitas, en una pantalla gigante y oyendo el ruido del proyector de fondo. Bueno, esta vez lo de las palomitas no pudo ser. Tampoco lo del proyector -no fuimos al cine de siempre, por el horario-. Pero vamos, que me entendéis, seguro. ¿Y por qué no voy más al cine si tanto me gusta? Pues porque cuesta un cojón de mico. En Valencia, lo estuve miran

Intentarlo demasiado.

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Los que se supone que saben de esto -psicólogos, orientadores laborales, coaches varios- dicen que cuando uno se queda en paro, es fundamental mantener las rutinas. No remolonear en la cama, no quedarse en pijama, no cambiar los horarios de las comidas... Recomiendan madrugar, arreglarse y salir a la calle a buscarse las papas . A mí -y creo que a mucha gente- no hace falta que nos lo digan. Quedarnos en casa sin hacer nada es un camino directo a la locura. Hace poco me preguntaron que por qué madrugaba tanto, si estaba de vacaciones . Como lo leéis. Contesté que para no volverme loca tengo que levantarme cada mañana temprano y ponerme a estudiar en cuanto los quehaceres de la casa me lo permiten. Ése es el clavo ardiendo al que me aferro para no volverme tarumba. Creo que quien me lo preguntó no lo entendió. En parte lo comprendo: es una persona que nunca ha estado parada, si no ha sido por una enfermedad. Probablemente agradecería un tiempo sin hacer nada, solo descansar. Pero

El mar. La mar.

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Soy de secano, nacida entre llanuras ocres y viñedos. Y sin embargo el mar me hipnotiza, me calma, me emociona. Nunca le he encontrado la explicación. Además es una relación extraña: no me gusta ir a la playa en verano, no me gusta ir a pasar el día, no me gusta ir a bañarme. Solo a pasear, a ver el mar. Y, a ser posible, cuando la playa esté desierta. Puede que tenga que ver con la primera vez que vi el mar. De pequeña tenía problemas en las piernas y los pies, así que un señor médico les recomendó a mis padres que caminase descalza por la arena de la playa. Difícil, como os digo, por aquí. Si les hubiese recomendado que pisase uva...  Pero no, había que caminar por la playa, descalza. Así que un fin de semana, por mi cumpleaños, me llevaron a ver a mis tíos y primos a Valencia y, antes de venirnos para el pueblo, me llevaron a la playa del Saler.  Yo debía de tener unos 5 o 6 años y nunca había visto el mar. Así que mi primer encuentro con el mar fue un frío domingo de

Libro:Divergente, de Veronica Roth

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Hace tiempo que tenía ganas de leer esta saga, pero lo he ido dejando. Principalmente por una razón: quería poner distancia de Los Juegos del Hambre . Al tratarse de planteamientos parecidos, no quería que se contaminasen. Aunque ha sido imposible... Os dejo la última reseña que leí, la que me animó a coger el libro ya: la de Enei Viel .  ¿De qué va el libro? Nos encontramos en un futuro distópico, en el que la sociedad está dividida en cinco facciones: Abnegación, Osadía, Verdad, Erudición y Cordialidad. Cuando se cumplen 16 años, los jóvenes deben elegir entre seguir en su facción o abandonarla y, con ella, dejar atrás a su familia, amigos y modo de vida. Esta es la tesitura en la que se encuentra Beatrice Prior. Pero, ¿qué ocurre si no estás destinado a estar en una facción? ¿Qué ocurre si puedes elegir? Pues, ni más ni menos, que eso puede poner en peligro tu vida... Hablando del libro... Lo puse en Goodreads...Cuando leí los 6 o 7 primeros capítulos estab

Libro: La mujer que vivió un año en la cama, de Sue Townsend

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Vi una reseña de este libro en alguno de los blogs que leo normalmente, pero no consigo recordar cual (autora de la reseña, si pasas por aquí, ¡manifiéstate!). La cuestión es que me pareció un planteamiento un tanto absurdo, y precisamente por eso, interesante. No esperaba gran cosa, solo echarme unas risas -que es lo que promete el libro- y distraerme con algunas situaciones surrealistas, nada más. Vamos a la reseña. ¿De qué va el libro? El día que sus hijos, dos mellizos (chico y chica) superdotados, se marchan a la universidad de Leeds Eva decide, sin saber muy bien cómo ni por qué, meterse en la cama en pleno día. No está enferma, no se encuentra mal: simplemente quiere estar en la cama. Hasta ahí todo bien. El problema llega cuando Eva se da cuenta de que no quiere ni puede abandonar su lecho.  Hablando del libro... Como os decía, no esperaba más que echarme unas risas. Bien, empezando por ahí, pinchazo absoluto. Si estáis por Goodreads y habéis visto mis a

Inesperada

Hoy es San Valentín, y bueno, una servidora no deja de ser una romanticona. Pero yo ya hablo mucho, todos o casi todos los días. Así que hoy he decidido cederle el espacio a alguien para que os cuente una historia de amor. ¿Qué os parece? Espero -y estoy segura de que el artista invitado también- que os guste.  *** Ella apareció en su vida en el momento menos esperado.    Siempre había sido un negado para las relaciones. En realidad, le daban bastante miedo las mujeres. Le importaba demasiado lo que pudieran o no opinar de él. Y tras algún desengaño amoroso que le había costado demasiado caro, había perdido cualquier esperanza de llegar a relacionarse de manera verdaderamente profunda con ninguna mujer. No había ninguna esperanza en él. Lo había aceptado. Y entonces llegó ella. ¿Cómo fue? Inesperado y maravilloso. Mágico. Extraño. Divertido :D Internet se había convertido en su guarida, su “Fortaleza de la Soledad”, su “Galería de las Sombras”. Su perfil en ciert

Historias con punto y final.

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Me encantan las historias de amor. Las reales, he de matizar. Cuando leo en vuestros blogs las historias de amor que compartís me quedo embelesada. Aunque he de reconocer que tengo especial debilidad por las historias de las que una sale trasquilada, como la pitonisa aquella de Los Simpson. No porque acaben mal, sino porque acaban. No sé... a veces que una relación se acabe es una verdadera bendición, pero no deja de picar un poco, creo. Antes de que penséis mal, no es que me gusten esas historias porque quiera regodearme en miserias ajenas. No, no es eso, ni mucho menos. La razón es otra. Vale, que quizá soy un poco adicta al drama, pero la razón principal por la que las historias de desamor, las historias con punto y final, me llaman la atención es porque es difícil no aprender de ellas. Cada relación pasada, vista desde lejos, nos dice muchas cosas de cómo éramos, nos muestra que nos enseñó muchas lecciones valiosas y se nos hace evidente que nos sirvió de trampolín para llega

Masters of Sex

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¿Habéis visto ya esta serie? ¿No? ¿Pero no os dije que teníais que hacerle caso a Lía en todo lo que os recomendase? Haced el favor, que yo no lo dije por decir. En fin, Masters of Sex. Es que me da, de verdad que me da. Qué serie, amigxs. Qué maravilla. Qué personajes. Qué ambientación. Qué referencias. Qué todo. Empecé a verla para cubrir huecos en los días en que no tengo serie. Y la acabé ayer. Y sufro mucho, porque ahora tendré que esperar -supongo- hasta septiembre.  A ver...¿De qué va esto? Pues va de la investigación acerca del sexo. Es un tema que a mí me ha interesado siempre. Veeenga, dejad de reíros y me explico. Me ha interesado siempre el tema del sexo por la cantidad de tabúes y creencias infundadas que hay acerca del tema. ¿Y dónde nos sitúa esta serie? Pues en los inicios de la ruptura de esos tabúes. Y no veáis con lo que tendrían que batallar en la hipócrita sociedad americana de los 60 en la que nada se tocaba para que no se rompiese.  Ya dec

Fangirleando

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Estoy segura de que en algunos aspectos voy a ser una adolescente toda la vida. De hecho, creo que hoy por hoy soy, en algunos sentidos, más adolescente de lo que he sido nunca. En serio. Ayuda, claro, que estoy rodeada de unos cuantos adolescentes perpetuos. Para muestra, un botón, o dos. Queridxs...¿de qué creéis que hablan unas cuantas mujeres responsables y, aunque jóvenes, bastante maduras y con la cabeza bien amueblada? Pues, por supuesto, del hipotético divorcio entre Hermione y Ron Weasley. Y de cómo cada vez que nuestra cada-vez-menos-querida-y-más-odiada Jotaká abre la boca para hablar del mundo mágico sube la butterbeer . Y, por supuesto, de qué parejas nos gustaron en la saga, cuáles no, por qué, cómo tendría que haberlo hecho, etc. etc. Pero que no soy yo sola. Que Lía también estaba. Hasta escribió un post y todo. Pausa publicitaria: Jotaká, estate quieta ya, mujer. Pero luego tendríais que ver el fandomeo que me llevo con Jack. Es que no es ni medio n

Un mundo en el que aún se escriben cartas.

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Me pasa a menudo: amigos y conocidos me dicen que me ponga el whatsapp y cosas así. También me ocurre a menudo, cuando digo que estoy escribiendo una carta, o que voy a Correos a mandarla, que la gente se sorprende. Como si fuese algo de otro mundo. Como si yo fuese un bicho raro por no tener smartphone y seguir escribiendo a mano, mandando cartas.  No sé, a lo mejor es que soy una antigua , pero para mí no tiene punto de comparación un mensaje de whatsapp -o muchos- con una carta, aunque sea breve, una tarjeta o una postal. Desde luego, me hace sentir mucho más especial recibir una carta de lo que me lo haría sentir un whatsapp, estoy segura. Detrás de una carta hay muchas cosas: una persona piensa en ti, y se ha tomado la molestia de reservar un tanto de su tiempo para sentarse a escribirte, contarte cosas y preguntarte por tu vida. Dentro de este proceso encontramos infinidad de grados, desde la naturalidad desenfadada de una nota escrita en una hoja de libreta con un bolígraf

Libro: El manifiesto comunista, de Friedrich Engels y Karl Marx.

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De tanto en tanto, cuando las cosas van de culo en política, a mí me da por leer libros sobre el tema. El manifiesto comunista suele ser uno de los primeros que pienso en leer siempre. Quizá porque es corto, pero también porque es muy interesante. Hay que reconocer que sí, que es corto. En mi edición, 91 páginas, e incluye los prólogos de Marx y Engels a las diferentes ediciones del Manifiesto . Por cierto, creo que veréis libros de esta colección de tanto en tanto por aquí. La sacó el diario Público cuando todavía era un periódico de papel y me los compré TODOS. Estaba dedicada a pensadores que, de una manera u otra, han sido revolucionarios, críticos. Y, por ejemplo, Por qué no soy cristiano de Bertrand Russell me hace guiñitos cada vez que paso por delante de él, así que... Pero bueno, al lío. ¿De qué va el libro? Pues el Manifiesto Comunista fue encargado a Marx y Engels por una organización obrera clandestina, la Liga de los Comunistas, con vistas a la celebración

Libro: La ladrona de libros, de Markus Zusak

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Ya os dije antes de empezar a leerlo que este libro tenía muchos ingredientes para gustarme. Historias de nazis, una protagonista adolescente y libros dentro de un libro. Y eso era solo lo que yo sabía. Prometía mucho, y no me ha decepcionado -aunque me llevé un pequeño susto, eso es cierto. Vamos a por la ficha. ¿De qué va el libro? Liesel Meminger es una niña que, a pesar de su corta edad, ya cuenta con sus propios fantasmas. Estamos en la Alemania nazi, y Liesel se muda a vivir con unos padres de acogida. Cuando eso ocurre, ya había robado su primer libro, y eso que no sabía leer. Sería solo el primero de unos cuantos. Aunque no todos los roba: también los recibe, regalados. Y alrededor de esas historias, chicos con pelo de plumas, amigos que piden besos, el sonido de las sirenas antes de los bombardeos, y, como no, la muerte.  Hablando del libro... Ains. Anoche lo acabé entre lágrimas e hipidos. La lectura de La ladrona de libros me ha emocionado en muchos pas

Le va en el sueldo.

Señor Wert, tenemos que hablar. Podríamos hablar de muchas cosas usted y yo, pero hoy tenemos que hablar del plantón programado a la gala de los Goya. No es que esté yo desilusionada por que vaya a echar de menos su presencia, qué va. No formo parte de la élite cinematográfica del país, no estoy invitada. Pero si lo estuviese, sí me habría desilusionado. Para que se haga una idea: voy a maldecir mucho tiempo esas menos de cuatro décimas que me privaron de la posibilidad de negarle a usted el saludo.  Supongo que ya se ha dado cuenta de que usted no es santo de mi devoción, ni siquiera cuando me lo imagino tirando la toalla al salir de la ducha. Pero eso no es lo importante y asumo que no le importa. Espero que ese pequeño detalle no le desvíe de lo que tengo que decirle, que sí es importante. Créame si le digo que se lo exigiría a cualquier otro representante, independientemente de la devoción que me inspirase. De verdad.  No es necesario que nos mienta, señor Wert. Los probl

Ikea calling.

La semana pasada recibí una llamada de Ikea. Bueno, la recibí, tras varios intentos fallidos. La llamada venía de una centralita con prefijo de Madrid y, hartita como estoy de que me den por saco con mil y un ofertas y promociones, tras descolgar y ver que no se oía nada, colgué. Eso la primera vez. La segunda, se cortó. Y a la tercera, que es cuando dicen que va la vencida, descolgué y esperé un rato más tras el "¿Diga?". La voz cansada de un joven sonó al otro lado del hilo telefónico.  - Buenos días, le llamo de Ikea Alfafar en relación con su solicitud de empleo. Hemos recibido 100.000 candidaturas para trabajar con nosotros, y estamos tan emocionados que hemos querido darles las gracias uno a uno... El párrafo seguía. Yo escuchaba atenta la voz de aquel muchacho -probablemente tuviese mi edad- y entendía dos discursos. El primero, en el que me hablaba de que estaban considerando las candidaturas y que, si resultaba seleccionada, volverían a llamarme, y el segun

¿Competir o colaborar?

No es que crea que la educación que he recibido es una cosa de otro mundo, pero me siento afortunada, porque he tenido la mejor educación que podía tener. Hace no demasiados años, que una persona en mis circunstancias llegase a tener un título universitario era poco menos que un milagro, y ya veremos si, de aquí a no demasiados años, no vuelve a pasar lo mismo. Sin embargo, cuando echo la vista atrás, creo que me ha faltado alguna que otra cosa. Durante mi infancia he tenido maestros de la vieja escuela, así que, aunque soy una chica-LOGSE y mi título dice "Graduado en Educación Secundaria Obligatoria", yo, en la práctica, he hecho la EGB. No tengo ningún trauma con ello. Yo he aprendido ortografía haciendo dictados  y copiando las palabras con errores, matemáticas con los cuadernillos Castillo y caligrafía con los cuadernillos Rubio. Esto último resultó: la gente suele felicitarme por mi letra. He recitado cantando las tablas de multiplicar y los ríos de España. Me gus