Partidas de ajedrez.
Ayer vi este tuit: Creo que urge introducir #ajedrez en los aulas, en talleres culturales y en la calle. No sabemos pensar ni razonar :S — Marycheivis (@Marycheivis) octubre 30, 2015 Y un tuit así, aparentemente inocuo, me trajo recuerdos de mi infancia que ya había olvidado. Creo que ya os he contado alguna que otra vez que mi hermano y yo, de niños, no nos llevábamos muy bien y jugar juntos, lo que era jugar, pues más bien poco. Yo no entendía nada, pero nada de nada, cuando la gente me decía que seguro que lo pasaba muy bien jugando con mi hermanito. Yo lo que hacía era huir de él. No exagero. En alguna que otra ocasión los Reyes Magos nos trajeron juegos de mesa, pero acabaron por resignarse: no los usábamos y acababan muertos de risa en una estantería o un armario. Salvo el Operación. Porque a ese llegué a jugar yo sola. Pero el resto... No sé. Jugar sola al Monopoly, o a juegos tipo Trivial, como que no es muy divertido. A mi infancia le han faltado juego