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Mostrando entradas de enero, 2020

Pero, ¿en qué año vivimos?

Hoy me he desayunado con unas declaraciones de cierto político, concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Podéis leer sobre ellas aquí . En resumen, lo que dicho político espetaba a sus adversarios en el Ayuntamiento era que no iban a permitir que adoctrinasen a sus hijos y los convirtiesen en enfermos, como ellos. No sé a qué se refería con lo de enfermos. ¿Darán alguna explicación? Obviamente, mi primer pensamiento ha ido al tema de la homosexualidad. ¿Estaría pensando en eso? Yo creo que es probable, aunque luego vayan a negarlo. O quizá no lo nieguen... Lo que me sorprende es estar escuchando esto. Algo que parecía más que superado. Ese argumento no recuerdo que se utilizase, o al menos no con esta intensidad, ni siquiera en los tiempos de más beligerancia contra el matrimonio homosexual. Hay días, como hoy, en los que no sé en qué año he amanecido. Últimamente me pasa con bastante frecuencia...

Libro: La gula del picaflor, de Juan Claudio Lechín.

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Sí, Míriam, por fin me lo he acabado :P Ha costado, pero ya está. Hace ya un tiempo que no os hablo de mis lecturas. No es que haya dejado de leer. Lo que pasa es que me contento con puntuar mis lecturas en Goodreads y poco más. No obstante este libro, que fue un regalo de Navidad muy especial, merece la reseña, no solo por ser un regalo, sino porque verdaderamente me ha parecido un gran libro. ¿De qué va el libro? Don Juan, un eminente político que enfrenta sus últimos días, decide organizar un congreso de seductores en el que representantes de los distintos distritos de Bolivia cuenten sus correrías con las mujeres. Entre tanto, Don Juan está lejos de tirar la toalla: se ha propuesto seducir a Maya, una joven estudiante de periodismo que ha acudido a su casa a entrevistarlo. Hablando del libro...  Supongo que, sin ninguna sorpresa, entenderán que con lo que se juega en la novela es con la actualización del mito de Don Juan. Y hablar de Don Juan es hablar de muchos &q

En pijama.

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Estoy teniendo un fin de semana para repetirlo en bucle. He estado sola en casa, lo que implica que he estado muy, muy tranquila y que he hecho todo lo que me apetecía (bueno, todo no, pero casi). Y, como colofón final, he decidido que hoy, domingo, me voy a pasar el día entero en pijama. La imagen refleja muy bien mi realidad: mis zapatillas de gatitos y domingueo salvaje. Puede que para algunas y algunos de los que me leéis esto sea una tontería, pero para mí es un verdadero placer prohibido. Desde bien pequeñita mi madre nos ha inculcado que el pijama es para dormir: cuando uno se levanta de la cama, se viste. Esto va unido, claro, a que la cama es solo para dormir, porque así era en mi casa. Incluso cuando estábamos enfermos, nos levantábamos de la cama, nos vestíamos, y si teníamos que guardar reposo, lo hacíamos en el sofá. ¿Qué es eso de estar en la cama todo el día? En mi casa jamás se ha hecho, ni con gripes salvajes, ni con la varicela, ni con nada. Esa costumbre s

Peli: Jojo Rabbit (2020)

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¿Quién dice que la comedia no puede ser seria? ¿O que las cosas serias no pueden tomarse con humor? Jojo Rabbit creo que contradice ambas cosas. La acaban de estrenar en cines, así que si queréis ver una peli que merece la pena, id a verla. A mí me conquistaron con la premisa: el prota es un niño de 10 años cuyo amigo invisible es, tachán-tachán: ¡Hitler! Ya la primera escena es hilarante, y los títulos de apertura con música de los Beatles en alemán, un verdadero delirio. La película se nos presenta como una sátira anti odio, y eso es, sí. La Alemania Nazi se presenta caricaturizada en situaciones inverosímiles (aunque no mucho) y la acción cuenta con personajes histriónicos. Sin embargo, esta sátira está empapada de ternura. Scarlett Johansson, que representa a Rosie, la madre de Jojo, te saca más de una sonrisa (aunque me ha provocado cierta sensación de anacronismo, como si el personaje estuviese fuera de época, supongo que es premeditado) y el personaje de Yorki... Ains.

Ya van...

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... 32. Sí, 32 años, 32 vueltas completas alrededor del Sol. 32, que parece que fue ayer cuando andaba yo diciendo que 20 años no es nada y cantando eso de Ara que tinc vint anys, y, ay de mí, estoy más cerca de los 40 que de los 20. Pero lo bueno es cumplirlos, supongo, y si, además, se cumplen bien, ya no hay ni que pensar en quejarse*. Y yo, este año, he cumplido los años en un estado de gracia poco usual. Yo, por condicionamiento o vaya usted a saber, suelo encontrarme regular cuando se acerca mi cumpleaños. Este año parecía que no iba a ser distinto, pero el viernes salí de trabajar con la sonrisa puesta. Ya me había ido de buen humor y con los labios pintados, el día prometía. De hecho, mientras desayunaba, tomé la decisión de montar una pequeña merienda de cumpleaños, con sus mediasnoches, sus refrescos y sus gusanitos. Y su tarta, claro. Así que el viernes por la tarde tocó ir de compras y prepararlo todo. Aproveché para hacer una parada en mi futura casa y descubrí, c

Canciones enfrentadas: Madres e hijas

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¿No os parece curioso como las personas escribimos, cantamos y lloramos por casi las mismas cosas a lo largo de la historia? A mí me encanta darme cuenta de esas repeticiones. Justo, el otro día me di cuenta de una y vengo a enseñárosla, que ya parece que me da cosa que sea 2 de enero y el blog sin estrenar el año 2020. Las dos canciones que os traigo comparten muuuuchas cosas. El tema general, por ejemplo. Ambas hablan de las esperanzas puestas en una hija. Pero las coincidencias no se quedan ahí. En ambas canciones es la voz de la madre la que canta, hablando de su hija y de las grandes esperanzas que tiene puestas en ella. En ambas la madre llama "princesa" a su hija. En ambas las madres están ayudando a la hija a arreglarse, en concreto, peinándolas. En ambas se habla con desprecio del resto de la gente del barrio. Ambas hijas van a dedicarse al mundo del espectáculo y las madres sueñan con que sus hijas triunfen, salgan del barrio y que escapen de la vida miserable a l