Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2018

Bip.

Imagen
-Hoy te eché de menos ferozmente. Me tumbé en el sofá. No pretendía dormir, solo coger fuerzas para seguir con mi vida. Entonces me asaltó la ausencia de tu mano entre mis rizos, de tu voz acariciándome, la ausencia de ti. Tu ausencia. Qué cosa más extraña. Habría dado cinco años de mi vida por tenerte a mi lado en ese momento, ¿sabes? Por charlar contigo como solíamos hacer, sin pretender llegar a ninguna conclusión, solo por escucharnos. Incluso habría accedido a escuchar todas esas canciones que te empeñabas en recomendarme mientras yo te ignoraba sistemáticamente, rendida tan solo al sonido de tus palabras, ajena a su significado. Hoy las habría escuchado. Todas. Varias veces. Si tú me lo hubieses pedido. Pero lo peor de todo es que probablemente nunca volvamos a vernos. Y aunque volvamos a coincidir, tu mano no volverá a estar en mis rizos. Nunca. Nunca. Qué palabra más extraña para dos personas que siguen vivas. Y aún así... Cuando por fin he conseguido sacudirme la angusti

Autocensura

Imagen
La de cosas que no digo aunque mi silencio grita y agoniza por las grietas                      -si me pones al trasluz                       puedes verlas- de tanto callar, de tanto entornar siempre las puertas para que nada se escape. La de cosas que no digo... Si mi corazón supiera hablar con voz al ta y clara, firme, declarar, por fin, su nombre, sus señas y su trabajo... Si supiera, quizá, entonces... La de cosas que no digo por no traicionarme, y lo hago.

El enésimo intento.

Imagen
Hace unos días me encontré este comentario de Santi. Os lo adjunto, con la correspondiente respuesta. Poeta realizada y publicada. Suena grandioso, pero lejano. Tan lejano que no me interesa. En los últimos tiempos he llegado a ver de manera clara cómo funcionan las cosas -no siempre, pero sí en la mayoría de los casos- y no quiero intentarlo más. Hoy se quemó mi último cartucho, aquí, con este enésimo intento, pongo el punto y final a los concursos, al envío de manuscritos, al ponerme en venta. No, yo me regalo. Siempre lo he hecho. Y ni siendo así me han querido demasiado. ¿Quién iba a apostar más? Se me están agotando las razones para el 24/7, para subastarme siempre sin precio de salida. He perdido juventud, pero gané memoria y rabia. He ganado salud a costa de despedidas. Disculpen si no corro a secar lágrimas que no sean mías. Puede que no tenga corazón y que lo que late sea una bomba de relojería.

Libro: Palabra sobre palabra, de Ángel González.

Imagen
Ayer, después de  más de dos meses de DISFRUTAR de este poemario, lo acabé. Se me ha quedado un sentimiento de orfandad tremendo, así que, aunque no suelo reseñar la poesía que leo, en este caso voy a hacer una excepción para hablaros de él. Se trata de una antología bastante extensa, de unas 500 páginas, y cuyo precio ronda los 10 euros. Me decidí por esta antología en concreto porque, como apenas había leído nada de Ángel González (salvo el poema " Cumpleaños ", que encontré por casualidad y que se convirtió en uno de mis favoritos instantáneamente), pensé que la mejor opción sería coger una antología bastante extensa. El resultado: creo que es el poemario más amortizado que tengo. Por 10 euritos de nada he tenido incontables momentos de emocionarme, de sentirme entendida, de entenderme y de disfrutar de poemas maravillosos. Realmente empatizo mucho con Ángel González en su poesía. Toda ella tiene un halo un tanto triste o, quizá sería mas adecuado decir melancólico

La de la caja.

En mi pueblo, al banco todavía se le llama caja, aunque las cajas de ahorros no existan desde hace algún tiempo. Tras los recortes, fusiones, cierres, EREs y demás, en la caja se ha quedado trabajando solo una mujer joven. Ella es la mujer orquesta: directora, cajera y lo que surja. Pongamos que se llama Ana. Ana siempre te recibe con una sonrisa. Tiene una paciencia infinita para explicar a todo aquel que lo necesite qué es ese movimiento en su cuenta o por qué todavía no han ingresado la paga de la jubilación. Ana atiende clientes en persona, por teléfono y por email. Todo el mundo está muy contento con "la chica de la caja". Con Ana. (Yo también. Me da pena cerrar mi cuenta en "la caja" por gente como ella). Pero además Ana quiere ayudar. Resulta que mi madre y yo tenemos que hacer intercambios de documentos. Yo estoy haciéndole unos trámites desde aquí y tengo que hacerle llegar copia de las cosas. Si no fuese por Ana, tendría que imprimirlas yo y mandarlas po

Libro: Lolita, de Vladimir Nabokov

Imagen
Lolita es otro de esos clásicos que aparecen en todas las listas de libros que leer antes de morir. En mi opinión, merece el puesto. He invertido unas cuantas semanas -madre mía, qué lentísimo leo- en acabarlo y voy a intentar hacer algo parecido a una reseña sobre el libro. Allá voy. ¿De qué va el libro? El libro es la narración de Humbert Humbert (nombre ficticio), un pederasta que nos cuenta la historia de cómo (y pretende explicar el por qué, también) se obsesionó con una muchacha de doce años, Dolores Haze, hasta raptarla y escapar con ella y cómo acabó esa historia. Hablando del libro... En ocasiones, cuando hablaba de este libro con otras personas, me lo han presentado como una historia de amor. Si a alguno de vosotros os lo han presentado así, os han engañado o tienen una visión del amor que me da un poco de miedete. Lolita  no tiene ni un ápice de amor. Ninguno. En ninguna parte. Es un libro que habla de perversiones, obsesiones y abusos. Creo que no he detectado

Domingo laborable.

Imagen
Hoy tengo turno de tarde. No entro a la fábrica hasta las 3, pero me he puesto el despertador a las 9 para que me dé tiempo de prepararme unas cuantas cosas y, sobre todo, para ir a jugar el partido de la liguilla de fútbol en la que participo con mis amigos. Acabo de pararlo. Fuera, la calle todavía está en silencio. La luz entra, tenue, por la ventana, junto con un viento fresco. Ella se encoge y se arrebuja entre las sábanas. Me acerco a besarla para despedirme pero entonces se da la vuelta y me abraza. Abre sus enormes ojos, aún borrachos de sueño, y me mira. Guiña uno de ellos para enfocar. Me sonríe. Qué hermosa es, por todos los santos... Vuelvo a besarla. Y otra vez. Y otra. Me acaricia la cara a la vez que me atrapa con una de sus piernas. Como si hiciera falta. Caigo en la cuenta de que no hay otro lugar en el que prefiera estar, así que me entrego a su piel esperando reunir las fuerzas necesarias para levantarme a tiempo de prepararme para el trabajo. Ayer un amigo

Gatos callejeros.

Es muy tarde. En mi calle un gato maúlla lastimoso. Desde hace un rato alguien le bisbisea para llamarlo, pero el gato no parece calmarse. Mientras, yo escribo una carta a alguien que no conozco contándole una historia que no le importa clamando, ya veis, por justicia. Qué gilipollez. Escucho a Rocío Márquez muy bajito para no molestar a los vecinos, que tienen un bebé muy chiquito que no tiene demasiada consideración con sus horas de sueño. Me pregunto por el sentido de no sé muy bien qué. Y, poco a poco, voy sintiéndome pequeña e irrelevante. Lo único que saco en claro es que no es buena idea ponerse a escribir a estas horas.

Domingo.

El día parece una pausa. No. Quizá una caída acelerada hacia los quehaceres, el vértigo de estar suspendida sobre la rutina solo por los frágiles hilos del tiempo. Pero te quedas a dormir, y es como si el mundo nos diese permiso para ser felices un ratito más. Soñaremos con engañar al amanecer escondiendo la cabeza entre las sábanas.

A vueltas con el C1. Ahora sí.

Parece que hace eones que me saqué el dichoso B2 (aún sigue siendo la entrada más leída del blog) y eones, por tanto, que me propuse por primera vez sacarme el C1 (por libre). Si había conseguido sacarme el B2 hablando conmigo misma y corrigiendo mis propias redacciones (método poco ortodoxo, pero que funcionó) lo del C1 no tenía pinta de ser mucho más difícil (soy un poco ilusa, y me vengo arriba fácilmente, ¿vale? Lo malo es que me vengo abajo igual de fácilmente xD) Pero entonces las oposiciones se pusieron en medio (mis primeras, que las convocaron). Luego el trabajo. Luego las segundas oposiciones. Luego el trabajo. Luego la danza oriental (bueno, eso no se puso en medio, lo puse yo). Total, que por unas o por otras, el inglés ha quedado arrinconado por otras cosas. Peeeeeeeeeeeeero, ahora me entran las prisas. Dicen los que nos mandan que a partir de 2020, para optar a puestos bilingües, va a ser necesario tener el C1 acreditado. Y eso me interesa. No tanto porque me apetezc

Admirando y aprendiendo.

Como ya os dije, este año me han dado un carguito en el trabajo. Aún no entiendo muy bien por qué. Tampoco entiendo muy bien por qué acepté, con la ansiedad que me da a mí meterme en jaleos. Bueno, en parte sí sé por qué acepté: porque iba a trabajar con una mujer que me fascina en muchísimos sentidos. Y sabía que si ella estaba guardándome las espaldas ante un posible traspiés, todo iba a ir bien. Y, por supuesto, que iba a aprender una barbaridad. Y no me equivoqué. Estoy aprendiendo mucho de su tacto, de su sexto sentido, de su organización, de su manera de hacer y afrontar las cosas. Cada instante que comparto con ella en el despacho, crece más mi admiración. También porque la veo humana, con inseguridades, frustraciones, estrés, falta de tiempo, preocupación... Quizá ella también es un poco como yo -salvando la distancia y la experiencia- y no sabe que es mejor de lo que cree. Ella ha sido una de esas personas que me ha reconocido el trabajo y el esfuerzo. Lo recuerdo. Se paró