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Mostrando entradas de octubre, 2017

Conjuro cotidiano.

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Me gusta el desorden que organizas cuando me amas. Adoro encontrar nuestras ropas en el suelo, barajadas. ¡Qué alegría ver la cama tan deshecha! Las sábanas arrugadas, retorcidas sin vergüenza. Aprisa vuelvo a colocarlo todo, a ordenar la ropa, a hacer la cama poniendo sábanas nuevas. Solo un fin tiene el conjuro: que vengas y me revuelvas.

Otra manía.

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Hace poco os hablaba de una manía que tengo. El otro día caí en otra y también os la voy a contar, a ver si así me siento menos rara y menos sola. No sé si es manía o, directamente, una neura o una obsesión. Sí, quizá sea esto último: estoy obsesionada con las últimas veces. Muchas veces, cuando estoy haciendo algo (leer un libro, charlar con un amigo, tener un orgasmo,  comer algo que me gusta mucho), me pregunto cuándo será la última vez que lo haga. Me ha pasado mucho con mis parejas: "Qué beso tan maravilloso, tan apasionado... ¿Cuándo será la última vez que nos besemos? ¿Cómo será?", pero me ocurre con muchas cosas. A veces no solo me pregunto por el cuándo o por el cómo, sino también por si seré consciente de que será la última vez. Normalmente no lo somos. A veces sí, pero por lo general, al menos yo, no he sabido que estaba ante una última vez. Quizá porque es la vida la que me dirige a mí, más que yo a ella. En ocasiones es como si tomase las decisiones porque apa

Amores platónicos.

El otro día me puse a reflexionar sobre el amor platónico. Llegué a la conclusión de que el amor platónico, tal y como se entiende normalmente (como un amor auténtico que no se quiere realizar) no existe. O, al menos, que es muy, muy infrecuente, por no parecer demasiado atrevida. Me parece que cuando hablamos de amor platónico podemos estar diciendo dos cosas: 1. Me gusta todo de ti, pero tú no, como en la canción de Serrat. Hablamos del cariño que tenemos a una persona que, en general, cumple buena parte de las expectativas que tenemos sobre una pareja pero, sin embargo, no nos atrae. No sentimos esa chispa, por lo que no podemos hablar de amor, creo: simplemente de un reconocimiento hacia las  virtudes de una persona concreta. Es cierto que en este caso no aspiramos a realizar ese amor, no queremos hacerlo, pero es, básicamente, porque no podemos hablar de amor. 2. Me gusta todo de ti, tú también, pero tengo miedo. A veces nos gusta alguien muchísimo, mucho, mucho, pero por l

Aprender. Enseñar.

Queridas lectoras, queridos lectores, ando con una duda rondándome la cabeza. Ya la he consultado con alguna persona cercana, pero me gustaría tener alguna opinión más ajena, a ver qué me decís. Ahora que ya soy funcionaria de carrera pueden tocarme cosas nada guays, como ser tribunal de unas oposiciones, por ejemplo, o corregir la Selectividad, o, y a esto es a lo que voy, también puedo ser tutora de un alumno o alumna del Máster de Secundaria. No hace tanto, si me paro a pensarlo, que yo era alumna de ese máster. Cinco añitos. Allá por marzo de 2012 empecé la andadura con este blog. En aquel momento había pasado el ecuador del dichoso máster. Os conté cosas de mis prácticas, de mis impresiones, os hablé de mi defensa del Trabajo de Fin de Máster... Para mí ese máster, con sus más y sus menos, fue muy útil, especialmente las prácticas. Mi tutora, una profesora muy veterana y con las ideas muy claras, me enseñó muchísimas cosas que, a posteriori, me han servido. Además, de su mano

Peli: Blade Runner 2049 (2017)

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Si pretendes ver la película y eres muy sensible a los spoilers, no leas. Hablo de algunos aspectos de la ambientación y la trama. El otro día, después de muchos avatares y obstáculos, conseguí llegar al cine y ver Blade Runner 2049. Tenía muchas ganas. Hacía bastante que no veía una buena película de ciencia-ficción, que me hiciese pensar, pero la cosa es que salí igual que había entrado: sigo sin haber visto una buena película de ciencia-ficción que me haga pensar. Y ojo, a mí la primera película de Blade Runner me gusta mucho. La primera vez que la vi recuerdo que pensé: "¿Pero de verdad hay gente que se duerme viendo esto?" No me ha ocurrido lo mismo viendo la segunda parte. No es que me pareciese aburrida, aunque sí es bastante lenta. Sin embargo, eso no lo considero necesariamente un inconveniente, porque hay cosas que no pueden contarse rápido, que necesitan reposo, que requieren tiempo para asimilarlas. Pero no es ese el caso en esta película, no me lo parece

Libro: La pell freda, de Albert Sánchez Piñol

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Hacía bastante tiempo que no leía en catalán. Mucho. Pero mirad, la ocasión se ha presentado de nuevo. Este libro era uno de los propuestos en el curso de C1 de la Universitat de València, pero como aprobé el examen en noviembre, abandoné el curso, así que al final ni siquiera decidí que novela iba a leerme. No sabía ni de qué iba, aunque me sonaba el título y el autor. Por eso, cuando un conocido, que trabaja en una distribuidora de cine, me dijo que iban a estrenar pronto "La piel fría" le dije: "Eso está basado en una novela, ¿no?". Me respondió que nadie reconocía el título y yo pensé "tampoco sabes mucho más". Así que me planteé leer el libro antes de que se estrenase la peli y acabé convenciéndome cuando vi el tráiler . No he llegado a tiempo, porque la película se estrenó el viernes pasado, pero al menos he podido acabar el libro antes de que quiten la película del cine, lo cual, vista mi velocidad de lectura, no está mal xD ¿De qué va el libr

Ahora soy modelo.

Ya os conté en otra entrada que me habían propuesto participar en un desfile nupcial de tallas grandes y que estaba muerta de miedo. Pues bien: ya pasó. Y la experiencia fue maravillosa. Nunca me he sentido una mujer particularmente femenina. De hecho, me han solido reprochar con frecuencia que no soy coqueta, o que no me arreglo demasiado, que no me visto bien. Esas cosas. He tenido épocas, es cierto, pero por lo general, no me arreglo a no ser que me apetezca: mi tiempo libre es demasiado preciado como para invertirlo en cosas con las que no disfruto. La cosa es que, para que os hagáis una idea, la diseñadora tuvo que dejarme unos zapatos de tacón para que pudiese desfilar. Con eso os lo digo todo. Eran unos zapatos ALTÍSIMOS. Los más altos que he llevado en mi vida (y aún así, no me caí xD). Como os decía, lo disfruté muchísimo. Cada instante. Por la tarde, poco después de comer, me duché y me puse a maquillarme. Hacía eones que no me ponía a maquillarme en serio, y fue diver

Una manía.

Tengo una manía: la de observar a los desconocidos y hacerlos protagonistas de mis historias. No me pasa con todo el mundo, solo con aquellos que llaman mi atención por alguna razón. Hace unos días coincidí en el autobús con una chica. Debía de tener mi edad, más o menos. Mayor de 25, supongo, pero no mayor de 30, o no mucho, en cualquier caso. Iba maquilladísima, supongo que era su concepción de ir arreglada: los ojos delineados muy fuerte y con mucho rímel y los labios de un rosa fucsia muy fuerte y con mucho brillo, pintados algo por fuera del contorno natural. Su pelo era rubio, pero un rubio pajizo, muy poco natural. Vestía una camiseta negra con letras blancas (no recuerdo qué ponía) y unas mallas ajustadísimas en tonos rosa fucsia y grises. En sus pies, unas sandalias de plataforma altísima, blancas. Casi parecían unos zancos. Completaba el conjunto un bolso pequeño, tipo satchel, también en rosa fucsia. Llamadme osada, pero creo que acertaría si dijese que el rosa era su colo

Puzzles.

Yo no hice nada. Tu piel me abordó                   -mar sin olas- y yo me entregué. En otras palabras: me dejé querer. Me envolviste en tu tembloroso abrazo y yo, ave migratoria,                anidé. ¡Qué agradable sentir que mis piezas se acoplaban a tu ser! ¡Que tu cuerpo envolvía, sin faltar nada, el mío! Probablemente mi único mérito fue encajar en tus vacíos.

Mimarse.

Llevo unas semanas particularmente imbécil. Ando muy ñoña, muy necesitada de cariño y de mimos. Necesito más contacto emocional con la gente y también más contacto físico. Me faltan abrazos, si os soy sincera, y me muero de ganas por dejarme mimar. En lo que no había caído yo era en que también podía mimarme yo misma, que a veces me tengo muy descuidada. Así que, iluminada por esa enseñanza y por algunas más, esta mañana, al salir de trabajar me he ido a Sephora a comprarme un labial al que le tenía echado el ojo. He pedido que me lo probasen, para ver el color, y me han hecho DE TODO. Exfoliar labio, hidratar, perfilar, pintar, probar maquillaje, decirme mi tono de maquillaje, darme muestras, TODO. Después del ratito que he echado allí con Toñi, la asesora que me ha tratado tan bien, me ha envuelto mis cositas en un papel de seda rojo y me las ha puesto en una bolsita pequeña, y yo me he ido por la Ronda de los Tejares más feliz que una perdiz con mi bolsa en la mano y mis labios

En las nubes.

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Sigo con el reto que os propuse en este post . Rosa me dijo que escribiese algo basándome en esta foto. Créditos. A ver qué sale... *** Su día a día transcurría entre críticas y desprecios. No había a su alrededor nadie que no tuviese una firme opinión sobre ella, sus decisiones, su vida y su forma de vivirla. Lo malo, claro, no era eso, sino que, al parecer, eran incapaces de callarse esas opiniones.  En justicia, ella reconocía que era cierto que era una persona bastante inusual, pero eso no le molestaba, más bien al contrario, la enorgullecía: había conseguido hacerse a sí misma salíéndose de los apretados corsés que le habían intentado poner desde que era niña. Había tomado sus propias decisiones desde que tuvo uso de razón, sin dejarse influenciar por la censura y los miedos ajenos.  Había fallado y había acertado sin que ninguna de las dos situaciones, el fracaso y el éxito, la desviasen de su camino. Era quien quería ser, y eso no era algo que mucha gen

Nublados.

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El domingo una amiga me hizo una propuesta indecente, tanto como que me propuso participar en un desfile de vestidos de novia de talla grande. Y yo, flipada como estoy con los programas de vestidos de novia y, además, contemplando la posibilidad de no casarme nunca (xD), accedí con muchísima ilusión. Pasé todo el domingo muerta de la emoción. Me apetecía muchísimo verme de blanco, soñaba con verme guapísima dentro de un vestido precioso (la diseñadora que organiza el desfile tiene mucho talento) y estaba aceleradísima con la idea. Hoy, ya menos. A vece se me vienen las nubes encima y no hay quien mejore el día. Esa parte de mi cerebro que disfruta haciéndome la vida imposible y pisándome la guitarra se ha puesto a funcionar y a hacerme pensar que no tengo lo que hay que tener para ejercer de modelo (ni siquiera amateur) y que iba a hacer el ridículo. Que flaco favor le estaba haciendo a la diseñadora. Y que iba a acabar sintiéndome mal, decepcionándome a mí misma. Porque, de moment

Hubo un tiempo en el que...

Hace un rato estaba recordando que han quitado de mi supermercado habitual unos cereales que me gustan mucho. Ya van dos semanas que los busco y no están, así que supongo que la retirada es definitiva. Eso me ha llevado a pensar que (sí, de nuevo, un curso raro de pensamiento) no hace demasiado, hubo un tiempo en el que comprarme esos cereales era un capricho grande, porque tenía que mantener mis gastos al mínimo, cercanos al nivel de supervivencia. Entonces me he puesto a recordar muchas situaciones que he vivido y que, por suerte, ya no forman parte de mi vida cotidiana. Hubo un tiempo en el que contaba mis ahorros en meses que podría sobrevivir. Hubo un tiempo en el que comprarme un libro por placer no era una opción. Hubo un tiempo en el que salir a cenar, comer o desayunar por ahí era un sueño para el que había que poner metas: "Cuando encontremos trabajo..." Hubo un tiempo en el que invertir dinero en aprender algo nuevo ni se me planteaba. Hubo un tiempo en e

Patrias.

Tengo muchas patrias. Soy del pecho de mi madre y del ladrillo en el que cada noche descansan mis zapatos. soy de donde están los que me quieren y de dondequiera que haya un libro. Nací entre llanuras de polvo y ocre pero me siento de cualquier lecho en el que se me haya abrazado. Hoy habito aquí, me alimento aquí, me enamoro aquí y la vida se me escapa aquí. Y aquí sumo otra patria. Tengo muchas patrias, sí, mas no bordaré banderas ni compondré himnos. A nadie le lanzaré mis patrias a la cara ni por su causa correrá sangre. Mis patrias son pequeñas, rincones en los que dormir desnuda, donde venir a llorar o a reír como una loca. Son mis patrias solo mías, limitan en cada costado con instantes que traje de las murallas de mi vida. Aun así, en mis patrias cabe todo el mundo y de todo el mundo haré patria: Siempre he deseado vivir con el espíritu despatarrado.

Cambiar la música.

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Sigo con el reto. Maribel me dejó esta imagen. A ver qué sale. *** "La vida sin música sería un error", algo así había dicho algún tipo pirado de esos que nombraba el profesor de Valores en clase. Para ella había sido todo lo contrario: el error había estado en acercarse a la música. O a esa música. O, más bien, al Conservatorio. Había quedado con un chico del barrio, ya daba igual cual, en un parque cercano al Conservatorio, a saber por qué. Ella suponía que quería impresionarla sacándola de las calles familiares mil veces recorridas.  Mientras el galán intentaba seducirla con torpeza, el sonido de un instrumento musical llegó a sus oídos. Distraída, recorrió sus alrededores con la vista y lo encontró. Era un chaval de su edad, más o menos, que repasaba unas partituras con la viola. Ella no sabía nada de música clásica, de violines, violas y otros instrumentos de cuerda (le iba más la música electrónica y el reguetón), pero había algo en él que no le dejaba

Infantería.

Puse unos versos de este poema en Twitter y algún alma de cántaro, a quien le gustaron, me pidió por CuriousCat que lo publicase. Pues aquí está :) Nadie cantará nuestras victorias. Cuando nosotros callemos nuestras gestas cotidianas serán, acaso, polvo sobre los trofeos de los héroes. A nadie importa(rá)n nuestras luchas, no serán para nosotros el vino ni los laureles, soldados de infantería, carne de cañón. Pero estos logros son nuestros, se nutren de nuestros sudores y esperanzas, y son, para nuestras espaldas, grandes torres, faros, ¡palacios! No es pequeña nuestra lucha contra el día a día, ni son insignificantes nuestras rendiciones, ni menos dolorosas nuestras derrotas. Así, pues, celebremos, embriaguémonos con el néctar de los vencedores y cantemos nuestras gestas y contemos nuestra historia y soñemos que, en esta campaña, no somos mediocres.

Estaciones.

"Yo sé que el amor tiene letras diferentes para escribir: me voy, para decir: regreso de improviso. Cada tiempo de dudas necesita un paisaje."  Luis García Montero. Encuentro, por casualidad, los besos que olvidaste en la mesilla junto al desodorante, las aspirinas y los condones. Noviembre se colorea. Tu tacto, ausente, trepa furtivo por mi espalda enumerando las vértebras con 24 razones para alejarnos. Pero te quedas y los platos hacen fiesta en la cocina. Yo hago hueco         -lo conservé para ti,          aunque no te lo diga-: un cajón para la ropa interior, un rincón en el baño para tu peine, una tarea para el cepillo de dientes olvidado, tu lugar en el sofá un libro tuyo al lado de mi cama. Déjalas en la maleta: no hay lugar en esta casa para razones, para conjurar fracasos. Calla, miénteme con tu silencio: cada tiempo de dudas necesita su paisaje.

Busca un trabajo que te guste...

...y no tendrás que trabajar nunca. Así reza un dicho con el que no estoy de acuerdo del todo. Yo preferiría poder dedicarme en cada momento a lo que me apeteciese y, en serio, os prometo que me gusta mi trabajo. Pero lo que sí es cierto es que pocas cosas hay en el mundo tan maravillosas como estar a gusto en el trabajo que uno tiene. Ayer hablaba con un amigo, también profe, que este año se siente bastante mal al respecto de su centro, sus grupos, el ambiente y demás. Me sentía identificada con él: ya sabéis, lo he dicho muchas veces, que el curso pasado fue para mí un mal curso, muy ingrato.  Los domingos eran, para mí, una tortura. Pensar que llegaba el lunes me ponía muy mal cuerpo. Durante la semana, salvo honrosas excepciones, me sentía fatal. Vivía para el viernes. Y el domingo, vuelta a empezar. Era horrible. Este curso no diré que no me cuesta, a veces, levantarme por las mañanas, pero es por la hora. Voy caminando al trabajo alegre, sin miedo, no diré que con ganas, pe

Sí que hemos cambiado.

Hay quien dice que la educación no ha cambiado. Que seguimos educando igual que en el siglo XIX. No es verdad. Es cierto que en educación no hemos introducido instrumentos significativamente distintos (sí, ahora hay proyectores, pizarras digitales, pero al final la cosa se acaba reduciendo a papel, libros, tiza...), pero eso no significa que no hayamos cambiado. Y, de manera global, a mejor. Soy consciente de ello porque este año estoy trabajando codo con codo con profesores de la vieja escuela y puedo percibir el cambio. Hay cosas que algunos de ellos no entienden. Por ejemplo: la atención a la diversidad. Según algunos es el alumno el que tiene que adaptarse al sistema, y eso puede ser así en etapas post-obligatorias, pero si queremos que todos los niños y niñas tengan la ESO (porque es obligatoria), no podemos pedirles que todo el esfuerzo venga de su parte, más que nada porque muchos de ellos ya hacen lo que pueden. De hecho, la misma diversidad es un concepto extraño. No digo qu

Gloria Fuertes.

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Hoy he estado en un evento de Cosmopoética dedicado a Gloria Fuertes.  Es el segundo evento de Cosmopoética al que voy este fin de semana (el año pasado, por desgracia, no pude ir a ninguno) y antes de entrar en faena en el post quiero dar las gracias por vivir en una ciudad como Córdoba que me brinda estas opciones: es una ciudad chiquita, pero viva. La mesa redonda ha sido maravillosa. Tierna, íntima, amena e instructiva. Hemos podido disfrutar de una pista de audio, recuperada de los archivos de una radio malagueña y restaurada, en la que Gloria habla del amor y recita sus poemas. Ha sido maravilloso escucharla. Cuando ha acabado la mesa redonda apenas restaban cinco minutos para preguntas. La moderadora nos ha invitado a preguntar o, simplemente, a decir que nos encantaba Gloria. A mí me ha dado vergüenza, pero me habría gustado decir que empecé a leer poesía por Gloria Fuertes, y a escribir poesía por Gloria Fuertes y que, quién sabe, a lo mejor habría acabado desahogándome