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Mostrando entradas de marzo, 2020

¿Es esto una peli de zombies?

Hoy he salido a la calle. Tranquilos todos, ha sido por una causa justificada. He tenido que ir al hospital a recoger una medicación. Aprovechando que ya estaba allí, he decidido pasarme por el Centro de Transfusiones y donar sangre, que hacía bastante tiempo que no lo hacía. Como iba a donar sangre, he ido en autobús. Primera rareza: el autobús urbano es gratuito. Para evitar el movimiento de monedas (y con ello los contagios) así como el contacto con el conductor, se entra por las puertas traseras y no hay que pagar el viaje. Segunda rareza: el autobús que va al hospital iba VACÍO cuando yo he subido. Durante el trayecto el máximo de personas que había en el bus ha sido 7.  Tercera rareza: nadie en la farmacia hospitalaria. Apenas nadie por los alrededores del hospital. Ha sido muy extraño moverme por una Córdoba virtualmente vacía. Las pocas personas que había en la calle (el señor repostando en la gasolinera, la chica que se aferraba a su bolso, las poquísimas personas que espe

La vida en los tiempos del COVID-19

¡Hola, seres de Interné! ¿Qué tal estáis? Espero que en casita, en la medida de vuestras posibilidades. Vaya tiempos nos toca vivir, ¿eh? Deberíamos, quizá, estar acostumbrados al frenetismo y a la velocidad, pero hoy me parece mentira todo lo que ha pasado en cuestión de una semana. El jueves un alumno me preguntaba si creía que nos veríamos como en Italia (confinados en casa, solo abiertos los comercios esenciales) y yo le dije que sí, pero que no sabía cuánto tardaríamos. Esa misma tarde se anunciaba la suspensión de las clases en Andalucía a partir del lunes y un día después  se anunciaba que se decretaría el estado de alarma. Yo no tengo mucho que deciros ni mucho que aportar. No sé cantar ni tocar, así que no puedo dar conciertos para entreteneros. No hay mucho que pueda aportar a estos días, pero sí quiero repetir, también por aquí, que os quedéis en casa en la medida de lo posible. Sé que hay gente que no puede hacerlo, por diversos motivos: si la salida es imprescindible,

Peli: Marriage Story (2019)

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Si no has visto la peli, no leas la reseña, ahórrate cualquier pequeño spoiler, y vete a verla, anda, que merece la pena DEL TODO.  Anoche, por fin, conseguí ver Marriage Story. Tenía ganas de verla desde hace tiempo, y no solo por las nominaciones y el ruido celebratorio que había a su alrededor, sino también porque había visto una escena concreta (creo que casi todos la hemos visto: la de la discusión entre Scarlett Johansson y Adam Driver) y las interpretaciones me habían parecido maravillosas. Acerca de esta película tenía esperanzas, pero también mis reservas: con los dramas costumbristas (pues esto es esta película: la historia del fin de un matrimonio) es fácil pasarse y convertirlos en melodramas histriónicos que, por exagerados, pierden su fuerza emocional y se convierten en ridículos, pero también es fácil no llegar, porque el drama de estas situaciones está en pequeños detalles, en pequeños gestos, en situaciones aparentemente sin importancia. Creo que Marriage S

Nadie sabe, nadie sabe...

Vamos a ponerle fuerza a esto con la gran Rocío Jurado... Nadie sabe, nadie sabe... Hay tantas cosas que no sabe nadie... O casi nadie, claro. Por ejemplo, hay mucha gente que ve en mí a una persona alegre, tranquila, resuelta, que a veces se agobia un poco pero que siempre lo saca todo adelante con buen ánimo. Cuando digo que soy introvertida y un tanto tímida la gente suele decirme: "¿Tú? ¡Qué dices!". Yo lo entiendo, parezco una adulta bastante funcional que, además, para colmo de males, lleva la sonrisa tatuada.  Además, al contrario de lo que parece aquí, soy muy, muy reservada. Me puede estar pasando cualquier cosa que, como norma general, no suelo hablar de ello. Así que entre lo que no se me nota y lo que no cuento, pues parece que estoy siempre estupendamente bien, feliz de la vida, genial. Qué sabe nadie.  El año pasado me costó ir al médico porque CÓMO IBA A TENER YO DEPRESIÓN. Yo he convivido con una persona con depresión, que andaba llorand

La cama

Una de las cosas que peor llevé cuando tuve mi primer cuadro de ansiedad fue, junto con sentir que no era dueña de mi cuerpo, que la cama dejase de ser un lugar seguro. Hasta ese momento, para mí, la cama era un lugar en el que nunca me pasaba nada malo. No realmente malo, al menos. En la cama, cuando una tiene una pesadilla, acaba despertándose siempre antes de que pase algo que no tiene arreglo, por ejemplo. Recuerdo cómo fue. Acababa de volver a casa de mis padres, dejaba de estar independizada para volver a la casa familiar sin un duro, sintiéndome una fracasada. Era domingo. Para mí, desde siempre, los domingos han sido un día para hacer pereza, para recrearse entre las sábanas y disfrutar del lujo de hacer esperar al mundo. Pues me desperté muy temprano, mucho antes que de costumbre, y empecé a sentirme verdaderamente mal. No eran nervios, al menos no nervios normales, era otra cosa. El cuerpo me pesaba una barbaridad y parecía que tenía una pesa sobre el pecho. Intenté hacer