No he tenido un buen día. Hoy ha sido uno de esos días en los que una desearía que un adulto responsable tomase el mando para poder rendirse. Y ya se sabe que, a perro flaco, todo son pulgas. Por eso mi cerebro ha decidido repetirme con insistencia que nunca nadie más me va a cuidar. You are on your own, kid. Lo peor es que lo creo. Nadie me va a cuidar como él me cuidaba. Nadie me va a conocer como él me conocía. Él me avisaba cuando iba a arrugar una botella porque sabe que me sobresaltan los ruidos. Él sabía cómo estaba con solo mirarme a la cara, sin importar lo bien puesta que llevara la máscara. Él sabía que elijo las tazas según mi estado de ánimo y habría entendido por qué esta noche he escogido la taza de La Bella y la Bestia. Él habría hecho como que me arrancaba la ansiedad del pecho y los malos pensamientos de la frente. Y, probablemente, habría funcionado, aunque fuese un poco. Solo escuece más porque es reciente. No se va a curar y qué más da. Nadie va a volver a sabe
Entradas
Mostrando entradas de noviembre, 2023