Un proyecto emocionante.

No, no es nada laboral, ni tiene que ver con nada remunerado.  Pero eso no quita que lo que tengo entre manos sea un proyecto emocionante, al menos para mí. 

Hoy hemos comido en casa de mi suegra. Hace unos meses nos enseñó unos cuadernos de poemas que su madre -abuela de mi pareja, por tanto- había escrito. Y comentó que le gustaría tenerlos todos en limpio, ordenaditos, encuadernados juntos. Así que hoy le he dicho que me diese un par de cuadernos, que yo se los pasaba a ordenador, los corregía (faltas de ortografía y eso) y se los llevaba a imprimir y encuadernar. Como un rayo, mi suegra ha sacado los cuadernos. Los he dejado encima de la mesa, para no olvidarlos cuando me fuese, y he seguido viendo "Cazafantasmas". 

Ella ha cogido los poemas de su madre y ha empezado a leerlos. Yo sentía como su respiración se hacía irregular, como intentaba contener las lágrimas - mi suegra es una mujer dura, muy dura, fuerte y orgullosa - mientras leía esas palabras que su madre, ahora ausente, escribió. 

Cuando nos hemos levantado para marcharnos, ha dejado los cuadernos otra vez sobre la mesa y me ha dicho: "Ten cerca un paquete de pañuelos, hija". A lo que yo he contestado con un tímido, pero sincero: "Ya, ya lo sé."

Ya he acabado de redactar mi Trabajo de Fin de Máster, y ahora, hasta el día de la defensa ante el tribunal, quiero mantenerme entretenida, para no pensar mucho en ello, ni ponerme más nerviosa de lo necesario. Sé que disfrutaré mucho de estos 15 días antes de la defensa: los pasaré leyendo muchísimo, quizá empezando a repasar cosillas de Historia de la Filosofía, para ir calentando ante la idea de preparar oposiciones, pero también necesito algo que hacer, algo que conlleve una obligación externa. Y esto es perfecto: me encantará leer estos poemas y he dado mi palabra a mi suegra de que se los pasaría a limpio y los llevaría a imprimir. Afición y obligación juntas. Estupendo.

Pero sí, me temo que voy a necesitar muchos pañuelos para acabar el proyecto. He empezado hoy. Apenas llevo tres páginas en el Word y ya se me han aguado varias veces los ojos. No sólo por los poemas. Los poemas son preciosos. No ganarían ningún premio de poesía, como los míos. Pero son sencillos, directos, auténticos, como los míos.  Reconozco en ellos algo de mí y quizá por eso me emocionan. ¿Cómo puedo verme en los trazos temblorosos de una mujer que no llegué a conocer? 

Pero no es solo por eso. También me emociona entrar en el alma de la abuela Angelita, como la llama mi novio. No me cabe duda de que esos poemas los escribía para ella misma, para liberar energía -igual que yo escribía los mios - y creo que no esperaba tener más lectores que Dios. ¿Se imaginaría ella que años después una mujer que debía de ser una niña mientras ella escribía estaría releyéndolos y pasándolos a limpio? ¿Se imaginaría que esas letras la estarían llevando al borde del llanto? 


Comentarios

  1. Ella se hubiera vuelto loca contigo... se te hubiera comido a besos, ni te lo puedes inaginar. Creo que te hubiera apabullado.... jajajajaja


    Te quiero, cosita

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  2. Estoy terriblemente sensible hoy...no puedo evitar emocionarme al leerte a tí y el comentario de Jack78.

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    1. Un abrazo, Perri, espero que tengas un buen día :) Gracias por leer.

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  3. Ains cielo... qué proyecto tan bonitoooo... ójalá y esté en algún lugar desde el que pueda verte :)

    Mua,
    Nere

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  4. Bettie ¡qué precioso proyecto! Por favor, ¿podrías preguntarle a tu suegra si le importa que en alguna ocasión compartas alguno con nosotros?

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    1. Supongo que no habrá problema. Ayer ya hubo algunos versos que eso, me dejaron medio alelá. :P

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