Carta abierta a Mariano Rajoy: Señor Presidente, ¿me da usted trabajo?

Ayer leí este post de Perri Meison, en el que nos cuenta que decidió mandarle a Mariano Rajoy su curriculum y una carta, tras las medidas que ayer anunció. Yo he decidido hacer lo mismo. Oye, a ver si hay suerte, ¿no?

Ahí va mi carta.

Señor Presidente,

me dirijo a usted con una pregunta clara y concisa: ¿Me  da usted trabajo? Dijo usted durante la campaña electoral que nos devolvería la felicidad. Una servidora se conforma con que nos devuelva la dignidad de poder ganarnos la vida trabajando.  Por eso le escribo, porque me gustaría darle la oportunidad de demostrar que el objetivo último de todas sus medidas no es desmontar el estado social y de derecho en el que vivimos, sino favorecer la recuperación económica, y eso, desde mi humilde punto de vista, pasa por que los desempleados puedan trabajar.

He dicho "puedan trabajar" porque, al contrario de lo que parece que se quiere comunicar desde la clase política, no todos los desempleados cobran subsidios y pasan los días al sol sin preocupaciones. Somos muchos los desempleados que no percibimos un euro por nuestra condición. ¿Por qué cree que no trabajamos, señor Rajoy? ¿Por vagos? ¿Cree que la gente decide no trabajar y ver como le quitan su casa y dejan a su familia en la calle? Me lo pregunto y se lo pregunto, porque en la actitud de usted y de los miembros de su gobierno no encuentro una respuesta satisfactoria. 

Antes de empezar a hablarle de mi formación y capacidades, quiero comunicarle que no tengo familiares ni amigos influyentes en el Partido Popular, pero espero que eso no sea un inconveniente. Al fin y al cabo, no todos podemos tener relaciones de amistad o parentesco con ustedes, pero todos tenemos derecho a una vida digna, ¿no le parece? 

Mi experiencia laboral es escueta: como profesora particular y poco más. Estoy a punto de terminar mis estudios universitarios, a los que decidí dedicarme a tiempo completo. Si lo hubiese hecho de otra manera quizá habría puesto en peligro mi rendimiento académico, sacrificando entonces la posibilidad de percibir las becas que han hecho posible que finalice mis estudios. Eso sí, lo he hecho muy bien. He acabado la Licenciatura en Filosofía en sus cinco años de rigor y con buenas notas. Este año he estado cursando el Máster que se requiere para ser profesora de secundaria, profesión con la que he soñado desde que era pequeña. Mi vocación no se ha visto mermada en los últimos meses, sino al contrario, reafirmada. 

Aún así, las esperanzas que tengo de poder trabajar en aquello para lo que he estudiado son pocas. Por eso quiero indicarle que mi formación no solo me capacita para ser profesora. A lo largo de mis estudios he adquirido, además de cultura y conocimientos, unas capacidades de lectura y redacción bastante notables. Además, tento el título de mecanografía. Por esta razón creo que podría ser útil redactando comunicados, y así, evitarle sonrojos por sucesos como los que se han venido produciendo últimamente, al salir a la luz ciertas faltas de ortografía y errores gramaticales en comunicados a la prensa emitidos por miembros de su partido. Pero si este puesto estuviese ocupado por algún familiar o amigo de algún afiliado, no me importaría trabajar en otro sitio: museos, bibliotecas, en la recepción de algún edificio, respondiendo el teléfono en alguna oficina. En fin, cualquier puesto en el que mi perfil pueda encajar.

Por cierto, no he estudiado alemán, pero me defiendo en inglés. Obtuve el nivel B1 en la Escuela Oficial de Idiomas, pero, en cuanto tenga un sueldo que me lo permita, me comprometo a seguir estudiando lenguas extranjeras, cosa que no solo considero útil, sino que me encanta. También domino las redes sociales, esos espacios virtuales endemoniados donde los radicales convocan algaradas, y los blogs, ese medio informativo y de expresión que, de momento, no ha podido acallar y censurar. Pero, que conste, no le estoy haciendo sugerencias.

No me queda más que añadir. Simplemente decirle que he sido, durante toda mi vida, una buena ciudadana. He cumplido con mis deberes desde que tengo uso de razón, siendo una buena estudiante, obedeciendo a mis padres, no infringiendo leyes. Me he formado con mucho esfuerzo y mi meta era poder devolver a la sociedad un poco de lo que ella había invertido en mí. Ahora me siento engañada, pero no solo eso. También frustrada y desencantada. Y parte de la culpa de ello la tienen ustedes, señor Rajoy, mis representantes. Ayer tuve que asistir a los aplausos de toda la bancada popular, mientras usted anunciaba medidas que, con toda seguridad, van a hundir a muchos ciudadanos. Entérese, señor Rajoy, empeorar el nivel de vida de los ciudadanos no es una victoria, no puede serlo. Nos deben respeto, o al menos, la apariencia del mismo.

Empiece a recuperar la legitimidad perdida, señor Rajoy. Porque la ha perdido toda. Hágame caso, que de esto sé algo: un gobierno, para ser legítimo, no solo tiene que ser votado. Tiene que haber sido votado atendiendo a razones. Las razones por las que el pueblo les votó ya no son válidas: han traicionado la mayoría, si no todas, sus promesas electorales. Ahora no vale decir que no hay más remedio. Su tarea es buscar otras salidas: para eso les votaron y para eso les pagamos. 

Atentamente,

Bettie.


Os animo a que os dirijáis aquí con vuestras cartas. Animaos a manifestar vuestra legítima disconformidad - o conformidad - con el gobierno. La democracia no se ejercita cada cuatro años.

Comentarios

  1. Emocionada.
    Genial.
    ¡¡Animaos todos!!!!

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  2. Genial la carta! :D
    yo igual me animo también, eso si... no soy tan buena redactando como vosotras jaja

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    Respuestas
    1. Bueno, pues si no eres tan buena redactando, a tí que te den trabajo llevando y trayendo cafés, o diseñando cosas :D jaja

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  3. Suscribo tus palabras. Igual me animo aunque hayan pasado algunos días.
    Enhorabuena por esta carta :)

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