Última voluntad.

Este poema ha sido el que ha recibido la persona a la que hoy le ha tocado el email de #VersosParaTodxs. Lo escribí el viernes pasado, y pensé: "Oye, guárdalo para el email, y ya lo publicarás más tarde". Y así lo hice. Ahora que la receptora ya lo ha leído, lo publico para que lo disfrutéis, o lo sufráis, los demás :)

 Última voluntad.

Si un día se me apaga la luz, definitivamente,

si dejo de creer en las luciérnagas

o en las estrellas que se esconden tras las nubes...

Si dejo de sobreponerme al tedio,

de creer que sonreiré tras la desgracia,

de ver en el llanto un medio y no un modo,

entonces...

Entonces confío en que alguien,

con suma delicadeza, con calma,

y, hasta quizás, con cariño,

tras ver que me muero,

que es necesario un tratamiento,

que yo misma ya no puedo...

Entonces, decía, espero

que con ánimo sereno

alguien me cruce la cara.

Espero que me hagan daño,

que,sin piedad, me censuren y,

que sin perder los nervios,

me obliguen a mirar a mis espaldas,

a ver cuántas veces pensé que no habría un "luego",

un "quizás" o un "empecemos de nuevo". 

Decía que quiero que me castiguen,

por piedad, si un día me quisieron.

No se alarmen, no tengan miedo,

no piensen en las heridas.

Porque, ¿saben? lo único que tengo cierto

es que, mientras duele, hay vida

y donde hay vida hay empuje, 

hay ganas, hay fuerza y lucha.

Cuando uno se siente muerto

nada de eso queda, lo sé. 

Pero solo hay para ello dos razones:

que no se puede sentir más

-y para eso ya no hay remedio-

o que aún no duele suficiente. 

Por eso, háganme daño. 

No me dejen desahuciada.

Confien en mi fortaleza

aunque yo ya no lo haga.

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