Sin interés, no hay aprendizaje.
Hace un tiempo escribía sobre el dilema del profesor particular, sobre una de las dificultades que afrontamos aquellos que enseñamos "extraoficialmente". Hoy quiero señalar una de las ventajas de ser profesor particular que no tiene ser profesor en un instituto: no tenemos que ganarnos el interés de los alumnos, pues lo traen de casa.
Así al menos ha sido con todas las alumnas que he tenido y que he mantenido en el tiempo. Cuando lo digo, la gente no me cree fácilmente, pero a mí no acudían padres, sino hijos. Eran los niños los que pedían a sus padres una ayuda con esa asignatura que se les resistía. Y aunque odiasen la asignatura, había un interés, aunque fuese básico, por aprobarla. Por lo tanto, cuando yo estaba con esas alumnas, ellas estaban conmigo al 100%. No es algo que los profesores de instituto puedan decir siempre. Pero claro, nosotros lo tenemos más fácil. Como ya he dicho, suelen buscarnos ellos, y además, estamos uno contra uno, lo que facilita las cosas aún más.
Si algo he aprendido de mi experiencia como profesora particular es que si el que te busca no es el alumno, sino el padre, la cosa no cuaja. Me pasó una vez. Yo siempre digo a los padres que sean los alumnos los que vean, según su ritmo y sus necesidades, cuántas clases necesitan por semana, cuánto tiempo, etc. Normalmente yo aconsejo una hora semanal, pero si se necesita más atención, nunca aconsejo más de una hora diaria, salvo en casos excepcionales -como ante un examen, por ejemplo. La razón es simple: A partir de los 50 - 60 minutos de trabajo intelectual intenso - y las clases particulares lo son - la atención va disminuyendo notablemente. Los chavales lo saben, y por eso normalmente no piden más de una hora. Pues en esta ocasión me topé con una madre que me pedía dos horas diarias, dos días a la semana. Cuatro horas semanales. Yo intenté hacerle ver que no sería muy productivo, pero ella me insistió. Acepté entonces. Cuando vi a la chica aparecer por la puerta de mi casa me di cuenta de que no iba a tener nada que hacer. Aquella chica no quería estudiar. Pero ni Filosofía, ni nada. A duras penas conseguía que me siguiese, a pesar de estar cara a cara, y cuando pasaban 50 minutos de clase, era imposible que entendiese nada. Venía obligada por la madre, se notaba de lejos. Pero no vino mucho. No hubo un tercer día. Casi me alegré, porque a mí no me gusta engañar a la gente ni crearle falsas esperanzas.
Pues bien, me volvió a pasar. Hace unos días una madre vino a mi casa muy angustiada. Su hijo tenía un examen importantísimo, que no entendía nada, que si lo aprobaba recuperaba Lengua de 3º de ESO, y que en la academia a la que lo llevaba no le ayudaban nada. Bueno, yo le dije que se viniese el chaval, y que veríamos qué podíamos hacer.
Este chaval tenía varios problemas, pero el primero y principal era la falta de interés: no quería estudiar. Si por él fuese, se notaba a la legua, habría dejado el instituto hace un par de años. Seguía por su madre, para no hacerle daño, porque para ella era muy importante que tuviese el graduado en ESO. Y por esa misma razón vino a mi casa. Detecté enseguida, tras explicarle el tema (coherencia y cohesión textual), que el chaval no era tonto, y que si no lo había entendido en clase era porque estaba pensando en otra cosa. En media hora entendió el tema, y en otra media hicimos un comentario de texto en el que se defendió más que bien, para no saberse los recursos y demás de memoria. Le fui animando todo el rato, porque el chaval, además, cree que es un negado para las estudios (poco interés y un mal autoconcepto como estudiante, receta perfecta para el abandono/fracaso escolar), y diciéndole que lo hacía bien, que lo había entendido. Cuando acabó la clase le recomendé que se hiciese un esquema de llaves con los recursos que tenía que buscar en el comentario de texto, y que practicase mucho con él delante. Le dije claramente que él no necesitaba clases particulares, sino trabajo e interés. Que no era tonto, y que podía con ello. Eso sí, que si quería venir, yo no le iba a cerrar las puertas, pero que yo poco podía hacer si él no ponía de su parte. Me supo bastante mal sentir que no podía hacer nada, porque a diferencia de aquella chica, que era una alocada sin demasiado sentido común, este chaval se veía educado, formal y agradable.
Dijo que mandaría a su madre, y cuando la madre vino, yo no sabía como decirle que su hijo no tenía ningún problema, que lo que pasaba es que no le gustaba, no quería estudiar. Y que por eso no ponía interés. Y que al no poner interés, pues era normal que los estudios no le fuesen demasiado bien. Temía su reacción, porque el día que vino a hablar conmigo lloraba, porque no sabía como ayudarle más, pero reaccionó bien. Yo le dije que poco más había que ella pudiera hacer. Que esto le pasaba a muchos niños de su edad, que es una edad complicadilla, y que el problema era que muchos jóvenes veían eso de estudiar y sacarse el graduado como algo inútil, que no necesitaban para nada, y por lo tanto, que no querían hacer. Aquí es frecuente escuchar cosas como: "Para trabajar en el campo, ¿para qué quiero el graduado?".
Es un problema grande, porque sospecho que una parte importante del fracaso escolar llega por esta vía. Por la falta de interés de los alumnos, porque no ven lo que les enseñan como algo útil, como algo por lo que merezca la pena hacer el esfuerzo. Luego, es cierto, muchos se arrepienten. Algunos vuelven a las aulas. Otros no, y se quedan en el arrepentimiento. ¿Cómo lo hacemos para que los chavales perciban que saber cosas no es una pérdida de tiempo? ¿Será un problema del sistema educativo? ¿De los contenidos? ¿De las metodologías? ¿Es simplemente algo inevitable?
Yo creo que bastante culpa de esto la tiene el sistema educativo y los contenidos que se dan.
ResponderEliminarNos hacen empollar cosas para aprobar los exámenes, pero sin buscar que realmente se aprendan y tengas ese conocimiento en la cabeza almenos un tiempo.
Muchas clases no se hacen amenas, no se busca el interés del alumno, sino en dar la máxima teoría posible.
Luego están los profesores que lo único que hacen es soltar el temario y ya, que no se implican con los alumnos. Me he encontrado más de uno así y de esa asignatura no me acuerdo de nada xD
Por ejemplo el último cursillo de inglés que hice por el paro, la profesora era muy cañera. Nos hacía hacer muchos ejercicios, nos hacía salir a la pizarra, nos hacía intervenir todos los días. Anda que no cantamos canciones! xD Y el último día nos tocó salir a cantar delante de todos jajajajaj Estaba como una cabra! xD Pero oye, nos lo pasamos genial y además aprendimos un montón.
Y eso que a mí el inglés siempre se me ha dado fatal, me costaba mucho ponerme a ello, pero tenía ganas de ir a esas clases. Luego terminó el cursillo y ahí se quedó... me faltaba a esa profesora e____e
La verdad es que sí, hay profesores que hacen mucho. Pero incluso con buenos profesores, cuando sientes que la escuela no sirve para nada.... Eso es un obstáculo que tenemos que salvar.
EliminarJo, cómo te entiendo. Es tan difícil dar clase cuando el alumno está desmotivado y pasa ampliamente de todo :(
ResponderEliminarA mí me daba más pena por él. Porque se veía que lo estaba pasando mal. :( Y creo que la parte del desinterés no es toda suya. No es que pase ampliamente porque quiera, sino porque no es capaz de verle sentido. No sé. Me dio esa impresión.
EliminarDe todo hay, de todo, pero si es cierto que no verle sentido a la educación es muy fácil en este país. Mola más entrar en Gran Hermano que estudiar, por poner un ejemplo manido pero bastante real. Hay desmotivación, no interesa culturizarse, el sistema educativo es una pena. Es fin...
EliminarQué razón, yo siempre disfruté de la Historia pero siempre lo vi como algo aburrido, en parte porque los profesores que tuve en el instituto eran bastante aburridos, luego en la Universidad tenía una asignatura de historia y me llevé la gran sorpresa porque ese año disfruté como jamás había hecho, tuve un profesor de esos que te podías pasar horas y horas oyéndole hablar y no cansarte. Y eso influye porque luego tuve otro de Teoría del Derecho que su voz era más efectiva que un somnífero de los fuertes. Creo que parte del éxito está en como un profesor imparte sus clases. Tengo bastantes amigas profesoras, una de ellas es de inglés en un instituto bastante conflictivo y coincide contigo, dice que hay una falta de motivación brutal, además en la mayoría de las asignaturas, sobretodo aquellas que imparten personas que ya tienen una edad.
ResponderEliminarSupongo que quizá tiene que ver con que hay muchos profesores que tampoco creen que haya que dotar de sentido al aprendizaje: que hay que aprender y ya. No sé, la verdad. Yo no me lo acabo de explicar, pero a mí me da mucha pena.
EliminarY no considero que esos chicos sean tontos: son despiertos, y les encanta aprender, pero otras cosas. A lo de la escuela no le ven sentido. Es triste.
Yo siempre he pensado que en la enseñanza obligatoria, bueno y en bachillerato también, enseñan cosas que no sirven para nada en el futuro. Yo era aplicada pero igualmente me agobiaba estudiar cosas que sabía que nunca más usaría, por ejemplo con las mates lo pasé fatal, las odiaba y es que no me han servido para nada esas funciones, logaritmos, etc. Si no eres responsable y aplicado es fácil llegar a ese pasotismo, yo creo que por los contenidos tan inútiles. Ojo, que si después vas a estudiar una carrera de ciencias si que debe servir, pero si lo tuyo son las letras (mi caso) aquello fue una tortura china y completamente inservible.
ResponderEliminarMenudo rollo he soltado! jajajja
A mi me pasaba con las raíces cuadradas y otrascosas de mates, sí xD
EliminarYo cuando comencé a necesitar clases particulares me daba unos tutes que no era normal, hasta 3 horas diarias 3 días a la semana.
ResponderEliminarClaro es que daba 1 hora de cada asignatura: matemáticas, física, química.
Curiosamente de filosofía no di clases particulares, ya sabes que el problema no era yo sino la manía que me tenía el profesor xD
Caso personal aparte yo opino que es muy complicado, no querer estudiar y que te obliguen por narices.
Un primo mío dijo que no quería estudiar y así fue pasando los cursos, al menos no jaleaba en clase y fue sacarse la ESO y hacer algo que le interesaba.
Pero es muy difícil que cuando no quieren estudiar busquen alguna motivación para hacerlo.
Yo como siempre pongo ejemplos de lo que conozco.
Un vecino mío que dijo que no quería estudiar y su madre le dijo que vagueando no lo iba a tener en casa, que buscara algo que hacer y ella no lo obligaría a estudiar. Él le planteó si podía hacer un grado medio de algo que se le antojó, de ahí al superior.
Y el ejemplo más claro lo tengo en esposo: no le gustaba estudiar pero porque no le gustaba lo que estudiaba; sin embargo fue comenzar sus estudios de fotografía y era la mejor nota de la clase. Es una lástima que en casa no recibiera todo el apoyo que necesitaba, hubiera podido estudiar otras cosas que deseaba.
Lo malo es pasar la ESO hasta que puedas entrar a algo que te gusta... u.u'
EliminarTal vez el problema está en que nosotros mismos, adultos o profesores, somos los primeros que pensamos que lo que se estudia no sirve para nada, (en el "mundo padre" esto se da muuuucho) Somos hasta capaces de ponernos en la piel de adolescentes, que con 13 años se creen que lo saben todo de la vida, no digo nada los de 18, cuando lo cierto es que no tienen ni idea de lo que va esto.
ResponderEliminarMi opinión, y he tardado en dar con ello, es que todo sirve, ¡¡todo!!. Yo también soy de letras y derramé mares de lágrimas con las mates de 2º de BUP y con el dibujo técnico, me preguntaréis para qué me sirvió...pues muy fácil, os lo digo: me sirvió para aprender a esforzarme, para saber que en la vida REAL no voy a hacer sólo lo que me guste hacer, para acostumbrarme a pasar por cosas que me harán daño, para aprender a frustrarme, para saber perder, me sirvieron para apreciar mucho más y mejor lo que sí me gustaba. Y esto no me digáis que no es vida, pura y dura.
Hace poco escuchaba en la radio que hablaban de algo parecido, una profesora de instituto hablaba de un alumno brillante en ciencias que llegó a estudiar medicina, era de los que pasaba de lengua y literatura porque a él no le serviría para nada. Bien, pues a ese chico le suspendieron en su tesis doctoral porque según le dijeron: era incomprensible, no tenía ni "cohesión ni coherencia". No sabía exponer lo que había investigado. Supongo que a esas alturas se acordaría de lo tonto de su "eso no sirve para nada".
Pues sí, todo sirve. Todo lo que pueda aprenderse sirve. Pero a ver cómo hacemos esa idea llegar a ciertas personas... :(
EliminarYo también trabajé de profesora particular una buena temporada, y coincido contigo. Una alumna desapareció a partir del tercer día, no volvió ni para recuperar uno apuntes que se había dejado en la clase anterior :S.
ResponderEliminarNo estaría muy interesada en aprobar... XD
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