OSNAU: Operación Spam Navideño a la Antigua Usanza

Acabo de dar por finalizada la penúltima fase de OSNAU: Operación Spam Navideño a la Antigua Usanza. Vamos, que he acabado de escribir las tarjetas navideñas, las he metido en sus correspondientes sobres y he puesto las direcciones.  Ahora falta llevar a cabo la última fase: enviarlas. Pero eso será otro día, porque los domingos no abren Correos. 

Detesto la Navidad, mucho y muy fuerte. He de reconocer que, como soy un tanto inconsecuente a veces, hay días que me levanto sintiendo cierto espíritu navideño. Pero creedme: lo primero que hago en esos días es llevarme la mano a la frente para comprobar que no tengo fiebre, que no estoy delirando.Sin embargo hay cosas de la Navidad que sí me gustan. Por ejemplo, el turrón de praliné de trufa. Me pirra. Pero mucho. O las peladillas de piñones. Y los regalos, si los hay, claro. Y también me gusta mandar tarjetas navideñas. No porque sea Navidad: eso es la excusa. A mí me gusta porque me siento y dedico unos minutos en pensar en gente a la que quiero para escribirles unas palabras que tengan significado. No es que escriba nada original o nunca visto, la verdad, pero lo que escribo sale de mi corazón y es sincero. Por eso ninguna de las tarjetas que escribo es igual que otra. Cada una es diferente. Y confío en que esas personas, cuando las lean, entiendan ese significado oculto, ese mensaje que solo el receptor y yo podemos comprender en profundidad.

Supongo que a la gente le hace ilusión recibirlas, pero no tanta como a mí enviarlas. He pasado toda la tarde sonriendo, y eso es decir mucho de mí en un domingo.

¡Que empecéis bien la semana que entra! :)