Sobre pedales.

Siempre he sido una persona vaga para eso del deporte. Pero mucho, no os imagináis cuánto. No me importaba pasear, o nadar si iba a la piscina, o bailar,... Pero eso de ponerme específicamente a hacer un determinado deporte... Afú. 

La cuestión es que nunca se me ha dado bien. Tengo verdaderos traumas con la clase de Educación Física. Y, sin embargo, estuve unos años practicando aeróbic y me encantaba. O bailando jotas manchegas, que ya os adelanto que se suda y mucho. También me encanta nadar. Pero bueno, lo cierto es que para hacer ejercicio tenía que divertirme. Eso de ponerme a hacer deporte así porque sí... Ña. Por eso yo nunca, de nunca, saldré a correr, o como se llama ahora, a hacer running. Correr me aburre soberanamente.

Y claro, la gente me animaba. Pero mi vagancia desarrolló todo tipo de excusas para escaquearme. Era algo tal que así:

- Querida Bettie Jander, deberías hacer algo de ejercicio. Te vendría bien para todo de todo.

- Ya, si lo sé. Pero no sé, creo que antes tendría que dejar de fumar, es más urgente...

- Pero Bettie, si tú no fumas...

- Mejor me lo pones: tengo que empezar, engancharme y dejarlo. Lo del deporte no va a poder ser de momento...

Pero ayer vi este vídeo y por primera vez no me sentí culpable, ni busqué excusas. 

¿Sabéis por qué? Porque cumplo con mi media hora de ejercicio diario de lunes a viernes, o, visto de otra manera, con mis 150 minutos de ejercicio semanales.

Desde el 19 de septiembre, cada día, hago una hora de bici estática. Eso sí, siempre acompañada de mi mp3. Yo, sin música, no funciono.  Podría salir con la bici, sí, pero es que en la calle hay gente, y soy algo misántropa. En casa no llueve, ni nieva, y no hay excusas. No tengo que arreglarme ni aguantar críticas ni comentarios de nadie. Peleo contra mí misma. Y me gusta. Me siento cómoda.Y no me voy a quitar ni un poquito de mérito: ¡no veáis el frío que hace ahora en el sitio donde está la bici! Pero no pasa nada, a los 10 minutos ya he entrado en calor más que de sobra :P

Lo cierto es que no he notado grandes cambios en mi cuerpo ni en mi peso, pero no me importa. No empecé por eso. Empecé porque no quiero, a mis 25 años, ser una persona totalmente sedentaria. Mientras vivía en Valencia caminaba bastante. Iba a hacer la compra a pie, al máster a pie, a casa de mi suegra a pie, a todas partes a pie. Y más en los últimos tiempos, en los que el bonobús era un bien escaso. Pero aquí las cosas son distintas. Empecé porque necesitaba convertir todo ese nerviosismo y esa angustia en otra cosa. Y pensé que convertirlos en sudor y pedaladas podría funcionar. Y bueno, lo cierto es que no es la purga de Benito, pero va bien. Y, por último, empecé porque quiero estar sana y el ejercicio regular es un tratamiento preventivo fantástico.

Desde luego, no he pasado de vaga total a deportista ejemplar: hay días que "racaneo" minutos y días que, por lo que sea, fallo. Pero son los menos. Por lo general estoy siendo bastante disciplinada. También he de confesar que hay días en los que digo "hoy no, que no pasa nada por un día", y al final acabo pedaleando el doble de fuerte, porque mi conciencia no me deja tranquila. Eso quiere decir que estoy forjando un hábito. Y bueno, además.

Así que, contra todo pronóstico, visto mi historial, puede decirse que todo va, si no sobre ruedas, al menos sí sobre pedales. 

Dato: desde que empecé hasta hoy he recorrido 675.54 km.

Post dedicado a Perri que fue, sin querer, parte de lo que me motivó a empezar.