El mitin.
- Queridos compatriotas, estoy decidida... Más que decidida, determinada a cambiar el mundo, empezando por nuestro país. Si ustedes me dan su confianza, si me dan su voto, prometo cambiar sus vidas. Sé, por supuesto, que ustedes no van a contentarse con palabras vagas, con promesas vacías. Por eso, amigos, estoy dispuesta a concretarles algunos de mis propósitos, y quiero explicarlos de manera bien clara, pues créanme si les digo que lamentaría enormemente que alguien me votase por error.
Soy consciente de que la pobreza es un gran problema en nuestra hermosa nación. Ayer estuve paseando por las zonas más pobres de esta ciudad y lloré. Un niño pequeño se me acercó y yo saqué mi monedero. Resultó que no llevaba más que una moneda. Cuando el infante vio que le daba la vuelta a mi monedero y solo salía una moneda, me tomó de la mano, me llevó a la tienda y me dijo: "Señorita, no es necesario que se quede usted sin nada...Si quiere lo compartimos". Por eso quiero combatir la miseria, amigos. Pero no les prometo que dejará de haber pobres, oh no. Les prometo que dejará de haber ricos. Si consigo ser presidenta nadie, y escúchenme bien, ¡nadie! será capaz de humillar a otro por dinero, comprarlo, venderlo, explotarlo. Nadie andará compartiendo pan duro mientras otros tiran postres a la basura. Acabaré con la miseria peor, con la más dolorosa: la miseria moral.
Desde luego, otra de nuestras mayores preocupaciones es la educación. ¿Cómo es posible que en un país como el nuestro, en el que se ha doblado la tasa de graduados universitarios en los últimos años, nadie se ofrezca a ayudar a una ancianita a cruzar la calle, nadie ceda el asiento en el transporte público a una embarazada, nadie ayude a levantarse a alguien que se ha caído? Es intolerable. Así que pienso cambiar los planes de estudios. Me darán igual los contenidos. Tanto me importa que nuestros jóvenes aprendan quebrados que a fabricar comentas. ¿De qué nos sirve tener médicos de calidad si cuando ven a alguien que necesita su ayuda en la calle miran para otro lado? Creo que lo fundamental es que nuestros compatriotas sean personas, buenas personas. Y si más adelante podemos tener buenos profesionales, pues mejor. Todo se andará, pero lo primero es lo primero, ¿saben?
Me comentaron algunos de ustedes ayer que los hospitales de beneficencia se encontraban sobrepasados. También pienso solucionarlo. No es justo que sean los pobres los más enfermos, justo los que no pueden costearse la cura de sus males. No, no señor. No es justo. Y yo quiero ser una gobernante justa, eso sobre todo. Así que tengo ya preparado el texto de un decreto por el que pienso prohibir que las personas que no puedan costearse el seguro médico no se pongan nunca enfermas. Las enfermedades quedarán reservadas para todos aquellos que puedan permitírselas. De este modo, compañeros, aquellos cuya vida es bastante más difícil tendrán un problema menos al que enfrentarse. Toda ayuda es poca.
Cuando yo gobierne, si ustedes me dan su confianza, evitaré, además, que la gente se eche de menos. Y, por supuesto, también que se eche de más. No tengo claro que es más triste, amigos, si faltarse o sobrarse. Pero bien, esta segunda parte todavía hay que concretarla. En cuanto a la primera: nadie, nunca más, tendrá que estar separado de las personas que quiere. Allá donde esté su familia, sus amigos o su amor, la persona que lo solicite tendrá un empleo y un hogar. Será necesario un sencillo trámite burocrático: que sea acompañado a la delegación gubernamental más cercana por alguien que lo ame y que esté dispuesto a declararlo ante el funcionario allí presente. Espero que no sea una gran molestia, pero, con esta medida, queremos evitar los desengaños y ahorrar a nuestros compatriotas todo el dolor posible.
Y sobre todo, prometo que les voy a hacer felices. No solo que voy a escuchar sus problemas, no, pues eso es deber de todo político. Prometo que los voy a intentar solucionar. Quien quiera que tenga un problema podrá acudir a contar sus cuitas a alguna de las oficinas que abriremos específicamente para este fin. Allí, personal debidamente cualificado las recogerá por escrito y enviará a mi gabinete, para que las consideremos y podamos solucionar los problemas que les aquejen si está en nuestra mano. Pero, tanto si es así como si no, antes de abandonar la oficina le será recitado un poema que le conforte el corazón y le haga sonreír. Es cierto que los grandes cambios toman tiempo, sí, pero no hay razón por la que no puedan esperarse con versos en el alma.
Siento mucho tener que concluir, pero el tiempo apremia. El regidor me está avisando que el programa está a punto de finalizar y que debo dejar tiempo para algunas preguntas. Solo quiero añadir mi gratitud por su atención y por las preguntas que vayan a formularme.
Soy consciente de que la pobreza es un gran problema en nuestra hermosa nación. Ayer estuve paseando por las zonas más pobres de esta ciudad y lloré. Un niño pequeño se me acercó y yo saqué mi monedero. Resultó que no llevaba más que una moneda. Cuando el infante vio que le daba la vuelta a mi monedero y solo salía una moneda, me tomó de la mano, me llevó a la tienda y me dijo: "Señorita, no es necesario que se quede usted sin nada...Si quiere lo compartimos". Por eso quiero combatir la miseria, amigos. Pero no les prometo que dejará de haber pobres, oh no. Les prometo que dejará de haber ricos. Si consigo ser presidenta nadie, y escúchenme bien, ¡nadie! será capaz de humillar a otro por dinero, comprarlo, venderlo, explotarlo. Nadie andará compartiendo pan duro mientras otros tiran postres a la basura. Acabaré con la miseria peor, con la más dolorosa: la miseria moral.
Desde luego, otra de nuestras mayores preocupaciones es la educación. ¿Cómo es posible que en un país como el nuestro, en el que se ha doblado la tasa de graduados universitarios en los últimos años, nadie se ofrezca a ayudar a una ancianita a cruzar la calle, nadie ceda el asiento en el transporte público a una embarazada, nadie ayude a levantarse a alguien que se ha caído? Es intolerable. Así que pienso cambiar los planes de estudios. Me darán igual los contenidos. Tanto me importa que nuestros jóvenes aprendan quebrados que a fabricar comentas. ¿De qué nos sirve tener médicos de calidad si cuando ven a alguien que necesita su ayuda en la calle miran para otro lado? Creo que lo fundamental es que nuestros compatriotas sean personas, buenas personas. Y si más adelante podemos tener buenos profesionales, pues mejor. Todo se andará, pero lo primero es lo primero, ¿saben?
Me comentaron algunos de ustedes ayer que los hospitales de beneficencia se encontraban sobrepasados. También pienso solucionarlo. No es justo que sean los pobres los más enfermos, justo los que no pueden costearse la cura de sus males. No, no señor. No es justo. Y yo quiero ser una gobernante justa, eso sobre todo. Así que tengo ya preparado el texto de un decreto por el que pienso prohibir que las personas que no puedan costearse el seguro médico no se pongan nunca enfermas. Las enfermedades quedarán reservadas para todos aquellos que puedan permitírselas. De este modo, compañeros, aquellos cuya vida es bastante más difícil tendrán un problema menos al que enfrentarse. Toda ayuda es poca.
Cuando yo gobierne, si ustedes me dan su confianza, evitaré, además, que la gente se eche de menos. Y, por supuesto, también que se eche de más. No tengo claro que es más triste, amigos, si faltarse o sobrarse. Pero bien, esta segunda parte todavía hay que concretarla. En cuanto a la primera: nadie, nunca más, tendrá que estar separado de las personas que quiere. Allá donde esté su familia, sus amigos o su amor, la persona que lo solicite tendrá un empleo y un hogar. Será necesario un sencillo trámite burocrático: que sea acompañado a la delegación gubernamental más cercana por alguien que lo ame y que esté dispuesto a declararlo ante el funcionario allí presente. Espero que no sea una gran molestia, pero, con esta medida, queremos evitar los desengaños y ahorrar a nuestros compatriotas todo el dolor posible.
Y sobre todo, prometo que les voy a hacer felices. No solo que voy a escuchar sus problemas, no, pues eso es deber de todo político. Prometo que los voy a intentar solucionar. Quien quiera que tenga un problema podrá acudir a contar sus cuitas a alguna de las oficinas que abriremos específicamente para este fin. Allí, personal debidamente cualificado las recogerá por escrito y enviará a mi gabinete, para que las consideremos y podamos solucionar los problemas que les aquejen si está en nuestra mano. Pero, tanto si es así como si no, antes de abandonar la oficina le será recitado un poema que le conforte el corazón y le haga sonreír. Es cierto que los grandes cambios toman tiempo, sí, pero no hay razón por la que no puedan esperarse con versos en el alma.
Siento mucho tener que concluir, pero el tiempo apremia. El regidor me está avisando que el programa está a punto de finalizar y que debo dejar tiempo para algunas preguntas. Solo quiero añadir mi gratitud por su atención y por las preguntas que vayan a formularme.
Una mano se alzó entre el público. Pertenecía a una adolescente pecosa que se apartaba el flequillo de la cara compulsivamente.
- Sí niña, dime.
- Señora, es muy bonito todo eso que ha dicho. Pero... ¿cómo va a hacer para cumplirlo?
La política abrió los ojos sorprendida, como si aquella pregunta fuese la última que esperaba escuchar.
- ¿Cumplirlo? ¿Quien ha hablado de cumplirlo, querida niña? ¿No se han dado cuenta de que todos, todos, les mienten sistemáticamente? Ninguno de aquellos que quieren gobernarles ha dicho ni una palabra de verdad desde que comenzó la campaña. Yo tampoco, lo admito. Pero al menos yo pretendo que las mentiras que les cuento sean lindas...
Oh! lo has escrito tú verdad? Mola mucho el texto, aunque sea lo que pase realmente... ¬¬
ResponderEliminarEscrito por una servidora. Siempre que no indique otra cosa, asi es :)
EliminarOlé! Yo mato el gusanillo en lavacademonterroso, un recull de minilamentos que prefiero permanezca en bicarbonato (que dirían Gomaespuma).
ResponderEliminarYo más que matarlo, lo alimento xD :) Ya he echado un ojo por allí, estaré "al quite" jaja
EliminarY yo que iba a darte mi voto...
ResponderEliminarDas en el clavo.
¡Un saludo!
Vaya, gracias! jaja :)
EliminarEra tan bonito hasta que la adolescente preguntó... Tanto que hasta me he emocionado.
ResponderEliminarPor lo que más quieras, no dejes de escribir nunca.
No dejo, de momento. Sigo empeñada en que alguien pase por aquí, se enamore de mi modo de escribir y me fiche para alguna revista o algo así xDDD -soñar sigue siendo gratis, sí.
EliminarUn abrazote gordote gordote.
Si yo tuviese una revista te fichaba =)
EliminarCuando el Runo sea periodista famoso mundial, hablamos xD. Ya ves, yo también sueño una mijita :*
Jajaja :* mira que te tomo la palabra. Ya sabes, hay que mirar por la familia ¬¬xD
Eliminar¡Fantástico!
ResponderEliminarGracias :)
EliminarQué precioso, qué Mafalda te ha quedado. XD
ResponderEliminarQué piropazo me acabas de echar, linda :)
EliminarTotalmente de acuerdo...yo también he visto a Mafalda.
EliminarMe ha gustado!!! mucho!!
Graciasd Perri :)
EliminarFabuloso!
ResponderEliminarGracias guapa :)
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