El ladrón de versos.
La observaba a diario desde una distancia más que prudente: nunca sus ojos azabache se habían cruzado con él.
La esperaba cada día en el pasillo, al lado de la fuente, desde donde podía ver su taquilla. Quería estar presente cuando ella leyese el pequeño poema que le había deslizado dentro, ese por el que había atracado la noche anterior a Neruda, a Benedetti, a Lorca. Ella lo leía y siempre, siempre, miraba alrededor. Pero no le veía nunca.
No importaba. Él era feliz poniendo un poema en su vida cada día, de lunes a viernes.
Una tarde salió de clase y la vio sentada en el césped con un muchacho. Él llevaba los cabellos despeinados y unas gafas de concha. Entre sus manos tenía un libro de poemas que le estaba leyendo en voz alta.
No pudo soportarlo. Sabía que ella no había reparado nunca en su presencia y, por tanto, que él no ocupaba lugar alguno en su vida. Sabía que salía con otros chicos -y alguna chica- e incluso la había visto regalar algún beso en los pasillos de la facultad. Lo sabía y no le importaba. Pero aquello... Aquello sí era importante. Era él quien le regalaba poemas y, mientras ella los leía, existía y tenía un lugar en el mundo. Ese momento único para ambos era el que daba sentido a su día a día. Y ahora... Ahora ya era uno más. Y ni eso: era uno menos.
Esa noche cometió un suicidio poético. Colgó su corazón de un verso suelto y lo abandonó a su suerte hasta que alguien encontrase una rima para él.
Hoy estoy... cansada.
Y estoy escuchando...Como un burro amarrado a la puerta del baile - El último de la fila.
PD: Ya lo he dicho por las redes, pero os lo comento también por aquí. Como resulta que no tengo bastante con atormentaros con mi incontinencia verbal en este blog, voy a hacerlo de ahora en adelante -de vez en cuando- en El Buscalibros. Hoy me estreno con la reseña de una obra muy especial para mí, Persépolis. Por si os apetece echarle un ojo :)
Nunca tengo bastante de ti, así que ahí estamos ya también! ;)
ResponderEliminarPobre chico de los poemas... :(
Te amo, Cachito! <3
Pobre, pobre, pobre. :(
EliminarPor cierto... Voy a hacer 'publi' de un blog para ratoncillos de biblioteca
ResponderEliminarhttp://anagonzalezduque.blogspot.com.es/2014/10/cita-ciegas.html?m=1
¿Os apuntáis?
Yo no me apunto, pero mañana, a una hora menos intempestiva, intentaré difundirlo por las redes sociales, me parece una idea preciosa :)
EliminarUna pregunta tal vez estúpida, pero... ¿Es casualidad que suene "Como un burro amarrado a la puerta del baile"? Porque imagino así al pobre chico :(
ResponderEliminarNo sabía que existía esa web, me la apunto, y te comentaré cuando pueda :)
¡Un abrazo!
Yo reseño -y casi todos los colaboradores- solo una vez al mes. Pero hay bastantes reseñas, muy variadas y demás. Es una web interesante :D
EliminarY sí, lo de la canción fue una casualidad absoluta. TEnía un montón de música sonando en modo aleatorio, y fíjate.. .jajaja
Qué bonito, Bettie, y qué triste...
ResponderEliminarSobre todo es triste si piensas que hay casos así... :P
EliminarJo, bonito y triste *__*
ResponderEliminarVi lo de la reseña por Facebook peeeero bastante tengo atrasado ya xDDD iré pasándome por allí a cotillear, pero lo veo difícil T_T las que vayas compartiendo al menos leer un poco xD
Que no son deberes. Siempre te digo lo mismo xDDD
EliminarAbrazotes supervitaminados :D
¡Qué buena canción estabas escuchando! Parece un poco festiva pero al protagonista le dicen goodbye en una nota, tan ricamente.
ResponderEliminar:(
Buena reseña de Persépolis, lo apunto en "lecturas pendientes".
Me ha encantado la entrada de "Historias de la p**** carrera", está genial, jajaja. No doy abasto leyendo.
¡Besos!
Y tan ricamente, ya ves.
EliminarPersépolis es una obra maestra, a mí me encanta :)
Jajaja, me alegro de que te hayan gustado los posts :) Si ves que tal, guárdate alguno para un rato de aburrimiento :P