Arte que no te da la arcada.

Podría haber puesto otro título, pero Los Simpson molan, y las referencias a Los Simpson son bien. Por eso el blog de MGnolia mola tanto -entre otras cosas.

Pero bueno, que yo no pienso que el arte, en general, dé arcadas. Me encanta el arte. Pero tengo un pequeño problema con el arte más o menos actual. De hecho, desde las vanguardias en adelante estoy más perdida que un pulpo en un garaje, salvo contadas excepciones. No me da vergüenza reconocerlo: soy una de esas personas que no entiende (ni siente) el arte "de ahora". Rancia, simple, estrecha de miras, lo que queráis. Pero así es, y no voy a decir lo contrario. 

Bastante tuve con las asignaturas de Estética que cursé en la carrera, que se flipaban con artistas modernos de esos que me hacen levantar la ceja y poco más. Con deciros que en uno de mis trabajos, para rellenar, entrevisté a Jack e incluí un comentario a varios vídeos de La Hora Chanante... ¡Ey! ¡Algo tenía que hacer! ¡Imaginación al poder! Era un trabajo vanguardista el mío... 

Pero de vez en cuando me encuentro arte contemporáneo, de hoy, que no me deja fría. Arte que me emociona, que me fascina, que me captura o que incluso me secuestra. 

Eso fue, precisamente, lo que me pasó anoche con este cuadro de Arantza Martínez.

The little mermaid: the rescue.

Los descubrí anoche a ambos, cuadro y artista, gracias a Twitter. Me puse a buscar en Google y llegué a su página. Y me quedé. Me encantaron sus cuadros. Me fascinó cómo crea a los personajes: ¡son reales! Son gente que puedes cruzarte por la calle. No se trata de rostros impersonales.

Y algunos de sus cuadros, como el de la sirenita, tienen muchísima fuerza. Por ejemplo, este:

 

Y, como la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay-ay, hoy Jack ha compartido conmigo otro pintor, también actual, que se ha encontrado por casualidad, Vladimir Volegov.  Lo que le ha chocado ha sido el grandísimo aire a Sorolla que tienen algunas de sus obras, a pesar del nombre y el apellido. 

¿No os parecen realmente mediterráneos? Resulta que Volegov se ganó la vida durante un tiempo pintando retratos en distintas ciudades europeas, entre ellas Barcelona. Quizá el Mare Nostrum le susurrase, en su lenguaje, algo parecido a lo que le dijo en su día a Sorolla...

No todas sus obras son tan marítimas, pero todas tienen el mismo espíritu: cotidiano, honesto,...

Si os han gustado estos cuadros, os invito a que visitéis las páginas de estos dos pintores y les echéis un ojo. Ya sabéis que el arte ayuda a limpiar el polvo que el día a día deja en el alma :)

¡Muá!

Hoy estoy... relajada

Y estoy escuchando... Mi problema - Ismael Serrano