Libro: Pepita Jiménez, de Juan Valera.

QUE VIVES EN CASA DE TU MADRE, JUAN VALERA
xDDDDDDDDDD




Ojú, qué feas son las portadas de Pepita Jiménez, hermanos. Si al final la más bonita es la de mi edición, de la colección Clásicos Españoles de El País, con sus dos abanicos chulísimos. Pero bueno, sirva para ilustrar la entrada. 

Tengo esta colección en casa de mis padres desde que tengo 18 años. Me la hice en 2º de Bachillerato. De ella he leído varios libros y me han tentado muchos otros, pero Pepita Jiménez no había sido uno de ellos, vaya usted a saber por qué. Quizá porque el autor no me sonaba de nada :P Pero el otro día, paseando por Córdoba con Letraherido, reparé por primera vez en una placa situada en una vivienda que hace esquina con la calle Claudio Marcelo. En ella decía que ahí vivió Juan Valera. Letraherido se alegró mucho (todo le emociona, es más majo...) y me dijo: "Claro... Es que tú no has leído Pepita Jiménez, ¿verdad? Pues creo que te gustaría".

Unos días después, Lileth me lo recomendó en Twitter. Como estoy en casa de mis padres y tengo aquí el libro, me decidí a leerlo. Lo he devorado en dos o tres días. 

¿De qué va el libro?

Pepita Jiménez cuenta la historia de Don Luis de Vargas, un muchacho de 22 años (creo recordar) que, antes de marcharse al seminario para ordenarse sacerdote, acude a su pueblo natal de Andalucía a pasar un tiempo con su padre, que es el cacique local. El pueblo todo está impregnado de la presencia de Pepita Jiménez, una viuda que cuenta solo con 20 años y que causará una fuerte impresión en Don Luis. 

Hablando del libro...

Se trata de otra historia llena de pasión (parece que esa va a ser la tónica de mi verano, al menos de momento). Me ha quedado mejor sabor de boca que con Madame Bovary, pero claro, la intencionalidad de esta obra no es la de la obra de Flaubert y también es cierto que Juan Valera es mucho más benévolo con Pepita que Flaubert con Emma. Encontramos en Pepita a un personaje femenino equilibrado para la época, incluso con toques que salen de la imagen femenina típica: piadosa, sensata, prudente y acertada en el hablar, buena gestora de su hacienda, llena de determinación y, aunque apasionada, no enamoradiza ni voluble. Don Luis, por su parte, aunque se tiene por un hombre con experiencia, se muestra como bastante inocente, pues no reconoce el influjo que Pepita tiene sobre su persona hasta bien avanzada la historia. No obstante, se empeña en no desviarse del sendero que se había fijado y hace un gran esfuerzo para no pecar. No en vano, el conflicto religioso es uno  de los temas centrales de la novela.

A ese respecto, me ha parecido muy interesante la distinción de Juan Valera entre vocación religiosa y fantasía religiosa. Quizá en Pepita Jiménez Valera hace un ejercicio, en parte, análogo al de Flaubert, pero esta vez, señalando la "locura" que puede provocar la lectura fanática de textos religiosos. 

Y Pepita... Pepita me ha gustado mucho como personaje. A pesar de que la han pretendido y la pretenden hombres de buen nivel y de prestigio, a pesar de que ella viene de lo más humilde de la sociedad, a pesar de que es una mujer que se ha adentrado en un mundo masculino, ella no se arredra y permanece firme, como viuda, sin necesidad de un hombre, y no considera esta opción hasta que se enamora. Además hay un momento en el que ella saca todo su genio, toda su rabia, y se opone a lo que parece que va a ser el destino, como si ella sola, con su determinación, pudiese cambiar el curso de las cosas. En serio, me ha enamorado. 

En general, el libro me ha dejado muy buen sabor de boca y me ha enganchado un montón. También es que tengo yo el ánimo propicio para pasiones desbocadas. Todo un acierto haberme aventurado a su lectura. 

Os dejo un trocito...

-Bueno está eso -replicó Pepita-; cumplir su promesa... acudir a su vocación...¡y matarme a mí antes! ¿Por qué me ha querido, por qué me ha engreído, por qué me ha engañado? Su beso fue marca, fue hierro candente con que me señaló y selló como a su esclava. Ahora, que estoy marcada y esclavizada, me abandona, y me vende, y me asesina. ¡Feliz principio quiere dar a sus misiones, predicaciones y triunfos evangélicos! ¡No será! ¡Vive Dios que no será!


Ahora estoy que no sé qué empezar. Había pensado en Paraíso inhabitado, de Ana María Matute, pero he pensado leer algo más ligerito en medio de tanta intensidad, porque me han recomendado que paladee con mimo ese libro. Así que, probablemente, leeré Pídeme lo que quieras, de Megan Maxwell. Es un libro del que me han hablado muy bien, así como de la autora, así que... ¡habrá que darle una oportunidad!

Comentarios

  1. Gracias por la cita (y por lo de que soy majo ^//^). Vaya, así que una concatenación de cosas (la colección de El Pais, mi comentario en aquella calle, una recomendación en Twitter) te han llevado hasta la obra :D
    Es muy distinta Pepita a Emma de Flaubert porque la intencionalidad son muy distintas. Pepita Jiménez es una obra con final feliz, porque era un realismo idealista. Y la cosa tenía que salir bien, claro. En cierto modo, después de Madame Bovary ¿no ha ido muy bien esta lectura para cambiar el contraste? Espero que sí :)
    Yo intuía que te podía gustar, y me alegro de haber acertado.
    Por cierto, se hizo una ópera de Pepita Jiménez :)
    ¡Un abrazo!

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    Respuestas
    1. Lo sé, lo sé. A ver si tengo la oportunidad de echarle un ojo a la ópera en algún momento.

      Sí, a veces las circunstancias parecen conspirar.

      Y si eres majo se dice, claro xD

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