Aleluya



Tú en mi vientre. Los juegos infantiles
dejan paso, después, a los mordiscos.
Yo en tu boca. Oleaje sereno
agitado por tu lengua y tus pestañas.

Todo se muda, pero este aleluya
tiene por objeto nuestros cuerpos
y el temblor que agita los pechos
y hace olvidar a la muerte.

Todo pasa. Tal vez se morirá
este deseo o nuestros besos olvidarán
el camino de los centros. Mas no importa.
Hoy, tú, en mi vientre. Yo, en tu boca.





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