Libro: Madame Bovary, de Gustave Flaubert.


Madame Bovary es uno de esos libros que ha estado en mi lista de pendientes tantos años que no puedo recordar con exactitud desde cuándo. Sé que en cuarto de carrera ya estaba. Lo estudié en una asignatura (sí, en Filosofía estudiamos de todo, es muy guay), pero acabamos leyendo La educación sentimental, también de Flaubert. No me gustó demasiado, y eso me llevó a posponer aún más la lectura de este clásico. Pero cuando me lo encontré en el libro electrónico mientras buscaba algo que leer en la playa supe que le había llegado el momento.

¿De qué va el libro?

El libro narra la vida de Emma, hija de un granjero acomodado, desde que conoce a Charles Bovary, médico, con el que acaba casándose.

Mi talento para las sinopsis es nulo, lo sé.


Hablando del libro... (puede contener spoilers, aunque yo leí el libro sabiendo cómo acababa, pero vamos, que si no sabes ni quieres saber nada de la historia, no entres aquí xD)

Puede que en esta "reseña" sea un poco vehemente y que escriba con algo de mala leche, así que, para que nadie se confunda, diré que el libro me ha gustado mucho, y eso que estaba en medio de una crisis lectora en la que todo me parecía, cuanto menos, regu. Así que, que nada de lo que pueda decir yo aquí os confunda: el libro es muy bueno.

Dicho esto, voy a empezar cagándome en Flaubert. Al parecer, Madame Bovary, esa novela que me tuvo anoche llorando un buen rato, pretendía ser una parodia: quería ser a las novelas románticas lo que el Quijote a los libros de caballerías. Incluso, al final de mi edición, en un anexo, dicen que Madame Bovary es una novela humorística si se saben identificar los tópicos de las novelas románticas que caricaturiza. Qué cruel, por favor. ¿Quién podría reírse con esta historia? Es cierto que se aprecian en los personajes ciertos rasgos histriónicos, exagerados, pero no tanto como para poder abstraerse de la historia y del drama. 

Además, no me voy a aguantar un "hombre tenías que ser" dedicado a Flaubert. Es cierto que Madame Bovary es una crítica feroz al ideal de amor romántico que puedo suscribir. No obstante, para realizar esa crítica se sirve, sobre todo, del personaje de Emma, al que presenta como una mujer voluble, caprichosa, falta de sensatez y de prudencia (aunque no, creo, de intelecto), que se deja llevar por cualquier viento de pasión en busca de ese amor sobre el que ha leído en los libros sin ser consciente de que tiene a su lado un hombre bueno. No sé si es algo que solo me ha pasado a mí, pero durante la lectura, en muchos momentos, detestaba a Emma Bovary. (En parte, he de decir, porque reconocía en ella tendencias que yo también tengo y tampoco me gustan. Yo también soy un poco esclava de la hermosura y de las pasiones...)

Quizá el personaje de Emma Bovary es el más complejo de la novela, aunque se la acabe dejando como a una pobre mujer que acaba dando al garete con cualquier posibilidad de ser feliz y suponiendo la ruina de su familia, porque el resto de personajes importantes, todos masculinos, se ciñen a los estereotipos: Rodolphe es un Don Juan de libro, León quizá se salva un poco de estar tan estereotipado, pero luego tenemos a Charles Bovary, el marido, que es un santo. No es celoso, nunca desconfía de su esposa, la tiene a pan y manteles, la ama incondicionalmente desde el primer momento hasta el último, y yo me pregunto, ¿DÓNDE ESTÁN ESOS HOMBRES, POR FAVOR? Faltan hoy, como para abundar en el siglo XIX... 

Pero lo cierto es que Madame Bovary es una crítica bastante aguda a la idea de amor romántico recogida en la literatura. Emma es una víctima de la tiranía de lo bello y la necesidad de experimentar grandes pasiones. Busca un amor lleno de poesía, de locura, desenfreno y epicidad y no encuentra ese amor en su matrimonio. Cuando se casa, Emma se ve rápidamente envuelta en la rutina de la vida de casada y, a pesar de las atenciones de su marido, no es feliz. Poco a poco comienza a proyectar ese resentimiento sobre su marido, al que ve torpe, poco hombre, insignificante, sin relevancia. Su corazón se excita, sin embargo, con las fiestas en la corte, con los lujos,con las cosas bellas, con las atenciones y las palabras de amor (por más fingidas que sean). A esas fantasías se entrega en cuerpo y alma, sin medida ni prudencia. Emma entra en la espiral del deseo infinito, de la búsqueda de un ideal literario que, en cuanto toma cuerpo, se envilece a sus ojos, y se arrastra para llegar a poseer la belleza de aquello que queda fuera de su total alcance. 

Me abstendré de comentar el final, porque anoche acabé llorando, entre rabia, pena y mala leche. Pero una obra que es capaz de conmover así debe tener algo bueno. A mí, desde luego, me ha parecido maravillosa y os la recomiendo encarecidamente.

Os dejo un trocito...


Deseaba un niño; sería fuerte y moreno, lo llamaría Georges; y esa idea de tener por hijo un varón era como el esperado desquite de todas sus pasadas impotencias. Por lo menos, un hombre es libre; puede recorrer las pasiones y los países, franquear los obstáculos, probar las dichas más lejanas. Pero a una mujer le está continuamente prohibido. Inerte y flexible a un tiempo, tiene en su contra las debilidades de la carne junto con las dependencias de la ley. Su voluntad, como el velo de su sombrero, sujeto con un cordón, palpita a todos los vientos; siempre tiene algún deseo que tira de ella, algún convencionalismo que la frena.


Ahora voy a leer Pepita Jiménez, de Juan Valera. Parece que está siendo un verano de figuras femeninas...

Comentarios

  1. buah! Varias cosas:
    - ¡Yo también lo tengo pendiente desde hace mucho! Curiosamente desde el 2011, que leí La Regenta, y fue una lectura que me marcó profundamente <3 Son dos novelas que dialogan, Clarín respondía a la obra de Flaubert.
    - Y ahora la tengo más pendiente aún, me has puesto los dientes largos. Pero maldito sea mi escaso tiempo >.<
    - Muchas veces, a un autor no le sale del todo bien su propósito... o su novela se le convierte en otra cosa. No es una boutade, pasa de verdad. Y sospecho que pasó con este caso. Porque he escuchado a muuuucha más gente decir que realmente su intención como que no se ve mucho. Por algo será.
    - Tengo mucha curiosidad por otra razón: no termino de ver reflejada a Emma en Ana Ozores... si lo que describes de Emma se le aplica a Ana Ozores, creo que se queda en algo muy superficial. Ana Ozores era algo más que buscar lo bello y la pasión. Pero bueno, que no puedo opinar hasta que no lea la obra.
    - ¡Espero que te guste Pepita Jiménez! La leí justo antes de leer La Regenta. No me gustó tanto (obvio, porque La Regenta es La Regenta), pero me dejó muy buen sabor de boca :)
    ¡Un abrazo!

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    1. Quizá mi visión de Emma está sesgada, no sé. Tampoco he leído La Regenta como para comparar. Probablemente Clarín haga un diseño de personaje menos caricaturesco.

      De momento, como ya te dije, Pepita Jiménez me está llamando bastante la atención. Ayer devoré casi 80 páginas. :P

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  2. Lo leí hace un tiempo ya y me pasó un poco como con Anna Karenina: disfruté de su lectura pero no conecté con sus protagonistas, y en buena parte creo que es, como bien apuntas, porque son prisioneras de los tiempos en los que fueron escritas y porque sus autores eran hombres. Al final te queda el poso amargo de la moraleja rancia y las consecuencias devastadoras de los actos impuros.

    Aún así, un libro que hay que leer ;)

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    1. Creo que sí, que puede ocurrir. Yo he conectado porque soy un poco Bovary, ya digo, nunca estoy contenta con nada XDDD Pero esa moralina.. ejem.

      Cómo me gusta verte por aquí, Geralt :D

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  3. Como ya te comenté, lo leí hace hace casi 30 años, así que apenas lo recuerdo. Sé que me gustó, pero nada más. Tendré que releerlo
    Me alegra que te haya gustado tanto; aunque te haya hecho llorar...

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    1. Siempre está bien que un libro te emocione, ¿no? :D

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