El lujo de ser quien eres.
Hace unas semanas escribía un relato titulado "Disfraces". En él hablaba de lo triste que es que ser uno mismo sea un lujo, independientemente de quién nos toque ser cuando no podemos ser nosotros mismos. Creo que el relato tiene más lecturas que la obvia, o al menos yo se las veo.
Yo no he podido ser yo misma durante bastante tiempo. Y con ser yo misma quiero decir SER, en el sentido amplio de la palabra. E incluyo en ese sentido tan amplio el hecho de que se me vea, se que se me respete, de que se me tenga en consideración. Y si la gente no lo hace por las buenas, imponerlo. Porque merezco respeto.
No lo tenía tan claro hace algún tiempo. Cuando te toca volver a casa de tus padres con el rabo entre las piernas no ves las cosas así de claras, porque no están tan claras. Recuerdo las palabras de mi padre: "No es culpa vuestra, es la crisis". Ya. Pero el hecho es que me ha tocado volver, que me fui sin ideas de hacerlo, creyendo que seguiría adelante por mis propios medios. Y me equivoqué.
Y cuando vuelves en esas condiciones, sin un duro, sin esperanza, hecha polvo emocionalmente y sin una pizca de autoestima,... Pues bien, digamos que cuesta ser una misma. Yo no me sentía con autoridad para serlo. No me sentía con autoridad para pedir que respetasen mis sentimientos, ni mi tiempo, ni mis opiniones, ni mi manera de hacer las cosas. Así que ante cualquier cosa, en lugar de intentar razonar para acabar discutiendo, acababa acatando. Y cuando no me comportaba, de primeras, como se supone que debía hacerlo, aguantaba insultos y descalificaciones. E incluso me los creía, como me los he creído casi toda la vida.
Pero ya no. Y ya no porque he recuperado parte de mi autoestima. Sabía que tener trabajo me iba a cambiar la vida, pero no creía que tanto. Ahora puedo permitirme el lujo de ser yo misma. De defender mi tiempo, mi manera de hacer, mi vida. Ahora, incluso, cuando me llueven esos insultos, cuando se me tacha de ingrata, de egoísta, de mala persona por el simple hecho de desear que se me respete, me da la risa. Ya no lloro, ya no me entristezco. Ya no siento la necesidad de contentar a nadie más que a mí misma. Y a partir de ahí, contentaré a quien quiera.
Que nadie me malinterprete: no pierdo de vista que mi vida estos últimos años ha dependido de que alguien me haya abierto de nuevo las puertas de una casa que ya no era la mía y en la que todavía estoy. Ni siquiera olvido que la vida da muchas vueltas y que a lo mejor, después de irme, me toca volver de nuevo (si es que me dejan). Pero una no puede estar en deuda toda la vida por un favor. Agradecida sí, pero no en deuda. Sobre todo si estar en deuda supone ser siempre como alguna otra persona quiere que seas y hacer lo que alguna otra persona quiere que hagas. Eso, por no hablar de los desprecios, los insultos y las faltas de respeto. Se acabó. Ahora puedo darme el lujo más importante del mundo: el de creer que puedo recuperar mi vida, la mía, en la que era yo misma. Y el de empezar, poco a poco, a hacerlo.
No sabes lo que te entiendo, hemos pasado por lo mismo. Lo que pasa es que yo estoy sin trabajo y callando y acatando. Muchos besos!
ResponderEliminarEspero que pronto puedas salir de esa situación :*
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=lgRrSiDZvSI
ResponderEliminarHe leido el post y me he acordado de esto. No se si me gusta más la canción o el videoclip. Espero que a ti también te guste.
El videoclip es muy divertido, pero la canción tiene bastante sabiduría encerrada :)
Eliminar:___________D
ResponderEliminar<3
Qué duro... Yo también tuve que volver, aunque sólo fue un año, pero nunca me he sentido así. Y sé que,si tuviese que hacerlo de nuevo, tampoco lo sentiría, afortunadamente. Por eso me parece más duro todavía...
ResponderEliminarÁnimo, seguro que a partir de ahora te puedes permitir este lujo siempre ;)
Ya, es que cada casa es una historia. Sé que esto no es lo normal.
EliminarGracias Viento Polar.
Si tuviera que volver a casa, también lo pasaría fatal, volvería, claro, porque a veces no queda más remedio, pero sería duro, ocmo lo está siendo para ti. Pero ahora hay luz al final del túnel, así que te mando mucho ánimo. Te entiendo más de lo que crees. Mientras te escribo tengo a mi madre contándome enfermedades al teléfono, y cada vez que viene a mi casa, es mi madre, pero la aguanto, en mi casa, una semana máximo, en la suya, dos días. Es muy difícil la convivencia...
ResponderEliminarBesos.
Con mi madre no es nada fácil tampoco. Además chocamos mucho, no nos entendemos. Cada una somos el tipo de persona que la otra no aguanta, así que... Es difícil, sí.
EliminarGracias, cielo :)
¡Ánimo Bettie! Me alegra que llegue la luz... A pesar de las nubes :)
ResponderEliminarYa sabes que así casi que mejor, no sea que nos quememos y esas cosas XD :P
Eliminar¡Dí que sí, Bettie!
ResponderEliminarNo dejes nunca de ser tú...
Un abrazo
He estado una época intermitente, pero creo que ya me planto :P
Eliminara) Hay que ser flexible, no manejable.
ResponderEliminarB) A veces que la cosa no funcione es culpa del resto del puzzle.
c) A veces la única solución es cambiar el problema.
Son frases de mi escritor de cabecera.
No podemos ser otra cosa que nosotros mismos y estoy de acuerdo contigo en no aguantar mas que no te dejen hacerlo.
Me gusta saber que cambias a mejor.
Tienes un don y muchos alumnillos saldrán beneficiados de tu trabajo.
Me gustan esas frases.
EliminarGracias, guille :)
Es duro volver. Es duro irse de nuevo y volver "de visita". Y es duro que vengan de visita y no te respeten.
ResponderEliminarYo en " casamadre" tengo que tragar muchas cosas, pero ahora en mi coche y en mi casa (de alquiler, por supuesto) las normas son mis normas. Y en el trabajo (siempre abierta a sugerencias y críticas constructivas) mi manera de hacer las cosas es mi manera de hacerlas. Y me siento mejor. Te lo recomiendo.
Como le dije hace unos meses a alguien: no sé si para bien o para mal, si a alguien le gustará o no, pero aquí estoy yo.
Y tú también.
Besoteeeees
Voy a tomar tu recomendación.
EliminarGracias, Carlota :)
Aún no he probado a irme -.-' así que no sé cómo es volver... pero también creo que depende de la familia. Yo en casa me siento en mi casa, no como si estuviese de visita (aunque realmente ya tengo edad para haberme ido hace tiempo). Veo la enorme suerte que tengo en algunas cosas (no tanto en otras, así es la vida). Pero en serio me alegro de que te hayas dado cuenta de que no sólo mereces respeto, sino que tienes derecho a exigirlo.
ResponderEliminarUn besitoo
Claro que depende de la familia. En mi caso la convivencia no era fácil antes de irme, y al volver sigue sin serlo... :P
EliminarGracias, Angie.
Bettie, una de las buenas cosas de este curso es eso: ya puedes ser tú :)
ResponderEliminarAsí que mucho ánimo, que cuando llegue junio verás lo mucho que te has curtido. Y ya tienes para siempre una puerta abierta. Has subido de nivel, y lo sabes.
¡Un abrazo!
¡He digievolucionado! xD
EliminarYo siempre he dicho que, aparte de que es necesario para comer, el beneficio de trabajar va mucho más allá... para mí, es muy importante a nivel anímico y psicológico.
ResponderEliminarBesos!
Pues sí, sí lo es, yo no pensaba que tanto :)
EliminarPues sí, desgraciadamente ser uno mismo es un lujo. Imagino que el mundo debe ponerse de tu parte para poder pisar fuerte. Aprovecha este momento, que como tú dices, nunca se sabe qué va a pasar después. :)
ResponderEliminarDe momento voy a resarcirme y a pisar con el doble de fuerza :P jaja
EliminarLa autoestima es la base de cualquier proyecto vital, sin ella es muy difícil ser unx mismx y mostrarse fuerte ante las críticas y los menosprecios de los demás. Y, por desgracia, el trabajo es una fuente importante de autoestima... Pero por suerte ahora has encontrado una buena veta, así que ¡a por ellxs! Que tú vales más :)
ResponderEliminarPues sí, ahí estamos, aprovechando la veta :D
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