Siempre a tope.
Ayer veía a un tolai de los interneses decir, básicamente, que en las relaciones hay que ir siempre a tope. Que si un día no te apetece estar tan cariñoso con tu pareja o lo que sea, que no pierdas el tiempo, que no estás enamorado y que mejor pasar a otra cosa. Que era un tolai, ojo, no le doy mucha importancia. Espera, que todo va a tener sentido, creo.
Esta mañana alguien compartía una foto de una Gran Vía desierta en tuiter. Era una foto del confinamiento, claro. Otro tuitero le comentaba que le parecía que aquello había sido una pesadilla a veces. Yo, por el contrario, y de no haber sido por el pequeño detalle de que había una pandemia mundial colapsando los hospitales y cargándose a la gente, lo habría vivido como un sueño. No sabía cuánto necesitaba esa lentitud hasta que la tuve. El mundo es, para mí, como una canción en la que la música va más rápido de lo que yo puedo cantar. No sé si puedes hacer el esfuerzo de imaginártelo, pero por si acaso no, ya te lo digo yo: no es agradable.
La cosa es que la idea del «siempre a tope», para todo, cala en nuestro día a día y parece ser que si no llenas cada instante de tu vida con cosas, actividades u emociones estás haciéndolo mal. Y yo qué sé, yo necesito parar hasta más de lo que puedo. Cada vez aprecio más mis momentos de no hacer nada (que tengo que programar en la agenda porque, jeje, la vida) y los espacios de tranquilidad, simple y llana tranquilidad. A veces, es cierto, echo de menos alguna emoción fuerte pero lo cierto es que estoy tan cansada que no tengo fuerzas para buscarlas, así que me limito a agitar el puñito para que llegue el frío y pueda echarme por encima la manta suave cuando pueda sentarme en el sofá.
¿Es esto ser una señora anciana?
Y bueno, ya estaría. Yo me propuse volver a escribir en el blog, no que lo que escribiese fuese bueno, interesante o digno de leer siquiera. La neurona no me da para más, yo qué sé.
PD: Para contrarrestar la languidez, la mesura y todo eso, os dejo aquí el enlace al programa de ayer de Hoy empieza todo, en Radio 3. Al final, los últimos 15 o 20 minutos, hay una entrevista a Christina Rosenvigne sobre el espectáculo «Safo», en el que interpreta poemas de Safo que ella misma ha adaptado. De hecho, al final, cuando faltan 4.30 minutos, interpreta una canción del espectáculo. Y yo qué sé, ojalá ser Safo de Lesbos, la verdad.
A mi juicio, éste es uno de los problemas de nuestra sociedad: todo tiene que ser intenso, inmediato, placentero... Y rápido, muy rápido. Cada vez se exige -y nos exigimos- más en menos tiempo. Y así nos va: crisis de ansiedad, depresión, sin tolerancia a la frustración...
ResponderEliminarSí. Rápido, intenso, y todo el rato. Y mira, es que no hay mente, alma ni cuerpo que soporte esto de manera sostenida en el tiempo. O eso creo yo, yo qué sé.
EliminarEl miedo a perderse algo, que es, en realidad, miedo a la muerte. No hemos avanzado nada en nuestros miedos desde el comienzo de la humanidad ;P
ResponderEliminarNo por estar más a todo vamos a vivir más. Si acaso, lo mismo, vivimos peor, porque el tiempo, al final, es el que es, ¿no? XD
Eliminar