Soy poco feminista.

Sí señores y señoras. Soy poco feminista para lo feminista que debería ser. Cada día que pasa me doy cuenta de más razones por las que es necesario que las mujeres tomemos conciencia de que seguimos siendo seres humanos de segunda y, hecho esto, que hagamos lo que esté en nuestra mano para cambiarlo. Y yo no hago todo lo que podría. Intento hacer cosas, pero siempre me doy cuenta de que podría hacer algo más, y esta me parece una causa en la que, a mí al menos, me compensa implicarme al 200%.

Ayer hablaba con una buena amiga a la que llevaba sin ver mucho tiempo. Ella trabaja en el sector tecnológico y, no es porque sea mi amiga, es una profesional como la copa de un pino: inteligente, emprendedora, creativa, comprometida, dinámica, incombustible. Podría seguir poniendo adjetivos, pero voy a parar. Además, trabaja fuera de España, lo cual haría suponer que estaría sometida a menos machismo. PUES NO.

Así que he decidido hacer unas cuantas cosas para ser más y mejor feminista.

1. Hablar BIEN de lo que hacen BIEN otras mujeres. 

Esto no se me ha ocurrido a mí sola, como casi nada, sino que lo dijo mi amiga ayer. Me comentaba que, mientras en el mundo profesional no está mal visto que un hombre hable de sus logros, se mira mal a una mujer cuando lo hace. Por eso es tan importante que nosotras destaquemos las cosas que hacen bien nuestras compañeras y, por qué no, que vosotros también lo hagáis, que a algunos hombres parece que les da sarpullido reconocer que una mujer puede hacer bien el mismo trabajo que ellos hacen.

No me voy a centrar solo en el ámbito laboral. Voy a intentar extenderlo a mi día a día. Voy a intentar reconocer públicamente las cosas que me parece que mis amigas, conocidas, contactos en redes sociales hacen bien.

2. No cuestionar las credenciales o méritos de una mujer cuando no cuestionaría los de un hombre.

Me comentaba que suelen hacerse encuentros entre profesionales para hacer contactos y demás y que, en estos eventos, una mujer solo puede unirse a una conversación cuando ha recitado su curriculum de memoria mientras que, cuando los encuentros son no mixtos, esto no ocurre. ¿Por qué? Porque las mujeres se sienten iguales, pero cuando hay hombres sus opiniones no son tenidos en cuenta a no ser que ellas den algo que les haga creer que merece la pena escuchar.

Fuera de ambientes profesionales también ocurre, sin ir más lejos en el mundo académico. Pero, por supuesto, ocurre también en situaciones más informales. Cuando una mujer dice que le encantan las películas de Tarantino, por ejemplo, puede encontrarse con un examen sorpresa sobre su filmografía. Una afirmación tan inocente provoca que se le ponga a prueba para ver si realmente conoce la filmografía del director y, por tanto, si está diciendo que le gusta con conocimiento de causa o solo para hacerse la guay y parecer importante. Y así con todo.

Así que, a partir de ahora, voy a dejar de cuestionar que las mujeres que están en puestos de responsabilidad lo están porque se lo merecen (salvo que se trate de una situación en la que también dudaría de las credenciales de un hombre) y, como yo no soy muy de "exámenes sorpresa a féminas", voy a afearle esa conducta a quien la lleve a cabo delante de mí.

3. Rechazar el "housekeeping" en el trabajo. 

Me hizo mucha gracia el término. Mi amiga decía que, incluso en el mundo empresarial, las mujeres seguimos siendo las "chachas": cogemos las tareas más ingratas, las que nadie quiere hacer porque, en fin, alguien tiene que hacerlo. A veces es para probar nuestra valía. A veces, porque nos sacrificamos por el equipo, por los clientes, por lo que sea. Y otras veces porque nosotras mismas no llegamos a creernos que merecemos estar donde estamos (entono el mea culpa). Pues se acabó. Es cierto que este año no tengo tanto ese problema, pero voy a dejar de asumir, desde hoy en adelante, tareas ingratas para demostrar que valgo. Haré mi parte, evidentemente, pero se acabó el housekeeping por sistema. Y, por supuesto, voy a intentar señalarlo cuando lo vea.

4. Seguir educando, aunque canse, cabree y a veces duela. 

Esta lucha es una lucha de siglos, y faltan siglos para concluirla, por desgracia. Nuestra única esperanza está, también, en educar. En que las generaciones venideras vean lo que nosotras vemos y un poco más. Y que, así, se evite. A veces una se cansa, porque no hay más ciego que el que no quiere ver, pero no sé, yo seguiré diciéndolo, porque, quién sabe, quizá un día en el futuro, eso acabe calando. Otras veces cabrea, y cuesta no perder la compostura, pero seguiré intentándolo. Y, sobre todo, seguiré venciendo la desesperanza que a veces se me cuela en el alma cuando intento explicar por qué el feminismo sigue siendo necesario.


Ilustración de la gran Lola Vendetta :)



¿Qué os parecen mis propósitos? ¿Os apuntáis a alguno?

Comentarios

  1. Gracias por educarnos también en este sentido. En el cole en el que curré 16 años (de monjas) se daba la circunstancia de que los más feministas (o menos machistas) éramos los 2 únicos chicos, mi compi Juan C. Y yo. Menudas discusiones con ellas cuando nos querían tratar como "los Reyes de la casa"... Ahora que soy interino de la Pública (así,con mayúscula) nadie quiere traerme las zapatillas calentitas, lo cual me deja mucho más tranquilo. Esto es una crítica (de paso) a la educación concertada y/o privada que se empeña en perpetuar el machismo.

    Santi

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    1. Bueno, en la pública hay de todo también, no creas, aunque es cierto que no está en la base del sistema.

      :P

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  2. ¡Hola!

    Me ha encantado esta entrada. Yo también soy poco feminista y creo que es algo que todos deberíamos ser, y esforzarnos cada vez más por hacer más de lo que hacemos.
    En fin, tomo nota de todo lo que dices en esta entrada e intentaré llevarlo a mi día a día.

    ¡muchos besos!

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    1. Pues ya seremos dos, y eso tiene que marcar aunque sea un poquito la diferencia :)

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  3. Me gustan tanto tus propósitos que me los voy a apuntar yo también. Gracias por compartir siempre tus reflexiones!

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    1. ¡Bien! Una más :D Creo que son sencillos pero importantes :D

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  4. "...a algunos hombres parece que les da sarpullido reconocer que una mujer puede hacer bien el mismo trabajo que él hace."
    no sé, esta frase te quedó un poco rara no? o son cosas mías?

    suele pasar, be happy ;))))

    besitos

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    1. Sep, hay una discordancia de número, ¡gracias! XD Lo escribí anoche súper tarde XD

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  5. Me siento tan identificada ♥

    Lo del housekeeping me hace gracia porque pienso en algo de mi trabajo que hago yo en concreto, ¡pero es que a mí me gusta hacerlo! En serio, lo disfruto XDDD
    Es sobre redactar manuales y cosas de esas. La verdad es que sé que lo disfruto tanto, a parte de porque es una buenísima manera de probar el código que he hecho, porque volver a redactar me trae recuerdos del blog. Y mira, ya que no escribo en el blog, desarrollo mi redacción de esta manera.
    Y encima se me valora por ello, pues ala XD a tope con la vida.

    Recuerdo un día que le eché un piropo a la compañera respecto al trabajo y me decía que no con la cabeza y se reía, cuando era un sí muy fuerte.

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    1. Bueno, eso no es housekeeping realmente, porque es algo que te gusta hacer. Pero seguro que sabes a lo que me refiero. :)

      HAY QUE DECIRNOS PIROPOS LABORALES, CLARO QUE SI

      Un abrazo fuertote :D

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