Ascensor.



Joder, qué guapa.

Coincido con ella cada día en el ascensor y rara vez me doy cuenta de lo guapa que es. Mira, qué ojos. Qué rizos. En serio, es preciosa.

Siempre lo ha sido, en realidad, pero últimamente... No sé, últimamente parece distinta. Más segura, más satisfecha, más feliz. Más ella que nunca. Sí, eso creo: que está a gusto en su piel. Por eso brilla más.

Madre mía, y ahora sonríe. Es que no hay quien resista esto, de verdad. Si sigue sonriendo así me voy a enamorar y no va a haber quien me pare.

Me han entrado unas ganas locas de llevármela a casa y de dormir con ella. La miro de nuevo. Me sonríe. Otra vez. No-puedo-más.

Salgo y me acompaña. Se queda parada mientras abro la puerta. Entra en mi casa...

¡Coño, si soy yo!


Comentarios

  1. Jajaja, menuda inyección de autoestima...
    Y lo más seguro es que todo lo que has dicho sea cierto, lo que pasa es que no suele ser común oirselo "narrar" a uno mismo...en voz alta.
    Me ha encantado tu entrada!
    Besos!!

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    Respuestas
    1. Bueno, tuve un momento de verme guapísima, lo cual no suele ocurrir xD

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  2. ¡Claro que eres tú! :D ¿Quién si no? :)
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar

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