Libro: Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez.




Hace no demasiado saltó la noticia de que esta obra desaparecía de las lecturas recomendadas para 2º de Bachillerato en Andalucía, después de años leyéndose. Fue esa polémica (se atribuía la decisión a la Junta de Andalucía, lo cual no era verdad, sino que fue una decisión de la comisión de profesionales que regula la prueba de Lengua y Literatura de la selectividad andaluza) me devolvió este libro a la memoria y me recordó una lectura largamente pospuesta. Y como el verano es el momento de leer lo que caiga en las manos o en la memoria (para mí), me lancé con él.

¿De qué va el libro?

Los girasoles ciegos es una colección de relatos que aborda las distintas derrotas (algunas de ellas, al menos) de los que perdieron la Guerra Civil o, mejor dicho, de los que no la ganaron (que no es lo mismo). Estos relatos se entrecruzan y se dan la mano en ciertos puntos, haciendo el corazón saltar mientras lees al descubrir esas conexiones.

Hablando del libro...

Me ha fascinado. Entiendo por qué es una buena lectura para Bachillerato: es sencillo, pero potente. Y suscita multitud de temas. Aborda las distintas derrotas, como he dicho antes, que sufrieron los derrotados. Porque todo el que no ganó fue un derrotado, de una manera o de otra. Los niños, las mujeres, los poetas, los soldados, los huidos.

No voy a entrar mucho en el libro, solo os lo voy a recomendar muy fuerte. Alberto Méndez tiene una habilidad para contar que no es de este mundo. Solo por eso merece la pena leerlo. Eso sí, preparaos para que se os encoja el corazón.

Hay algo que impregna el libro y que es lo que filosóficamente más me ha gustado: el concepto de responsabilidad. La Guerra, las muertes, los fusilamientos, las familias rotas, todo eso no fue algo caído del cielo, un evento azaroso o inevitable, sino que fue el fruto de decisiones, de planes, de cosas que poco tienen que ver con eventos fortuitos. Esa idea está en todos los relatos y me parece sumamente cruda y necesaria. Hay un fragmento en el que un personaje pregunta a otro si cree que somos un pueblo maldito y aquel responde que eso significaría que la culpa es de otros. ¿Qué más podría añadir después de eso?

Leedlo, de verdad. Merece mucho la pena.

Os dejo un trocito:

-No es eso, Elena, es estupor. No por haber perdido una guerra que ya estaba perdida el día en que empezó. Es otra cosa.
-¿El qué?
-Que alguien quiera matarme no por lo que he hecho, sino por lo que pienso...y, lo que es peor, si quiero pensar lo que pienso, tendré que desear que mueran otros por lo que piensan ellos. Yo no quiero que nuestros hijos tengan que matar o morir por lo que piensan. 

Ahora he cambiado radicalmente de tercio y he empezado a leer Después de ti, de Jojo Moyes, la segunda parte de Yo antes de ti. A ver qué nos depara.

¡Besos!



Comentarios

  1. Pues, mira... no me lo había leído. Me lo anoto también.
    "Después de ti" no es como "Yo antes de ti"... ahí lo dejo.
    Besos

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    Respuestas
    1. Desde luego que no, no se parecen en nada. Creo que lo acabaré, porque es ligerito, pero vaya... Nada que ver.

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  2. Esto no puede ser... Mi lista de pendientes no hace más que engrosar ;)

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  3. Nunca me había llamado la atención, más que nada porque libros sobre la guerra civil/posguerra... muchos, a patadas. Y éste era uno de tantos. Pero tu entrada me ha convencido mucho. En esa idea que has señalado, yo llevo pensando un tiempo.
    Un abrazo.

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