Lucidez

A veces tengo momentos de lucidez en medio de la vorágine y contemplo mi fortuna como si fuese la de otro. Me veo dichosa, cual si nada me faltase, como si mis deseos fuesen más fruto de la inercia que de la necesidad vital. ¿Qué más podría querer? Tiene todo lo importante. No le queda más remedio que ser feliz. Seguro.

Introduzco, después, un pie en mi cuerpo y doy gracias a todas las entidades que se me ocurren (incluyéndome a mí misma) hasta por las piedras del camino.

Se me pasa rápido, pero al menos sé que no es un problema de ingratitud, sino de vista. Voy a necesitar otras gafas para eso.

Comentarios

  1. Eres dichosa, ya sólo por ser como eres.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso eres tú, que me miras con buenos ojos y me quieres :)

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López