Tan rota.
Anoche fui a un concierto. Llevaba dos semanas o tres deseándolo, desde que supe que Rocío Márquez actuaba en La Noche Blanca del Flamenco y, además, en mi escenario favorito: el Patio de los Naranjos de la Mezquita. Para acabar de poner la guinda al pastel, además, era a una hora asequible, no a las 5 de la madrugada. Así que esperé la llegada del día con un montón de ilusión.
Ayer me arreglé, me apetecía. Me maquillé e incluso me pinté las uñas. Estaba contenta, tenía muchas ganas de concierto. Incluso decidí salir antes de tiempo para llegar con suficiente antelación. Llegué casi una hora antes de que comenzase, pero no fue suficiente: todas las sillas estaban cogidas o reservadas, pero no me importó: "No pasa nada, no me importa no verlo, lo que quiero es escucharla". Y acabé sentada en el suelo del Patio de los Naranjos, esperando que comenzase el concierto.
Todo bien salvo por un detalle. Yo tengo una historia previa de agorafobia. Durante unos cuantos meses sentí pavor a estar sola en espacios abiertos. Lo superé, y quedó solo cierta ansiedad al estar en espacios muy concurridos. Poco a poco incluso eso fue desapareciendo. Hacía mucho tiempo que no me pasaba. Pero anoche me pasó. Y se me amargó el concierto. Mucho.
Antes de que empezase, la gente iba y venía por el Patio de los Naranjos sin respetar espacios vitales de ningún tipo. Yo estaba sentada en un bordillo, junto con bastantes personas, y la gente pasaba sin el menor cuidado. Me pisaron el vestido varias veces. En un caso incluso me pillaron un poco de pierna. Entiendo que eso no es solo un problema mío: para nadie puede ser cómodo que lo pisoteen como si no estuviese allí. Pero bueno, yo estaba respirando hondo y aguantando. Probablemente cuando empezase el concierto todo el mundo se acomodaría, se quedaría quieto y se callaría. Y yo podría disfrutar de la voz de Rocío Márquez, y olvidarme de todo, simplemente quedarme en ese instante.
Pero no, qué va. Los conciertos de la Noche Blanca son gratuitos y, por tanto, multitudinarios. Pero eso no quiere decir que la gente que va a los conciertos vaya dispuesta a disfrutar de la música o del espectáculo. Este evento da una excusa para pasearse por distintos lugares de la ciudad y alternar, sin más. Lo que esté pasando en el escenario se la trae al pairo a muchos de ellos. Y eso fue lo que pasó.
Comenzó el concierto, la gente aplaudía, yo no veía nada, pero me daba igual. Y entonces la voz de Rocío Márquez se coló entre los naranjos y yo sentí que me moría, al comprobar que era igual de maravillosa que en las grabaciones. Me duró poco. La gente siguió pasando a mi alrededor, pisándome, hablando en voz alta, impidiéndome escuchar con claridad el concierto. Incluso había algunas personas viendo vídeos en el móvil con el sonido a tope. Cambié en varias ocasiones de sitio, pero en todas partes pasó lo mismo. La gente estaba allí tomando el fresco, charlando apaciblemente, incluso bebiendo. Veía pasar gente cargada con vasos de cerveza del Subway sin parar. Algunos llevaban hasta 5 vasos. Vamos, que prácticamente iban allí de botellón y cachondeo.
No os podéis imaginar lo desagradable que fue para mí. No solo por no poder disfrutar de un espectáculo que había estado esperando con muchísimas ganas, sino por el nivel de ansiedad que se me desencadenó. Volví a sentirme insegura, en peligro, insignificante, amenazada por toda esa gente que me rodeaba. Y nerviosa, inquieta, incómoda, muy incómoda. Me negaba a irme de allí, con la esperanza de poder disfrutar de alguna canción, pero lo estaba pasando fatal para controlar la ansiedad.Si hubiese estado sola, sin nadie que me acompañase, me habría ido a los 15 minutos. Finalmente conseguí escuchar una canción y media en condiciones, al final del concierto, pero no me libré de la ansiedad hasta que no llegué a casa y aún hoy me dura la tristeza.
Hace poco oí hablar de la alta sensibilidad y me sentí muy identificada con las características de esa cualidad. Sé que no tiene que ser algo negativo, pero sé que mi baja tolerancia al ruido, al trasiego, al jaleo, es lo que provoca mi ansiedad cuando estoy en sitios concurridos, agravada en este caso por mi deseo de disfrutar del concierto, frustrado por la falta de civismo de la gente.
No sé. Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que esto es solo una pequeña muestra de inconvenientes que otras personas afrontan con naturalidad y que para mí suponen una montaña. Sé que soy así, es lo que hay, pero hoy no puedo evitar sentir que mi vida sería más fácil si no estuviese tan rota.
Ayer me arreglé, me apetecía. Me maquillé e incluso me pinté las uñas. Estaba contenta, tenía muchas ganas de concierto. Incluso decidí salir antes de tiempo para llegar con suficiente antelación. Llegué casi una hora antes de que comenzase, pero no fue suficiente: todas las sillas estaban cogidas o reservadas, pero no me importó: "No pasa nada, no me importa no verlo, lo que quiero es escucharla". Y acabé sentada en el suelo del Patio de los Naranjos, esperando que comenzase el concierto.
Todo bien salvo por un detalle. Yo tengo una historia previa de agorafobia. Durante unos cuantos meses sentí pavor a estar sola en espacios abiertos. Lo superé, y quedó solo cierta ansiedad al estar en espacios muy concurridos. Poco a poco incluso eso fue desapareciendo. Hacía mucho tiempo que no me pasaba. Pero anoche me pasó. Y se me amargó el concierto. Mucho.
Antes de que empezase, la gente iba y venía por el Patio de los Naranjos sin respetar espacios vitales de ningún tipo. Yo estaba sentada en un bordillo, junto con bastantes personas, y la gente pasaba sin el menor cuidado. Me pisaron el vestido varias veces. En un caso incluso me pillaron un poco de pierna. Entiendo que eso no es solo un problema mío: para nadie puede ser cómodo que lo pisoteen como si no estuviese allí. Pero bueno, yo estaba respirando hondo y aguantando. Probablemente cuando empezase el concierto todo el mundo se acomodaría, se quedaría quieto y se callaría. Y yo podría disfrutar de la voz de Rocío Márquez, y olvidarme de todo, simplemente quedarme en ese instante.
Pero no, qué va. Los conciertos de la Noche Blanca son gratuitos y, por tanto, multitudinarios. Pero eso no quiere decir que la gente que va a los conciertos vaya dispuesta a disfrutar de la música o del espectáculo. Este evento da una excusa para pasearse por distintos lugares de la ciudad y alternar, sin más. Lo que esté pasando en el escenario se la trae al pairo a muchos de ellos. Y eso fue lo que pasó.
Comenzó el concierto, la gente aplaudía, yo no veía nada, pero me daba igual. Y entonces la voz de Rocío Márquez se coló entre los naranjos y yo sentí que me moría, al comprobar que era igual de maravillosa que en las grabaciones. Me duró poco. La gente siguió pasando a mi alrededor, pisándome, hablando en voz alta, impidiéndome escuchar con claridad el concierto. Incluso había algunas personas viendo vídeos en el móvil con el sonido a tope. Cambié en varias ocasiones de sitio, pero en todas partes pasó lo mismo. La gente estaba allí tomando el fresco, charlando apaciblemente, incluso bebiendo. Veía pasar gente cargada con vasos de cerveza del Subway sin parar. Algunos llevaban hasta 5 vasos. Vamos, que prácticamente iban allí de botellón y cachondeo.
No os podéis imaginar lo desagradable que fue para mí. No solo por no poder disfrutar de un espectáculo que había estado esperando con muchísimas ganas, sino por el nivel de ansiedad que se me desencadenó. Volví a sentirme insegura, en peligro, insignificante, amenazada por toda esa gente que me rodeaba. Y nerviosa, inquieta, incómoda, muy incómoda. Me negaba a irme de allí, con la esperanza de poder disfrutar de alguna canción, pero lo estaba pasando fatal para controlar la ansiedad.Si hubiese estado sola, sin nadie que me acompañase, me habría ido a los 15 minutos. Finalmente conseguí escuchar una canción y media en condiciones, al final del concierto, pero no me libré de la ansiedad hasta que no llegué a casa y aún hoy me dura la tristeza.
Hace poco oí hablar de la alta sensibilidad y me sentí muy identificada con las características de esa cualidad. Sé que no tiene que ser algo negativo, pero sé que mi baja tolerancia al ruido, al trasiego, al jaleo, es lo que provoca mi ansiedad cuando estoy en sitios concurridos, agravada en este caso por mi deseo de disfrutar del concierto, frustrado por la falta de civismo de la gente.
No sé. Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que esto es solo una pequeña muestra de inconvenientes que otras personas afrontan con naturalidad y que para mí suponen una montaña. Sé que soy así, es lo que hay, pero hoy no puedo evitar sentir que mi vida sería más fácil si no estuviese tan rota.
Lo siento mucho, Bettie :( Sé lo frustrante que es cuando esperas algo con ganas y al final se te tuerce... y más cuando se te tuerce por algo inesperado (esa falta de civismo seguramente no la esperabas).
ResponderEliminarOjalá vengan cosas mejores y las puedas disfrutar sin problema.
Un abrazo.
Pero no sé por qué no la esperaba la verdad. No debería sorprenderme.
EliminarEs algo cada vez más habitual, ruido y alboroto por todas partes. El espectáculo era gratis y ahí tienes la razón: la mayoría solo fue para alternar. Entiendo de lo que hablas cuando te refieres a alta sensibilidad, pero míralo por el lado bueno: la mayor parte de la gente no puede disfrutar de la música ni una fracción de lo que tú lo haces y por tanto, la puerta a esos sentimientos la tiene cerrada a cal y canto. Así que esa ansiedad es digamos un peaje que tienes que pagar por ser capaz de disfrutar del arte con esa hondura.
ResponderEliminarSaludos.
Puede, me intento consolar así, pero a ver quién me quita el mal rato xD Pero bueno, ya me pagaré la entradita a un concierto para ver a esa mujer como es debido.
EliminarGracias por las palabras de ánimo :D
Lo siento... Siento tu frustración y tu desesperación por no poder disfrutar de un momento tan esperado.
ResponderEliminarLa falta de respeto, de educación y de civismo son, por desgracia y a mi parecer, endémicos de la sociedad. Y para las personas sensibles y empáticas, un mal con el que es difícil de lidiar.
Y es una pena que personas que sí tienen esos valores sean las que se sientan rotas y fuera de lugar. Un abrazo.
A lo mejor también soy un poco dramas, podría ser. Es que, de verdad, lo pasé fatal :(
EliminarQué pena, Bettie. Siento que te haya pasado eso y te haya hecho sentir rota.
ResponderEliminarTe comprendo perfectamente; a mí me pasaría lo mismo. Y qué rabia da cuando esperas algo con ansias, con unas expectativas altas , esperando disfrutar y termina siendo todo lo contrario (a mí, por desgracia, me pasa más a menudo de lo que quisiera)
Ya tendrás otras oportunidades de ver a esa cantante. Y también de disfrutar de otras noches de conciertos que te gusten sin tener que soportar a tanta "gentuza" alrededor.
Para que se te haga más llevadero ese sentimiento de rotura, te mando un abrazo muy muy fuerte.
Besos
Me acabas de juntar todas las partes. Gracias, amiga :)
EliminarLo siento en el alma, mi niña. Personalmente, no voy a esas cosas porque, no sé si por mi discapacidad o por algo más que aún no he descubierto, a mí también me agobian los sitios abarrotados de gente, habiendo pasado por cosas un tanto singulares, como que la gente esté a punto de echárseme encima al querer salir de un concierto cancelado por lluvia, o, simplemente, no ver nada con el tumulto y sentirlos a todos muy cerca y yo con la silla o, simplemente, no puedo con los ruidos fuertes o repentinos, pero eso sí sé que es de nacimiento... En fin, que paso de cualquier evento con mucha gente que no tenga espacio reservado para discapacitados o a lo sumo, suficiente espacio libre, para, como bien dices, respetar el espacio personal.
ResponderEliminarTristemente, sí que es cierto que la gente se toma lo de la noche blanca como algo banal, solo para salir por ahí y siento que lo hayas comprobado de esta manera. De verdad espero que esta chica dé un concierto propiamente dicho y puedas disfrutarla como debes.
Un abrazo, espero que te estés recomponiendo poco a poco.
Natalia.
Sí, ayer todavía seguía chungui, pero ya estoy mejor. En algún momento iré a un concierto pagado y espero que haya más suerte, porque esta mujer es para disfrutarla.
EliminarVeo que me entiendes. Y es que no tienen respeto por nada. Lamento mucho que no puedas sentirte a gusto en sitios por esos comportamientos :(
Un abrazote.
Jooo, que rabia. Me puedo imaginar amás o menos como te sentiste porque yo también sufro de ansiedad. También sufro fobia social, así que imagínate. Yo me hubiera sentido igual. Siento mucho que no pudieras disfrutar del concierto.
ResponderEliminarUn beso, guapa :)
Pues menudo problemón. Bueno, ya pasó. Otra vez será mejor. :D
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