Soy.
Soy una persona normal, del montón. Simpática, agradable en el trato cotidiano. Un poco cargante en las distancias cortas. Ni más ni menos interesante que la media de personas que me rodean. No me siento especial. No soy especial. Creo que ya superé el complejo de "copo de nieve" hace algo de tiempo.
Hay algunas cualidades que sí destacan de mí, que me diferencian. Como a todo el mundo, por otra parte. Las personas del montón, la media, también somos diferentes entre nosotras. En mi caso lo que me diferencia, y lo he descubierto no hace mucho, es que sigo siendo inocente o, más bien, ingenua, y un tanto inmadura. No estoy revestida de la sofisticación que me gustaría tener como treintañera, licenciada universitaria, amante del arte y demás milongas. En esencia no dejo de ser una adolescente con la cabeza llena de pájaros. Soy embarazosamente espontánea, digo tacos, pienso demasiado en sexo y en cosas etéreas. Y tengo demasiada necesidad de que me quieran.
Y, a pesar de todo eso, quiero crecer. Tengo la aspiración de seguir siendo mediocre, pero dentro de un grado distinto de mediocridad. Me gustaría ser de esas mujeres con las que uno habla y lo dejan fascinado, que parecen tener las cosas claras y sentirse a gusto en su piel. Creo que me gustaría volver a sentirme un poco peligrosa. Ser la niña buena está siendo agotador.
En los últimos meses estoy viéndome distinta, estoy encontrándome diferente. Siempre he creído que "conocerse" es decidir cómo se es. Ahora ya no lo tengo claro. Quizá creer que uno se conoce es engañarse sobre cómo se es. Ni idea.
No me hagáis mucho caso. Estoy en proceso de descubrimiento o algo así.
Hay algunas cualidades que sí destacan de mí, que me diferencian. Como a todo el mundo, por otra parte. Las personas del montón, la media, también somos diferentes entre nosotras. En mi caso lo que me diferencia, y lo he descubierto no hace mucho, es que sigo siendo inocente o, más bien, ingenua, y un tanto inmadura. No estoy revestida de la sofisticación que me gustaría tener como treintañera, licenciada universitaria, amante del arte y demás milongas. En esencia no dejo de ser una adolescente con la cabeza llena de pájaros. Soy embarazosamente espontánea, digo tacos, pienso demasiado en sexo y en cosas etéreas. Y tengo demasiada necesidad de que me quieran.
Y, a pesar de todo eso, quiero crecer. Tengo la aspiración de seguir siendo mediocre, pero dentro de un grado distinto de mediocridad. Me gustaría ser de esas mujeres con las que uno habla y lo dejan fascinado, que parecen tener las cosas claras y sentirse a gusto en su piel. Creo que me gustaría volver a sentirme un poco peligrosa. Ser la niña buena está siendo agotador.
En los últimos meses estoy viéndome distinta, estoy encontrándome diferente. Siempre he creído que "conocerse" es decidir cómo se es. Ahora ya no lo tengo claro. Quizá creer que uno se conoce es engañarse sobre cómo se es. Ni idea.
No me hagáis mucho caso. Estoy en proceso de descubrimiento o algo así.
A veces tenemos crisis así, de vernos en el espejo y descubrir que hay cosas de nosotros que no nos gustan... y muchas veces, motivadas porque nos perjudican de cara a los demás. Pero es de los demás el problema, no nuestro. Y me sabe mal en tu caso, porque tal y como eres resultas una chica fantástica :/
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Bueno, eso de que el problema es de los demás... tampoco creo que sea del todo así... Pero bueno, tampoco sé si tiene remedio o si quiero ponérselo.
EliminarAy Bettie, tienes un alma tan bella, que casi casi no pertenece a este mundo, que a veces es tan cruel.
ResponderEliminarBeso grande
Fernanda
Eso es mucho decir, Fernanda. Pero te lo agradezco :)
EliminarDescubrirse a uno mismo siempre es bueno. Yo con 25 años soy una completa soñadora, quiero acabar 2 ciclos, hacer otro, ir a la universidad (y no me decido entre dos carreras...) ... En fin, yo también tengo la cabeza llena de pájaros, pero, ¿que sería de nosotros si no soñáramos? ¿Si no aspiráramos a ser mejores?
ResponderEliminarUn beso, guapa :)