Melancolía.

Ayer, Sofiatura escribió un breve post sobre la melancolía. Muy oportuno para mí, que llevo unos días sumida en ese extraño sentimiento inasible y que no se puede manipular, o canalizar. Al menos, yo no he encontrado la manera de hacerlo. Por desgracia, trae consigo una recaída en los ataques de nervios.

No es que me haya pasado nada, aunque ha habido algún acontecimiento que ha detonado la vuelta a este estado. Nada grave, no creáis. Lo que ocurre es que cuando tu ánimo está en un equilibrio tan precario como la mía, cualquier brisa te tira los trastos al suelo. Si a esto le sumamos que yo siempre he tenido cierta tendencia a la melancolía, pues...

Ando estos últimos días bastante hecha polvo. Tengo de nuevo los nervios de punta. Y cuando digo que tengo los nervios de punta es que me tiemblan las manos durante prácticamente todo el día y que de tanto en tanto me sorprendo con un nuevo tic nervioso. Me siento mal. Estoy volviendo a mis rutinas para poner bajo control la situación: relajación/meditación, reducción de cafeina, pasiflora, ... Pero cuesta. 

Además tengo ganas, constantemente, de llorar. En serio, muchas no me conocéis en persona, pero soy una tía bastante alta, firme, ... Puede decirse que parezco fuerte. Y sin embargo ahora mismo tengo una apariencia -o yo así lo siento- de fragilidad que, con esta pinta, parece casi cómica. Me soplan y me caigo. 

Al menos, dentro de lo malo, mi melancolía tiene un objeto, que a veces no hay tanta suerte. A veces la melancolía se instala sin algo que extrañar, como una incomodidad difusa. Yo echo de menos la vida que tenía, lo tengo clarísimo. Así que por esa parte puedo racionalizar un poco la situación y susurrarme que es normal. Y apoya mi teoría el hecho de que suelen ser los pequeños detalles que me recuerdan a mi vida independiente los que me hacen entrar en crisis. En Nada la protagonista dice algo así como que soportamos mejor las grandes tragedias que los pequeños problemas. Y creo que en muchas ocasiones es así.

Ayer, por ejemplo, estaba viendo un programa de debate en televisión. Estaban hablando de que la Generalitat Valenciana va a retirar un montón de ayudas. Para ilustrarlo,  pusieron diversas imágenes: comedores de colegios, personas dependientes, ...y una papelería. Porque una de las ayudas que retiran es a los libros de texto. Pues esa papelería era mi papelería favorita, la más bonita que he visto nunca. Sí, esa de la que hablaba en esta entrada, la que descubrí en mi calle. Era inconfundible. Con sus cuadernos apilados de cierta manera, el material en expositores de madera de aspecto antiguo o cestas de mimbre, los precios colgados con etiquetas y cuerda fina,... Y se me llenaron los ojos de lágrimas sin poder evitarlo. Cómo echo de menos salir a comprar un bolígrafo, o una barra de pegamento, y pasarme casi media hora por allí, cotilleando cosas, absorta...

Más tarde, Lansy me contestó a una pregunta que le hice en uno de sus últimos post (el último, creo), sobre sus peluches. Dos de ellos habían sido comprados en Valencia, y le pregunté si los había comprado en cierta tienda. Ayer, como decía, me contestó por Twitter que sí, que los había comprado en esa tienda. Justo en esa. Y me acordé de las veces que pasé por delante de esa tienda, pues yo vivía en ese barrio, muy cerca de esa misma calle. No solía entrar a la tienda, porque está especializada en manga y ni Jack ni yo somos grandes fans, pero cerquita, al lado, hay otra de cómics, de la misma empresa, y Jack y yo entrábamos siempre que pasábamos por allí. También en esa misma calle comprábamos productos orientales en una de las tiendas. Y también cerca, pero en la acera de enfrente, está esa librería que os he nombrado alguna vez, en la que tenían libros de oferta, por uno, dos y tres euros. En esa librería he comprado libros para regalar, libros para la carrera, ... Recordar esa calle, esa ruta, esas costumbres me puso tremendamente triste...

Son tonterías probablemente, pero esas tonterías accionan resortes, como en una máquina perfectamente sincronizada, y me siento incapaz de frenarla. A veces, ni siquiera sé si quiero frenarla. Porque si estoy así, si la melancolía me invade en relación a esas calles, a esas tiendas, a esas costumbres, es porque dentro de su pequeñez, de su cotidianeidad, eran maravillosas, mágicas. Y las tuve. A lo mejor es por eso que a veces la tristeza es un vicio. Y la melancolía, el hecho de complacerse en él.

Comentarios

  1. Muchas gracias por mencionarme, aunque siento que sea por motivos como estos... ¡Maldita melancolía! :(

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  2. No se donde, ni cuando, pero haremos costumbres nuevas y maravillosas y mágicas otra vez, juntos los dos, como debe ser.

    Te amo, cosita.

    <3

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  3. Ains jo, ahora me siento mal e___e
    mira que fui oportuna!
    Ayer tuve esa sensación con respecto a una cosa graciosa que recordé de mi infancia y me quedé un poco tocada durante un rato T___T
    Aunque te dejen hecha polvo, almenos los recuerdos son de cosas maravillosas ♥

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    1. Si lo hubieses dicho otro día, habría pasado lo mismo. Como suele decirse... No eres tú, soy yo... jaja

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  4. ¿Tiene ese pueblo tuyo algún lugar donde no vaya nadie y en el que puedas sentirte tú? A mí me funciona y la valeriana en gotas, claro.

    Y sí, las grandes trajedias se llevan con más entereza, doy fe.

    Un abrazo de oso. De esos que te cortan la respiración y te hacen olvidar todo lo malo porque necesitas todas las neuronas disponibles para volver a respirar ;D

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  5. Ay Bettie, precisamente hoy te entiendo perfectamente (los otros días también, tú me entiendes :-P).

    Yo ayer no tenía que haber salido a la feria; se ha activado con demasiada fuerza la máquina de los recuerdos

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    1. Jo. Pero la feria es algo molón, para pasárselo bien...

      Ains, un kilo de besos para ti :)

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  6. La vida son etapas, Bettie. Todo pasará y vendrán otras cosas. Dale tiempo al tiempo, no te compadezcas y pelea con las armas que tengas. Y sobre todo, always look on the bright side of life... :) Beso gorrrrdo.

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    1. Pues últimamente todo parece estar inmóvil, como si nada pasase, u.u'

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