El destino.

Dice Sabina que cuando le hablan del destino cambia de conversación. Yo, un poco, también. Pero ahora ya no hay manera de esquivarlo: me han dado destino definitivo. Tras tres años provisional, con el estómago en un ay cada verano, esperando los resultados de la colocación de efectivos (provisional, definitiva), desgranando margaritas para repetir o para no repetir, para quedarse o para huir, ya tengo un puesto de trabajo que puedo decir que es mío.

Tengo mi centro, mi puesto. Ya sé dónde voy a estar el curso que viene, si no pasa nada. ¡Qué novedad no tener que esperar hasta agosto! Y sin embargo...

Que estoy contenta, a ver, he tenido mucha suerte. Está tan cerca que puedo seguir viviendo aquí. Para lo grande que es Andalucía, para lo lejos que podría haber acabado, está más que bien, mucho más que bien. Pero claro...

Y tengo ganas, no creáis. Tengo ganas de empezar un proyecto a largo plazo, sabiendo que voy a estar ahí hasta que yo quiera. Tengo ganas de volver a un pueblo, también, que por mucho que me guste la ciudad, no dejo de ser de pueblo y tengo una pierna en un museo, un teatro o un monumento y la otra en el campo. Pero es que...

Seguramente estaré bien. He toreado en varias plazas y ninguna cornada me ha matado hasta ahora. Estoy empezando, es el momento de probar cosas nuevas. Ahora tengo energía para afrontar los cambios, para idear, para crear.

Y aún así, aunque seguramente sea para bien, joder, qué mal este pellizquito en el estómago, este empezar ya a echar de menos.

Comentarios

  1. Esos sentimientos encontrados de dejar ir para poder acoger lo nuevo... Y la nostalgia... Pero todo pasa. Y va a salir bien, seguro. Así que ¡enhorabuena!

    ResponderEliminar
  2. Lo primero de todo, ¡felicidades! :D
    Lo segundo, es normal que, por contradictorio que suene, al alcanzar una meta sientas como que algo falla, o algo falta, o algo se echa de menos. Es normal :*
    Pero todo irá bien, ya verás. Y aparecerán nuevas cosas... de las que habrá que encargarse.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre hay algo de lo que encargarse, eso es verdad.

      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Es un alivio y una responsabilidad. La vida misma... ya sabes, una de cal y otra de arena.
    Ya sé que ahora te comerán los nervios pensando en cómo será el nuevo centro, los profesores, los alumnos... Pero eso ya se verá. Ahora toca disfrutar del último mes en este centro y luego el verano entero sin preocupaciones.
    Ha sido un buen destino. Seguro.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son muchas cosas, muchos cálculos, y aún me quedan opciones. Me voy a volver loca con tanto pensar, amiga.

      ¡Muaks!

      Eliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López