Privado.
Se mueve entre lejía, quitacal, estropajos y otros productos y utensilios de limpieza. Lleva un chándal viejo, el moño mal hecho y la cara lavada (lo justo para librarse de las legañas). Entra y sale del baño, trayendo y llevando botellas. Parece avanzar y retroceder al ritmo de la música que siempre la acompaña mientras limpia. Entonces, un cambio brusco de ritmo en sus pasos. A toda prisa, suelta el limpiacristales y el trapo y se prepara para ejecutar la coreografía completa de esa canción, esa que siempre la pone de tan buen humor.
Es todo un espectáculo...
Y todo el mundo se lo está perdiendo.
¿Autobiográfico? ;)
ResponderEliminarTotalmente. Como no me lo escribe nadie, me lo escribo yo. Porque a veces creo que soy maravillosa, casi un milagro. Me pasa pocas veces, pero oye...
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