Libro: Penélope y las doce criadas, de Margaret Atwood.





Hace unas cuantas semanas, estaba yo en el directo de Twitch de Ana (se dedica a hacer lettering y a charlar, os invito a que os paséis cuando queráis) y se puso a enseñarnos piezas dedicadas a primeras frases de libros. Hubo una que me llamó la atención y ella me dijo que era la frase de apertura de este libro. Tan potente me pareció la frase que fue directo a la lista de pendientes. Eso sí: el entusiasmo de Ana hablando de él también funcionó.

¿De qué va el libro?

El libro nos cuenta la "Penelopíada", la historia de su vida desde su propio punto de vista. Estamos acostumbrados a escuchar la historia de Penélope con la luz que arroja el prisma de Odiseo/Ulises: la esposa ejemplar, la que espera, la que es fiel. Ella misma es la narradora de su historia. Se trata de un enfoque femenino a un clásico que, como la inmensa mayoría, proyectan una mirada masculina del mundo.

Hablando del libro... 

Puede que haya quien esté deseando que descubra esa primera frase, pero voy a mantener el misterio. Estoy segura de que si tenéis mucha curiosidad podéis encontrarla en Internet, pero si alguien prefiere acercarse al libro sin conocerla, creo que tiene ese derecho, porque es brutal. O, al menos, a mí me lo parece. 

Por lo demás, una Penélope un poco hasta el c*ño nos cuenta su historia, sus idas y venidas, desde una perspectiva que le permite revisitar y analizar los eventos con ojos nuevos. Pero, aunque Penélope es la protagonista, no es el único personaje relevante en la novela. Otras muchas mujeres, con sus caracteres y sus maneras de ser y hacer la acompañan, desde Helena de Troya hasta las distintas criadas, pasando por la madre de Ulises. 

Y, además, tiene un componente de apertura. En algún momento nos deja ver que Penélope está contando su versión de la historia que puede no ser del todo coincidente con la realidad: del mismo modo que la visión de Odiseo (la recogida por Homero y que se nos ha sido legada) aparece como sesgada, el caso de Penélope no tiene por qué ser distinto. Ese detalle ME HA ENCANTADO.

Os dejo un trocito...

Yo era una niña muy amable, más amable que Helena, o eso creía. Sabía que me convenía tener algo que ofrecer ya que no podía ofrecer belleza. Era lista, eso lo decía todo el mundo -de hecho, lo repetían tanto que me abrumaban-, pero la inteligencia es una virtud que a los hombres no les disgusta de sus esposas, siempre y cuando éstas permanezcan a cierta distancia de ellos. En las distancias cortas, si no se les ofrece nada más seductor, prefieren la amabilidad.


De verdad que os animo mucho a que le echéis un ojo. Merece mucho la pena.


¡Un abrazo! 



Comentarios

  1. Lo tengo pendiente...Yo te animo a leer "Circe 0 el placer del azul", de Begoña Caamaño. También sobre Penélope. Es una maravilla.

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    Respuestas
    1. Me habían recomendado ya ese libro. Voy a tener que leerlo :)

      ¡Gracias!

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