La flexión.


En enero me propuse llevar una vida más sana pero en marzo llegó la pandemia y con ella un cambio brutal de mi rutina y mis hábitos. Yo, que caminaba un montón todos los días, de repente me quedé sin poder salir a la calle. No es que esta cuarentena me haya dado a la buena vida, pero mi prioridad, desde luego, no fue salir de ella en mejor forma física. Desde hace una semana, más o menos, me he propuesto volver a prestarme atención al completo, incluyendo en eso el cuidado de mi físico, pero esta vez desde un enfoque más calmado, menos centrado en el peso, más amable. Total, sé que no voy a estar delgada nunca, tampoco es algo a lo que aspire. Pero sí aspiro a seguir sana muchos años y quiero hacer lo posible. Y, ¡ojo!, que la salud mental también es salud. Quiero cuidarme entera, sin que unas partes se perjudiquen a otras. Quiero cuidarme y ser feliz a la vez, en definitiva.

Una parte de cuidarse es el ejercicio. Yo sigo saliendo muy poco porque no salgo a la calle si no es necesario. Al principio, cuando se permitieron los paseos, salí unas cuantas veces, pero ahora las circunstancias no invitan a ello. En Córdoba ya tenemos un calor propio del verano, lo cual hace inviable salir a hacer ejercicio antes de las 9-10 de la noche (y a veces ni eso: ayer a las 9 de la noche teníamos 32 gradazos). Además, la obligatoriedad de llevar mascarillas no ayuda. Es cierto que dicen que los deportistas no es necesario que las lleven y que tampoco es necesario llevarlas si se puede mantener la distancia de 2 metros, pero me temo que yo no tengo pinta de deportista y que lo de la distancia de 2 metros aquí es complicado. Y yo no sé andar rápido con la mascarilla: me ahogo.  Así que me pongo a hacer cosas en casa con la inestimable ayuda de Youtube.

Aprovechando que estoy en casa y que no me ve nadie, hago un poco de todo. Lo que más me gusta es el cardiodance y cualquier cosa que suponga ir al ritmo de la música. Lo que menos, el entrenamiento de fuerza. Mientras que el cardio lo aguanto bastante bien (sudando como una cerda, claro) el entrenamiento de fuerza me hace sentir fatal. Cuando veo a las monitoras haciendo ciertas cosas me miro y digo: ni de coña, me rompo en dos si lo intento. Yo no seré una especialista, pero si de algo me han servido los años de Educación Física (algunos, no todos) es para saber que el ejercicio se hace BIEN, especialmente los de fuerza, porque si no te puedes hacer mucha pupa, y yo no me he metido en esto para lesionarme. 

Yo no sé si es por el peso, supongo que en parte sí. Mis brazos, cuando hago una flexión o lo intento, tienen que levantar mucho más peso que los de una chica de 60 kilos. Pero también supongo que es la falta de costumbre. Debe de haber gente delgada que quiera empezar a hacer ejercicio y que no esté preparada para hacer las cosas que se proponen en algunos vídeos dirigidos a principiantes (no os penséis que yo voy buscando ejercicios avanzados). Evidentemente, a más peso, más posibilidad de hacerse daño.

Así que hay días que el ejercicio me sienta bien (cuando hago cardio, que acabo sudada y asquerosa, pero contenta por haberlo conseguido) y otros días en los que acabo y me siento torpe y frustrada en los días buenos y cosas peores en los días malos. Pero bueno, seguiremos intentándolo. Es solo que sería más fácil si hubiese alguien que pensase en gente como yo, porque esa es otra: cuando haces una búsqueda de ejercicios de fuerza para gente con sobrepeso la cosa no pasa de levantar las rodillas o hacer sentadillas con una silla y yo no  estoy en forma, pero tampoco como para eso. 

En fin, que sé que esto no tiene mucho sentido, pero es que hoy ha tocado rutina de fuerza y he intentado hacer una flexión hasta abajo y no me he podido levantar, así que he venido a desahogarme. Ya está, ya me voy. 

Comentarios

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  2. Si te sirve de consuelo... yo siempre he sido incapaz de hacer flexiones (y en mi caso no era por mi peso, precisamente). Hace ya mucho que no lo intento.
    Estos últimos días también he empezado a hacer unos ejercicios básicos por la mañana; poca cosa, pero algo es algo. Noto que me hace muchísima falta un poco de ejercicio. Pero, sinceramente, se me hace aburridísimo yo sola. Echo de menos las clases de bodybalance con el profe tan guay que teníamos.
    Mucho ánimo, preciosa. Y haz lo que te guste y puedas hacer. Y punto.

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    1. Yo sé que es porque tengo los brazos más blandos que la mantequilla, hija, además de por el peso. Yo me he enganchado a un par de canales de Youtube y una chavala hace un calendario mensual con rutinas sugeridas. Yo lo voy adaptando, pero oye, no me lo paso mal del todo, salvo cuando llego a los ejercicios frustrantes, pero bueno xDDD

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