Sí que hemos cambiado.

Hay quien dice que la educación no ha cambiado. Que seguimos educando igual que en el siglo XIX. No es verdad. Es cierto que en educación no hemos introducido instrumentos significativamente distintos (sí, ahora hay proyectores, pizarras digitales, pero al final la cosa se acaba reduciendo a papel, libros, tiza...), pero eso no significa que no hayamos cambiado. Y, de manera global, a mejor.

Soy consciente de ello porque este año estoy trabajando codo con codo con profesores de la vieja escuela y puedo percibir el cambio. Hay cosas que algunos de ellos no entienden. Por ejemplo: la atención a la diversidad. Según algunos es el alumno el que tiene que adaptarse al sistema, y eso puede ser así en etapas post-obligatorias, pero si queremos que todos los niños y niñas tengan la ESO (porque es obligatoria), no podemos pedirles que todo el esfuerzo venga de su parte, más que nada porque muchos de ellos ya hacen lo que pueden. De hecho, la misma diversidad es un concepto extraño. No digo que ellos crean que todos los niños son iguales, simplemente parece que eso no debe influir en el desempeño en el aula. Ni eso, ni sus circunstancias personales, su motivación, sus preferencias...

Hemos cambiado, mucho. Ahora, con más o menos tino, con más o menos facilidades, con más o menos formación, se nos obliga a tener en cuenta esas particularidades. Y lo considero maravilloso. Ahora solo falta que nos den los recursos necesarios para hacerlo adecuadamente. Un buen comienzo sería reducir las ratios y darnos más tiempo de calidad con nuestros alumnos. Los míos este año son 307. Saquen sus conclusiones.

Feliz día del docente.

Comentarios

  1. Ay, cuantísima razón tienes. Creo que la mayoría de los profesores tenemos sensibilidad en mayor o menor medida hacia la diversidad, que no son solo los niños con necesidades especiales que la ley nos marca, sino todos, porque cada uno lleva su ritmo y necesita cosas diferentes. Yo lo tengo cada vez más claro, me lo enseñan todos los días mis chicos del PMAR, porque son especiales, pero cada uno de forma diferente: unos muy lentos, otros demasiado acelerados, unos con muchas capacidades pero con problemas familiares, otros con capacidades más limitadas... y tengo que hacer lo posible porque aprovechen las clases todos.

    Y, por supuesto, nos faltan medios, y formación, siempre formación, porque hay compañeros que no creen que formarse sea una necesidad.

    Besos.

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    1. Exacto. No me refiero solo a los niños con necesidades especiales. Cada uno tiene sus ritmos, sus intereses y sus circunstancias.

      Un abrazote.

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  2. Ya te lo dije ayer, pero ¡Feliz día del docente!
    Precisamente hace unos días, comentaba en el blog de Ro que hubiese dado lo que fuese por tener una profe como ella (o que mi hija la tuviese o la pudiese tener aún). Cuando leo lo que ella hace, dista tanto de lo que yo viví en mi etapa escolar, que me entran ganas de llorar. Y eso que yo era buena estudiante y no he tenido grandes problemas...
    Por suerte, las cosas van cambiando con el tiempo. Y sé que no tenéis los medios necesarios, pero yo os aplaudo. ¡No puedo imaginarme tener 307 alumnos! es que no creo ni que llegase a poder aprenderme el nombre de todos a final de curso.
    Enhorabuena a las dos

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    1. Gracias, guapa. La verdad es que Ro es una profesional como la copa de un pino y toda una inspiración.

      :)

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