Un espectáculo

 

Apenas hace una hora que me he levantado pero, ya desayunada, me dispongo a ponerme en marcha. Los labios todavía me saben a chocolate caliente.

Voy hacia el dormitorio y me quito el camisón. Me echo por encima una camisola de manga corta con escote trasero, que deja al descubierto uno de mis hombros (casi siempre el izquierdo) y buena parte de mis lunares. Me lavo la cara con agua fresca y me miro al espejo: tengo los ojos bien abiertos, brillantes y descansados y buen color en la cara. Sonrío y vuelvo al salón.

Allí me esperan los cascos bluetooth (el derecho está anunciando su muerte). Los conecto al móvil y abro la app de Spotify. Pongo mi lista más reproducida en lo que va de año: #Palante (2022 playlist). Me dirijo a la cocina a por el plumero mientras empieza a sonar El cielo es de nosotros de Mundo Divino. No me lleva ni medio segundo ponerme el mango por micro y empezar a hacer playback (playback, sí, que no es cuestión de estropear la canción) como si estuviera en el WiZink Center, por decir algo. Recorro el pasillo en plena actuación con tal pasión que se me caen las lágrimas. No pasa nada: esa pasión me viene bien para el próximo tema. Rozalén y Rodrigo Cuevas me acompañan mientras canto Te quiero porque te quiero. Aquí sí canto. Meneo el plumero con arte por muebles, cuadros y zócalos mientras la voz me sale del estómago. Sonrío, me encojo de hombros y ladeo la cabeza acompañando a la música. Pienso que me parezco a esas protagonistas de comedias románticas que cantan y bailan con una camiseta oversize por casa, ajenas a que el galán de turno las está mirando con ternura. A mí en ese momento nadie me mira con ternura, pero, la verdad, el mundo se lo pierde. 

Sigo recorriendo habitaciones en mi show de versiones. Me atrevo hasta con el italiano cuando suena Musica leggerissima de Colapesce y Dimartino. El movimiento se para en cada allegre ma non tropo.  Antes de darme cuenta estoy en el salón acompañada por la Rosalía cantando Despechá como se canta mientras te arreglas antes de una noche que se promete mágica. La camisola acaba subiendo a mitad de muslo mientras muevo las caderas. ¿El plumero? Ya abandonado sobre la mesa de comedor. Lo doy todo y, cuando me doy la vuelta, recuerdo que ya hace tiempo que tengo vecinos enfrente y que las ventanas de mi balcón son enormes. Tampoco me importa: afortunado quien me vea, porque soy un espectáculo y de los buenos. 



Como regalo para el domingo del cambio de hora al horario de invierno, aquí te dejo mi playlist de este 2022. Por si quieres que te acompañe la banda sonora de mi vida. 



Comentarios

  1. Cualquier cosa que incluya el concepto pa'lante nunca está de más. Me apunto esa lista. ;P

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  2. jajajajjaa me encanta. A mí últimamente me gusta vocalizar exageradamente, sin emitir sonido alguno, las letras de las canciones que me sé. Y si me veo en el espejo retrovisor, mejor. Yo qué sé.
    Ahí tienes unas cuantas buenísimas para ello. LA QUIERO A MOOOOOORIR.

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    1. jajaja, también también. Aunque yo en el coche soy más de grito pelao xDDDDD

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