Reto (I): Matices que cambian el mundo.
Bueno, primera entrada del reto. Os agradezco a todos vuestras aportaciones, de verdad, y espero que lo que salga os guste, aunque sea un poquito. Hoy toca el relato inspirado en la canción "People Help The People", de Birdy, que propuso Emma F.M. No sé si el relato será de su gusto, supongo que no de sus favoritos, por las cosas que suele leer y escribir. Quiero aclarar que no me he basado en la letra de la canción, ni en el vídeo, sino en las sensaciones que me transmite la música y el enfoque ha sido, más o menos, imaginar una escena con esa banda sonora, aunque en este caso sí que hay algo de coincidencia. Bueno, no me enrollo más.
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Esta es la música para este relato:
Matices que cambian el mundo.
Elena sube al autobús 9, como cada tarde, para volver a casa desde la universidad. Mira por la ventana, ausente, y entonces aparece ella. Corre, agita los brazos, grita. El conductor la ve y las puertas se abren, otras veces no ha tenido tanta suerte. Pasa el bonobús por el detector y camina hacia ella arrastrando los pies. Se sienta a su lado. Más que sentarse, cae. A su lado.
Elena se sumerge en la música de su reproductor de mp3 y apoya la frente en el cristal. A su alrededor todo parece pasar muy rápido, demasiado. Y sin embargo allí se ha detenido el tiempo. Ella llora, como otras veces. Elena ya la ha visto intentar tragarse las lágrimas sin éxito en otras ocasiones. La desconocida mira una fotografía. Es la cara de un niño. Aunque parece enfermo, sonríe. Luce la gorra de un equipo de fútbol, pero se adivina que bajo ella no hay pelo. Elena traga saliva sonoramente. Y entiende, o cree entender.
¿Quién será ese niño? Seguramente su hermano. ¿O quizá su hijo? La desconocida no puede ser mucho mayor que ella, quizá sea más joven. Pero el niño no debe de tener más de 5 años. Sí, seguramente sea su hijo. Pero eso no importa, no realmente. Es alguien a quien quiere, y eso basta. Ahora Elena siente también un nudo en la garganta. Mira para otro lado, tiene que aguantar el llanto. Entonces piensa en esa mujer, llorando cada tarde en ese autobús, sintiéndose una isla en medio de un mar de indiferencia y, sin saber por qué, Elena se gira y la mira.
La desconocida se sabe observada y vuelve la cabeza un poco, con timidez. Elena eleva la mano y le seca las lágrimas con el pulgar. Se miran intensamente a los ojos pero no dicen nada. Entonces Elena, sin saber muy bien por qué, abraza a aquella desconocida y llora junto a ella. La toma de la mano y mira la fotografía junto a ella. Hace ese breve viaje junto a ella.
Cuando el autobús llega a la parada de Elena aún no se han dicho nada. Se besan en las mejillas y se sonríen, todavía con los ojos húmedos. Antes de bajar, Elena la mira y le hace un gesto de despedida con la cabeza. Entona un "adiós" silencioso con los labios.
Elena camina hacia casa pisando sobre una línea imaginaria y pensando en los sutiles matices que cambian el mundo. Aquella desconocida se había sentado a su lado. Había caído a su lado. Pero había sido ella la que había decidido estar junto a la desconocida. La desconocía había provocado la cercanía de sus cuerpos. Ella, la de sus corazones. Juntas, habían atado un nudo, habían creado una conexión. Sí. Hay matices que cambian el mundo.
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En fin, espero que no os haya disgustado demasiado el experimento. A mí, desde luego, me ha parecido un ejercicio interesante :) A ver cuándo encuentro tiempo e inspiración para el siguiente. ^^
¡Un saludo y gracias por leer! :)
Eres INCREIBLE! :D
ResponderEliminarNo dejes nunca de sorprendernos con esa magia tuya que te sale por los deditos!
Te quiero! <3
¡Magia mágica! :D
Eliminar<3
Por un momento he pensado que iba a llorar. ¡Demasiado tierno! :'(
ResponderEliminar¡Maldición! ¡Mi superpoder de mierda está dejando de funcionar! :P
Eliminar:* Gracias por leer, Euterpe ^^
Alguien que crea un sentimiento al lector ya es capaz de mover medio mundo.
Eliminar:_) ^^
Eliminar¿Qué dices? pero si está muy bien :3
ResponderEliminarAunque es verdad que es lo que no suelo leer ni escribir XD tampoco te sorprenda que para los retos tire por temas más realistas, je.
Yo espero y deseo que me salgan relatos muy distintos. Espero y deseo, ya veremos luego qué sale. ^^
Eliminar¡Gracias por leer y por la inspiración! :D
Casi, casi me sale una lagrimilla. Debería haber más Elenas en el mundo...
ResponderEliminarMe encanta este reto que te has propuesto.
Besos
Hay que trabajar con ese "casi", jajaja :)
EliminarGracias, Rosa. Me alegro de que te guste :D
Ayer no me dio tiempo a leerlo. Me ha encantado.
ResponderEliminarTE adoro.
*________*
EliminarGracias profe <3 Me alegro mucho.
Muy bonito Bettie.
ResponderEliminarGracias Viento Polar ^^
EliminarEs realmente precioso. Supongo que oír la canción mientras lo leía también influye. Pero me ha tocado algo dentro. Un sentimiento emotivo y triste. Me ha emocionado.
ResponderEliminarUn beso, guapa :)
Me alegro de que te haya gustado, Julia. Y sí, creo que el relato "gana" con música ^^
Eliminar¡Un besote! Gracias por leer mis locuras ^^
Jope, qué triste :-( La canción encaja de maravilla con el relato y te ha quedado muy bien, esperanzador al final ^^
ResponderEliminarNo dudes en avisarme cuando vayas subiendo los demás :D
Gracias Laura, <3 Por el comentario y por "prestarme" el reto ^^
EliminarTe daré una mencioncita por Twitter ^^
¿Existirán las Elenas en el mundo? Ojalá que sí.
ResponderEliminarYo por si acaso, te mando un quiero grandote desde aquí <3
Yo tampoco lo sé, aunque me gustaría. A lo mejor si lo deseamos fuerte... :)
Eliminar¡Muaaaa!
A mi también me ha gustado mucho Bettie. Si me permites un pequeño comentario, tan sólo me ha chirriado ligeramente el último párrafo. Era como si mi mente no necesitara más, como si con ese adiós al salir del autobús hubiera tenido un buen cierre.
ResponderEliminarNo dejes de escribir ;)
No podría dejarlo.
EliminarEn cuanto a la sugerencia, creo que tienes razón. Y cuanto más lo leo, más razón creo que tienes. :P
Me pregunto si soy el único que ha visto llorar a alguien en el transporte público... tu relato me ha hecho pensar en ello. Salvo una vez, nunca me he atrevido a decir nada ni actuar de ninguna manera, timidez y supongo que también miedo a hacer sentir a la otra persona mal.
ResponderEliminarMuy buen relato.
¡Un abrazo!
No eres el único. Y a mí también me avergüenza decir que nunca me he atrevido a decir nada. :/ Una vez ofrecí un pañuelo de papel, pero nada más.
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