Todo pasará
Todo pasará. Caerán las civilizaciones y, antes de eso, esta cosa que llamamos Internet habrá desaparecido. Tal vez por eso no tiene sentido que invierta minutos de mi tiempo (de mi escaso tiempo) en escribir aquí para contar que esta mañana alguien ha decidido salir de su cama antes de tiempo para presentarse a las 7.30 en mi parada de autobús a darme un abrazo antes de que me fuese al trabajo. Sin necesidad, solo porque sí. Porque creyó que me haría bien. No, tal vez no tenga sentido, porque todo pasará. Pero esto habrá sido verdad, como también es verdad mis ganas de gritarlo al mundo: «Hoy alguien madrugó y salió de casa para abrazarme unos minutos». Todo pasa, sí, precisamente por eso debemos celebrar cada instante valioso, cada logro, cada regalo. Hoy quiero celebrarlo. Celebrarle. Recordarme que, en medio de la oscuridad, tengo encendidas unas cuantas velas que resisten obstinadas el soplar del viento. Puedo considerarme afortunada.