Un beso

 Últimamente cuando veo series o películas románticas (y no veo otra cosa) y alguien se besa siento un cosquilleo que va desde el estómago a los labios dando un par de vueltas alrededor del corazón: son ganas. Pienso en que no sé cuándo va a volver a ocurrirme eso, un beso romántico de esos que hacen que el corazón se te pare y te vaya a mil por hora a la vez. Si es que vuelve a pasarme. No me malinterpretes: mis ganas son ganas en abstracto, en concreto ahora mismo no hay demasiadas ganas de nada que tenga que ver con el romanticismo. Pero las fantasías llenan el hueco.

Hace un tiempo hablaba con alguien de lo maravillosos que son los primeros besos: ese cosquilleo en todo el cuerpo, esa estática que atrae a las dos personas implicadas y la explosión cuando los labios por fin se tocan. Es una pena que los primeros besos solo puedan ocurrir una vez, ¿verdad? Son algo tan, tan especial... Incluso cuando no media romanticismo, sino solo deseo o ganas, llámalo como quieras. Los besos hacen saltar chispas cuando son queridos y calientan el cuerpo (entero o por partes). 

Por eso me cabrea tanto que hoy Rubiales así, sin previo aviso y porque en el calor del momento a él le ha apetecido, haya besado a Jenni Hermoso sujetándole bien la cara, fuera a ser que la muchacha pudiera escaparse. Y que haya a quien le parezca tan gracioso. 

No sé cuándo volverán a besarme ni si volverá a ocurrir. Pero espero que nadie vuelva a besarme así. Ojalá pudiera desear que nunca, nadie, fuese besado así. No es como se hacen las cosas. 

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