Navegar el deseo, conquistar el placer.

 

Anoche estuve viendo una peli: Buena suerte, Leo Grande. En ella una profesora de religión jubilada,
Nancy (Emma Thompson), tras enviudar, decide contratar los servicios de un trabajador sexual, Leo (Daryl McCormacK), para descubrir qué es el sexo, para vivir algo distinto que quedarse tumbada mientras otra persona se desahoga sobre ella, que es básicamente lo que ha hecho durante toda su vida. Nancy recibe a Leo en una habitación de hotel y pasan cosas

Me gustó tanto, tantísimo la película... No te haces una idea. Emma Thompson está soberbia. Diría que te la crees, pero es que sobrepasa el nivel de verosimilitud y la credibilidad. Qué maravilla de señora, por favor. Y me hizo pensar. Me está haciendo pensar, mucho. En el deseo y en el placer, claro, ambas cosas que están vetadas a las mujeres de bien. Tal vez digas: «No, hoy en día ya no». Yo creo que te equivocas, pero bueno, vamos a encontrar un punto medio: hoy, en el mejor de los casos, deben ser adecuadamente racionadas y dosificadas. Sin pasarse. 

En un determinado momento Nancy habla sobre cómo se ha sentido tras experimentar el placer y el deseo (hay una escena en la que ella, por primera vez, se permite sentir deseo real y es MA-RA-VI-LLO-SA). Dice algo así como que jamás en toda su vida se ha sentido más poderosa. Y viéndola vibré entera. Porque creo que tiene razón: el deseo y el placer empoderan.

¡Ojo! He dicho el deseo y el placer, y no el sexo. Como mujer tengo que reconocer que he mantenido relaciones sexuales en las que no me he sentido particularmente deseada y de las que no he disfrutado demasiado. No me deseaban a mí: deseaban un cuerpo femenino sobre el que descargarse, ya fantasearían con quien hiciese falta durante el sexo. Supongo que en parte por eso mi experiencia no era demasiado relevante: mi placer no importaba más allá de que pudiese halagar la hombría de alguno (pero con fingirlo bastaba). Lo que cuenta, lo que nos hace sentir poderosas y energizadas es el disfrute, el permitirnos desear sin culpa y el sentirnos deseadas. Uf... Sentirse deseada... Qué chute de fuerza.

Que sí, que tal vez dar tanta importancia al deseo ajeno (al deseo real, completo, no a la cosificación o fetichización de lo que somos) es una debilidad, otra forma de validación externa. Pero es que somos animales sociales, y por mucha autoestima y amor propio que tengamos a nadie le amarga un dulce (me doy cuenta de que uso mucho esta expresión cuando hablo de este tema): ¿a quién no le va a gustar gustar? ¿Cómo no va a ser agradable saber que tal y como somos, y justo por eso, tenemos cierto tipo de poder sobre otra persona? (Porque el deseo es una fuerza muy poderosa y que nos toma por asalto). 

Tal vez sigas pensando que estoy son delirios de una señora de 35 años (casi) que quiere darse importancia y se inventa traumas y afrentas. Pero yo seguiré insistiendo en que no: en que la liberación sexual sigue incompleta, en que muchas veces se ha utilizado como arma arrojadiza (ahora ser una puta sigue siendo igual de fácil, pero es mucho más fácil ser una mojigata y utilizar eso mismo como chantaje) y en que nuestro placer sigue siendo objeto de disputa. De hecho, hace unos días vi esta charla que habla, precisamente, de esto: de cómo el placer femenino sigue asociado al tabú y a la culpa. Y sí, nos lo vamos quitando (no todas) pero aunque siempre estamos a tiempo, esa desculpabilización del placer siempre llega demasiado tarde. Nunca deberíamos haber vivido nuestro placer con culpa.



Hoy, me temo, que este va a ser el tema de la tarde. Voy a seguir reflexionando sobre cómo navegar por mi deseo y afianzar la conquista de mi placer, sobre cómo todo eso entra en conflicto muchas veces con las convenciones, las normas, la moral y con los otros. Y voy a hacerlo porque me parece un tema de una importancia inmensa. 



PD: Hoy iba a empezar a hablar de los microactivismos para 2023, pero como todavía es pronto y queda mucho diciembre, me temo que será material para otro post. Mejor, una excusa para volver aquí. 


Comentarios

  1. Le tengo ganas a esta peli. Creo haber leído que esta es la primera vez que Emma se desnuda en una peli. Dice que hasta ahora no había sido necesario. Y dice que se ha sentido fenomenal. Seguro que sí, estará soberbia.
    Por desgracia el tema placer en las mujeres sigue teniendo bastante de tabú... Supongo que algún día eso cambiará, pero me temo que aún no ha llegado el día.
    Tú sigue dándole vueltas... jaja.
    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Está soberbia. No he visto nada de esta señora que no me convenza, pero creo que en esta peli se sale.

      Ya me conoces, cuando cojo un tema no puedo parar jaja

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  2. Yep, totalmente :/
    Guardado el vídeo y la película ♥

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