Media infancia.

No es que yo haya tenido una infancia muy allá. Los mejores momentos de mi infancia podría reproducirlos fácilmente hoy, pues básicamente consistían en una servidora jugando sola, leyendo o inventando cuentos. Pero no es lo mismo. 

Yo pensaba que eso no iba a pasarme a mí. Qué tontería, ¿verdad? Pero cuanto más entro en la vida adulta más se apaga mi niña interior. 

Hoy he visto una nube con forma de sirena y he hecho el comentario en voz alta. Inmediatamente, vaya usted a saber por qué, me he sentido estúpida. 

—¿No echas de menos ser pequeño?—he preguntado a mi pareja.
—A veces —me ha contestado. 

Y se me han llenado los ojos de lágrimas. A ver, que tampoco es importante: últimamente lloro por cualquier cosa. 

¿Creéis que se puede volver a aprender a ser niña? Que a mí la vida me debe, por lo menos, media infancia. Y eso solo por empezar a ajustar cuentas... 

Comentarios

  1. Tu puedes ser niña cuando te dé la gana. Pintar, darle un concierto a tus peluches, leer cuentos de hadas...
    Lo que te pida tu corazón.
    Solo escucha.
    Besos
    Fer

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces la vida adulta se pone por medio, Fer.

      Un abrazo :)

      Eliminar
  2. Es también me pasa lo mismo pero, no dejes de lado ese pequeño trozo de niñez que tienes en la adultez aveces es lo único que nos queda,,, z

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López