El callar se va a acabar.

 Estos días se está hablando mucho de hablar y callar (por diversas razones), de lavar los trapos sucios en casa, de pasar página, olvidar, tener elegancia y altura moral. Y mira: no.

Tal vez sea porque yo nunca he sido una señora elegante (timorata, cobarde, demasiado prudente para mi propio bien, lo mismo sí), pero me parece que guardarles los trapos sucios a quienes se nos han cagado encima no nos hace mejores personas (peores tampoco, claro). 

Durante años yo he elegido el silencio mientras otros hablaban, hablaban y hablaban. Pintaban un retrato de mí que no encontraba respuesta. Yo no otorgaba, pero callaba, y eso a veces  se confunde. Ahora ha pasado el tiempo y me arrepiento de haber callado porque ya no viene a cuento. Pero ojalá haber tenido yo acceso a Bizarrap entonces. 

Las mujeres seguimos llorando, claro, pero parece ser que nos hemos cansado de sufrir en silencio y que, cada vez más, elegimos la rabia. Y no me parece ni medio mal.

He estado a punto de no escribir esto pero mira, no me habría gustado tener un silencio más del que arrepentirme. 


Comentarios

  1. Hola, Bettie.
    ¿Por casualidad esto tiene algo que ver con alguien que salió de tu vida hace unos 7 años y vive a unos 500 km?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Adelante! Deja tu retal :)

Entradas populares de este blog

Cómo aprobé el nivel Avanzado de la EOI preparándome por mi cuenta.

Tontos-a-las-tres.

Libro: La edad de la ira, de Fernando J. López