Dad gracias que me dieron paciencia y no fuerza.

 Cuando era pequeña solía escuchar las frases «Señor, dame fuerzas» y «Señor, dame paciencia». Con el tiempo acabé fusionándolas y, en broma, solía decir: «Señor, dame paciencia, porque como me des fuerza lo escamocho». 

Y, desgraciadamente, me dieron paciencia. No Dios: el patriarcado. Anteayer vi el monólogo de Pamela Palenciano titulado «no solo duelen los golpes» y me quedó claro que ese es uno de los obsequios que el sistema nos hace a las mujeres. Nos da paciencia y no fuerza, porque si nos diera fuerza no podría sostenerse. 

Hace unas semanas leí el libro The Power, de Naomi Alderman (en el enlace te dejo mi reseña).En él, las mujeres adquieren la capacidad de lanzar descargas eléctricas: encuentran fuerza y, como es de esperar, se les acaba la paciencia. 

A raíz de leerlo me ha dado por pensar qué haría yo si tuviese algo más de fuerza. En otro momento de mi vida, quizá, habría podido pensar que usaría bien mi poder, que sería equilibrada, moralmente buena. Que seguiría siendo paciente. Puede que ese pensamiento fuese una opción otro día que no fuese hoy. Pero hoy no lo es. Hoy noto el resentimiento bullir como un caldero de veneno viscoso. Y sé que, si pudiera dar chispazos, las cosas serían distintas. 

Si hubiese podido dar chispazos me habrían escuchado más, sin necesidad de alzar la voz.

Si hubiese podido dar chispazos no habría sonreído cuando tíos que me doblaban la edad hacían chiste sobre mis pechos.

Si hubiese podido dar chispazos no me habrían hecho la vida imposible en el colegio.

Si hubiese podido dar chispazos no me habrían presionado para hacer cosas que no quería. 

Si hubiese podido dar chispazos a los que me han acosado y atacado en la calle se les habrían quitado las ganas. No habría acelerado el paso, eso seguro. Fantaseo, de hecho, con marcarme un Promising Young Woman con poderes eléctricos, salir por ahí, hacerme la borracha y darles una lección a los que intentasen propasarse. 

Si pudiera dar chispazos... 


Algunos deberían dar gracias de que tenga(mos) mucha más paciencia que fuerza. 


Comentarios

  1. Si yo pudiese dar chispazos... algún día provocaría un incendio descomunal a mi alrededor...
    A mí de pequeña en casa me llamaban Santo Job, porque tenía muchísima paciencia. Pero me temo que no es ilimitada.
    Un abrazo, Bettie.

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    1. No, no es ilimitada. Yo ya estoy un poco cansada de la paciencia, amiga.

      ¡Abrazos fuertes!

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  2. Siempre no, pero poder dar algún que otro chispazo de vez en cuando...

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  3. No cambiaria nada. Todo tal cual sucedió es como debía suceder. Lo único que puedo hacer, es mirar para adelante y pararme firme.
    Ah, y ser políticamente correcta definitivamente no es mi estilo.
    Besos
    Fer

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    1. Pues me gustaría que dejara de ser mi estilo también... jaja. ¡Besos, Fer!

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