El lado malo de la almohada

 


Siempre me han llamado la atención las supersticiones personales, esas que son íntimas, que no sabemos de dónde vienen, porque sí, puede que alguien le tenga tirria al color amarillo o que se niegue por todos los medios a pasar por debajo de una escalera, eso no nos extraña demasiado. Sin embargo una persona que tenga que tocarse la nariz cada vez que cruza una puerta sí resulta más llamativo, precisamente porque es algo único. 

Yo tengo alguna de esas supersticiones o manías. Se trata de creencias absolutamente ilógicas que no sé de dónde he sacado y que, pese a saber que no tienen ningún sentido, ahí siguen, en la parte de atrás de mi cerebro, listas para saltar. Hoy os voy a hablar de una de ellas: creo que la almohada (todas las almohadas) tienen un lado bueno y un lado malo.

No sé de dónde viene, solo sé que desde que era muy, muy pequeña ha estado ahí. Nunca lo he hablado con nadie, así que no sé, a lo mejor es mucho más común de lo que yo creo (por favor, contádmelo si es así). La cosa es que desde que era una cría he creído que todas las almohadas tienen un lado bueno, en el que se descansa bien, se tienen sueños agradables y pensamientos bonitos y un lado malo, que te trae pesadillas, pensamientos autodestructivos y hace que te despiertes como si te hubiese atropellado una apisonadora. 

Eso es, por un lado, malo: me generaba cierta angustia no saber qué lado era el bueno y cuál era el malo. Podría haber puesto alguna señal pero, por un lado, me parecía que eso era una especie de trampa que no podía traer nada bueno y, segundo, si mi madre la ve me escogota. Por otro lado, sin embargo, era bastante bueno: cuando me despertaba de una pesadilla lo único que tenía que hacer era darle la vuelta a la almohada e intentar dormirme lo más rápido posible, sabiendo que ya la tenía por el lado bueno. Era un placebo maravilloso. Es, mejor dicho: aún lo sigo haciendo. Cuando la ansiedad me comía (o cuando me pasa ahora), cuando los pensamientos intrusivos y destructivos se ponen pesados o cuando tengo insomnio le doy la vuelta a la almohada. Es cierto que no funciona tan bien como cuando era pequeña (se me está acabando la magia, quizá) pero oye, funciona bastante bien. 

Hoy no, todo hay que decirlo. Anoche me quedé durmiendo a las cuatro de la madrugada después de acabar un libro que me dejó tocadilla. Me he despertado a las siete y media de la mañana para ir al baño y las pesadillas, los pensamientos relacionados con el libro y un dolor de cabeza horroroso me han impedido volver a dormirme. Después de media hora de dar vueltas y una aspirina, me he acordado de darle la vuelta a la almohada. A lo mejor ya se había ido la cosa demasiado de madre como para que funcionase, la cosa es que no ha habido suerte. 

He acabado por levantarme a las 8.30, ya harta de dar vueltas y de los puñeteros nervios, con una determinación: dedicar el día de hoy a cuidarme mucho, mucho, a hacer solamente cosas que me apetezcan. De momento vamos bien. A ver qué tal acaba el día. 

Y tú, ¿tienes manías raras? ¡Cuéntame!


Comentarios

  1. Hola. Venía de Twitter como un acto de resistencia, frente a eso que has publicado sobre que los blogs están de capa caída.

    Leer esta entrada me ha ayudado a entender mejor tu hilo de Twitter de ayer #BettieSeCuida.
    Creo que esto es lo que llaman narrativa transmedia. No sé si lo has hecho de manera consciente, pero me ha hecho ilusión ver cómo encajaban las piezas.

    Yo no me paso mucho por aquí pero cuando vengo disfruto mucho leyéndote sin el corsé de los 280 caracteres. Me gusta leerte en Twitter, pero esto es otra cosa; te exige desacelerar la mente, centrarte en un solo tema y leer de forma reposada.

    Me acabo de dar cuenta de que no he comentado nada sobre el texto de la almohada, sino que en realidad estaba contestando al tuit de los blogs. Esto también es un poco transmedia.

    Un saludo Bettie.

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    1. ¡Madre mía, lo transmedia! Era todo un fenómeno hace unos años. Al final de transmedia nada: la tendencia es reunir todo en una sola aplicación, o eso parecen pretender. Y no, no ha sido consciente, pero oye, ha quedado guay xDD

      Un abrazo y gracias por venir y comentar :)

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  2. Pues yo nunca había oído eso de la almohada. Me resulta curioso y divertido. Yo es que termino siempre con la cabeza fuera de la almohada (lo cual es fatal para mis cervicales).
    Y aunque no tengo el ritual de la almohada para dormir bien, sí tengo una manía a la hora de dormir. No soy de las que tienen que dormir siempre en el mismo lado de la cama; me da igual que sea el lado izquierdo o el lado derecho, pero SIEMPRE tengo que dormir del lado más próximo a la puerta. Así que cada vez que dormimos fuera de casa me acoplo según la puerta de la habitación. A mi pareja le costó entenderlo, pero ahora ya es solito se pone del lado contrario porque sabe dónde me voy a poner yo. No le encuentro mucha lógica. Será que lo hago así por si tengo que escapar corriendo... jajaja
    Espero que esta noche hayas podido dormir mejor.
    Un abrazo

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    1. Yo no lo había pensado, pero creo que también hago eso. Al menos últimamente :P

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  3. Yo, de adolescente y cuando tenía insomnio, intentaba dormirme pensando en colores, en concreto me ayudaban el blanco y el negro. Y cantaba "blanco y negro mix, blanco y negro mix, blanco y negro mix, tiriritititi". Aún hoy, muy de vez en cuando, cuando no puedo dormir, lo hago. Jajajaja. Es una cosa rarísima, sé que tiene que ver con el disco ése que anunciaban que se llamaba justo "Blanco y negro mix", pero ¿por qué lo usaba para dormirme y cantaba esa canción inventada? A saber...

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    1. JAJAJAJA me encanta. Mira, me alegra no ser la única con este tipo de rarezas a la hora de dormir jaja :P

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