Bonita de cara

 

Anoche salí. Tenía una cita programada, algo que celebrar. Era la ocasión perfecta para estrenar ropa, así que dejé sobre la cama mi falda de estampado vichy y mi camiseta con escote peligroso. Anteayer me lavé el pelo y puse mucho, mucho empeño en que quedase bien. Ayer me pasé el día con una redecilla puesta para aguantar el calor sin que se deshiciesen los rizos. A las ocho menos algo de la tarde me puse las lentillas y empecé a maquillarme. Saqué el arsenal completo de sombras (ya que el maquillaje de labios pierde bastante el sentido cuando llevas todo el rato la mascarilla puesta; aún así, yo me pongo mi mejor labial permanente porque me hace feliz saber que llevo los labios pintados) y me decidí a hacerme un gran maquillaje. Busqué en Internet y encontré maquillajes inspirados en el atardecer. Intenté coger algunas ideas y me extendí con los tonos naranjas, amarillentos y amoratados del crepúsculo. Bien de rímel, mi mejor iluminador, las cejas perfectas. Después puse crema antirrozaduras en los muslos, me vestí y me calcé. Por último, me solté el pelo y le sonreí al espejo.

Lo pasé bien, aunque no hice nada del otro mundo: salir a cenar a un sitio al que no suelo ir y tomar un helado en la heladería de siempre. En estos tiempos es fácil sentir que cualquier situación tiene su lado extraordinario. Paseé mi falda, mi escote, mis rizos y mi maquillaje por la ciudad, me reí debajo de la mascarilla de planetas y me hice fotos. 

Cuando llegué a casa me quité la ropa, pero me tomé mi tiempo para desmaquillarme: quería seguir sintiéndome guapa un rato más. Mientras tanto me puse a repasar las fotos. Había un poco de todo: primeros planos y fotos de cuerpo entero. Y el pensamiento que me asaltó fue: "Eres bonita de cara". 

Quise matar a alguien, pero claro, ese alguien habría sido yo. "Tanto esfuerzo para esto", pensé en un primer momento. Porque a mí no me sirve pensar que soy "bonita de cara", ese piropo odioso que lo que siempre ha querido decir es "eres una gorda, pero al menos el castigo no es completo". No, yo quiero sentirme bonita, en general. Guapa, atractiva. Estar bien en mi piel. Yo qué sé. Parece que pidiera demasiado...

Luego respiré hondo e intenté no ser demasiado dura conmigo misma: "Bueno ─me dije─, menos da una piedra. Al menos hoy te sientes bonita de cara. Vamos de camino". A ver... Tal vez sea un consuelo pobre, pero al menos es un consuelo. 

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