Las drogas



Las drogas. 
Mi fin.
No puedo
¡salir!


Así empieza una canción de Segismundo Toxicómano (podéis escucharla aquí), un grupo punk que solía escuchar cuando tenía 16 años. Sé que hay otras canciones dedicadas a las drogas: Barco a Venus, de Mecano, Exiliado en el lavabo, de Estopa, Heroína, de Los Calis... Pero a mí siempre me viene esta a la cabeza. 

Venir al pueblo para mi siempre es un choque emocional importante, por muchas cosas. Ahora, que estoy creciendo, sanando o yo qué sé qué, en lugar de darme ganas de morirme (unas pocas sí me dan), de lo que me dan ganas es de contarlo, de hablar de todas las cosas que están mal aquí (y en otros muchos pueblos como el mío), de las cosas que me han hecho daño durante mi infancia y adolescencia, de la causa de mis cicatrices y de algunas heridas que quedan abiertas.  Y hoy, como habréis adivinado, le toca el turno a las drogas.

Yo fui una niña muy inocente hasta que entré de lleno en la adolescencia. También os digo que cuando no te relacionas con nadie es difícil tener malas influencias. Pero cuando salí del colegio, llegué al instituto y, por casualidad casi, trabé amistad con otro chaval de mi pueblo, ahí, con 15 años, empezó mi adolescencia y de qué manera. De repente me había encontrado con un grupo de gente rara, y yo, que me sentía rara de cojones, encontré mi sitio. De repente me convertí en una persona mucho más abierta, sociable, fiestera, amante de la noche... A los 15-16 años empecé a salir por la noche (con su toque de queda correspondiente claro, pero en los pueblos las cosas son distintas, la sensación de tranquilidad ayudaba a que esas horas fuesen un poco tardías). En ese momento, quizá un poco antes, me encontré metida de golpe y porrazo en un mundo donde la droga era algo absolutamente normal y cotidiano. 

Muchos de mis amigos y amigas fumaban. Yo misma empecé a tontear más con el tabaco por aquella época. Pero el cannabis en sus distintas formas era algo común y corriente por las tardes. En mi caso, solo consumía los fines de semana, pues entre semana estudiaba y no salía a no ser que fuese a dar una vuelta. Creo que nunnca llegué a comprarlo, no puedo asegurarlo, pero mis amigos lo compartían. Para mí era algo...Normal. No veía nada de malo. Fumábamos un poco, comíamos pipas, bebíamos, nos reíamos. Recuerdo con mucho cariño esas madrugadas invernales (imaginad las temperaturas) que pasábamos de fiesta a la intemperie, con la música puesta en los coches porque en todos los sitios del pueblo ponían música de mierda. 

Sí, lo recuerdo con cariño y con cierta nostalgia, porque en esa época fui bastante feliz. La gente dice que la adolescencia es difícil, pero con la mierda de infancia que había tenido yo, a mí me pareció casi un paseo por el campo (y tuvo sus cosas, claro), al menos a nivel de socialización y demás. Pero claro: yo puedo recordarlo con cariño, yo estoy bien.  Yo controlaba. Sé que es lo típico que dice todo el mundo,  pero en mi caso era verdad. Tenía claros mis límites y hasta dónde quería llegar, así que cuando, con 16 años, me encontré por primera vez con una raya de cocaína bajo mi cara supe decir que no. Esa vez y todas las que siguieron.  Pero esa no era la tónica general.

Cuando yo era una adolescente, la cocaína estaba por todas partes. Muchos de mis amigos trabajaban, por eso podían comprarla. El resto, la verdad, no sé cómo lo hacía. Supongo que "robaban" a sus padres. La cosa es que, salvo por el asunto económico, era facilísimo conseguirla. Todos sabíamos quién la vendía, qué había que hacer. Era de dominio público. Era sencillísimo entrar a un lavabo y encontrar a la gente consumiéndola. O en los coches, sobre cajas de CD. Era lo cotidiano de un fin de semana, un elemento más del ocio nocturno, perfectamente normalizado. Yo ya en aquel momento le veía el peligro: era la típica niñata tocacojones que se enfadaba con sus amigos y amigas porque estaban jodiéndose la vida y que intentaba hacer chantaje con su amistad. SPOILER: no funcionaba.  Así que, como podéis imaginar, he visto muchos "cadáveres" quedarse en el camino (casi todos figuradamente, alguno literalmente). También he visto a gente resurgir de sus cenizas, pero eso, queridos lectores, es muuuucho menos común.

Podéis pensar que oye, yo salía con gente "alternativa" y que ahí las drogas son mucho más comunes. JAJAJAJA. No, qué va. Recuerdo a los grupitos de amigos "sanos", esos que elogiaban las catequistas, esos que parecían no haber roto nunca un plato. Esos también se ponían hasta el culo y, entre ellos, había camellos y todo. Claro, parecer inocente, respetable y sano siempre es una buena tapadera. 

En este ambiente era yo la que se sentía un bicho raro, pero, por suerte, siempre vi muy turbio todo lo que rodeaba a ese tipo de drogas más duras. Me hizo falta salir del pueblo para ver que eso no era lo normal. Que otras formas de ocio eran posibles, que había pasado mi adolescencia en un entorno muy peligroso.  El tiempo comenzó a darme la razón pronto. He visto a amigos "mendigar" droga y a amigas prostituirse a cambio de ella. Fuerte, ¿verdad? Pues sí, así son las cosas. Y ahora, 15 años después, estoy viendo a hombres y mujeres que tienen mi misma edad desarrollar problemas psiquiátricos graves, estoy viendo vidas rotas y oportunidades perdidas, todo por culpa de la droga. Y lo peor de todo: estoy viendo que TODO SIGUE IGUAL para los adolescentes aquí. O peor. Sigue sin haber ofertas de ocio, sigue sin haber alternativas. Sigue habiendo muchas ganas de vivir experiencias en un entorno muy cerrado y reducido y sigue habiendo droga al alcance de la mano de cualquiera. Y si con la droga es así, imaginad lo que pasa con el alcohol, que es legal. 

La juventud de nuestros pueblos está en peligro y parece que a nadie le importa. 


Comentarios

  1. Pues mira que yo soy de ciudad y viví también eso xD
    Una amiga de bachillerato, más estudiosa que yo, vi como fue evolucionando. Tabaco, porros y coca. A mí me ofrecían siempre. Con lo segundo: "Va, que por una vez no pasa nada". Y yo: "No, mira, si tú te quieres joder la vida adelante, a mí déjame en paz". Eso fue después de comprar y tomársela encima del capó del coche del otro.

    Una vez de las que yo no salí de fiesta, a su amiga le dio un chungo bastante jodido tras consumir. La movida acabó que cuando se fue a la universidad a otra ciudad, al poco dejó de responderme a los mensajes. Supongo que al no acabar metida en las drogas como ellas yo ya no era guay xD

    Lo que sí he visto en pueblos muy normalizado el alcohol en críos de 12-14 años, demasiado. Viví un coma etílico en vivo, que por suerte acabó bien la cosa, pero mira.... Da todo el mal rollo.

    Es curioso porque hay dos tipos de personas, las que a pesar de no resolver sus problemas y estar mal mentalmente no caen en las drogas y las que sí. Me alegra que estemos en el primer grupo, aunque creo que socialmente, por los estereotipos de género, es más fácil que en el segundo grupo estén los hombres. Al menos es lo que me he encontrado y he visto yo, no sé qué piensas respecto a ello.

    Y otro rollo XD

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    Respuestas
    1. Sí, bueno, lo de la presión de grupo es brutal. Y lo de la separación... Bueno, yo creo que no es tanto que no eres guay como que eres una cortarrollos. Saben que no apruebas ciertas cosas, y estar contigo se lo recuerda, incluso aunque no lo digas explícitamente. Entonces te apartan, porque eres como la voz de su conciencia y no mola nada eso. Y lo del alcohol es absolutamente preocupante. Está MUY normalizado que los chavales empiecen a beber prontísimo. Y el alcohol es la puerta de entrada a otras drogas. Y bueno... Qué voy a decir.

      Es cierto que hay estadísticas que hablan de que los hombres tienden a meterse más en drogas y demás. En un documental llamado "The Mask you Live In" hablan de ello, quizá te interese :)

      ¡Muaks!

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